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Las nubes blancas se veían tan esponjosas que podría dormir ahí toda la vida sin levantarme con dolor de cabeza o con dolor de espalda

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Las nubes blancas se veían tan esponjosas que podría dormir ahí toda la vida sin levantarme con dolor de cabeza o con dolor de espalda. O simplemente no levantarme jamás. Son casi 9 horas de vuelo, pero... Al menos... Me iré a un lugar donde se les puede tratar con decencia a los héroes. 

Bueno, eso espero.

Mientras tanto, en el camino, iba mensajeando con mi papá, diciéndome que mi mamá ha mejorado de sus heridas. Eso me mantiene tranquila. Aunque no del todo, ya que este celular es de mi tío Shota y ni siquiera me acuerdo del número del teléfono de Touya como para enviarle mensaje, aunque... No creo que sea necesario enviarle mensaje... No se despidió de mí.

Entiendo que me quiera con él en Japón ya que fue ahí donde nací, donde crecí y donde se suponía que iba a laborar como héroe profesional. Pero las circunstancias me llevaron por un camino diferente, y ahora estoy en este avión, dirigiéndome a un nuevo destino. Estados Unidos.

Cierro los ojos por un momento, intentando despejar mi mente, pero los recuerdos de aquella misión fatídica invaden mis pensamientos. La misión donde perdí a todo mi equipo y, lo más doloroso, a mi madre. Las imágenes de esa noche aún están frescas en mi memoria. La explosión, los gritos, el caos. Yo era la líder del equipo, la responsable de su seguridad. Pero no pude salvarlos. No pude salvar a mi madre.

Las lágrimas amenazan con brotar, pero las contengo. No puedo permitirme el lujo de llorar en este momento. Necesito ser fuerte. Necesito seguir adelante.

El avión aterriza suavemente en el aeropuerto JFK de Nueva York. La multitud se mueve con prisa, pero yo camino lentamente, como en un trance. Mi mente sigue en Japón, en las calles que dejé atrás, en las personas que perdí. Sin embargo, la realidad me golpea cuando veo una figura imponente esperándome en la salida.

Star and Stripe, la heroína número uno de Estados Unidos, está allí, con su uniforme patriótico y su sonrisa confiada. Hace años, fue estudiante de mi padre. Ahora, es mi nueva compañera y mentora.

— ¡Saori! — exclama al verme, extendiendo los brazos para un abrazo —. Es un honor conocerte al fin. Tu padre hablaba maravillas de ti.

— Gracias, Cathleen... quiero decir, Star. — sonrío débilmente y acepto el abrazo. Ella ríe.

— Puedes llamarme Cathleen. Vamos, te llevaré a tu nuevo hogar.

Durante el trayecto en coche, Cathleen me cuenta historias sobre cómo conoció a mis padres, cómo le enseñó todo lo que sabe y cómo siempre hablaba de su talentosa hija. Me siento honrada y al mismo tiempo abrumada por las expectativas que ahora recaen sobre mis hombros. Llegamos a su casa, una enorme mansión en las afueras de la ciudad. Es impresionante, pero lo que más me sorprende es la calidez con la que me recibe. 

— Si necesitas algo, cualquier cosa, no dudes en decírmelo. Estamos aquí para apoyarte.

Asiento, agradecida. 

— Gracias, Cathleen. Realmente significa mucho para mí.

Esa noche, mientras me acomodo en la habitación de huéspedes, mis pensamientos vagan hacia Touya. Mi mejor amigo de la infancia, el chico con el que quería pasar el resto de mi vida. Nos conocimos por una reunión de héroes donde evidentemente mis padres y los de él tuvieron que asistir. No dejaba de insistir en que jugáramos juntos fuera de aquella reunión y fue ahí donde yo le di un puñetazo porque no dejaba de molestarme y, desde entonces, fuimos inseparables. Su sonrisa siempre iluminaba mis días oscuros, y su presencia me daba fuerzas para enfrentar cualquier desafío.

Recuerdo las promesas que nos hicimos. Promesas de ser héroes juntos, de protegernos mutuamente. Pero la vida tenía otros planes. La tragedia golpeó, y nuestras vidas tomaron caminos diferentes. Touya se quedó en Japón, luchando sus propias batallas, mientras yo me encontré sola, lidiando con la pérdida y el dolor.

Quería enviarle un mensaje, decirle cuánto lo extrañaba, pero no tenía su número. Y quizás, en el fondo, sabía que no importaba. No se despidió de mí. Tal vez era su forma de seguir adelante, de dejar atrás el pasado.

Aunque me dolía. 

No verlo en el aeropuerto me dolió de sobremanera. ¿Fui egoísta? Simplemente quiero estar lejos de todo lo que me recuerde a esa misión y las injusticias del gobierno y como casi me metían a la cárcel por alzarles la voz.

Creo que...

Al final, él y yo no estábamos hechos el uno para el otro.

No para estar juntos.

Quizás en otro universo sí, pero aquí no.

Los días siguientes son un torbellino de actividades. Cathleen me lleva a la agencia donde trabajaremos juntas. Es una estructura moderna y avanzada, equipada con la última tecnología. Los héroes aquí son diferentes a los de Japón. Hay una camaradería que no había experimentado antes, un sentido de propósito compartido.

Mi primer día como heroína profesional en Estados Unidos es abrumador. Conozco a mis nuevos compañeros, me familiarizo con las instalaciones y comienzo mi entrenamiento. Cathleen está a mi lado en cada paso, guiándome y apoyándome.

Pero todo el cuerpo me duele. El entrenamiento es tan riguroso que no puedo si quiera moverme al caminar. Cathleen no deja de burlarse de mí y yo sólo tengo que reír para no llorar.

Nota mental: Mejorar mi resistencia y flexibilidad.

Al día siguiente, llegué algo tarde dado que me quedé dormida y mi cuerpo se negaba a abandonar la cama. El cuerpo me duele. Ayuda.

Mientras luchaba por llegar pronto a la oficina de Cathleen antes de desmayarme por el dolor, choqué con alguien, un chico, eso hizo que sintiera un fuerte escozor por todo el cuerpo y casi le gritara de lo que se iba a morir.

— Lo siento mucho — dice el chico mirandome con preocupación. Yo lo miro con seriedad —. Oye, tú eres la asistente de Star and Stripe, ¿verdad?

— Ajá — respondo con seriedad. Pero, él, lejos de molestarse, simplemente sonrió. ¿Acaso conté un puto chiste?

— Es un placer conocerte. Ella nos ha hablado sobre ti y cómo tu rendimiento ha incrementado.

— Gracias — dije y sin más lo tuve que rodear porque no me dejaba pasar.

— Eres muy linda, por cierto.

Lo ignoré. Una vez, hace tiempo le pregunté a Yato cuál era la diferencia entre los diferentes maneras en que los chicos se dirigen a las chicas y que, 'linda' es cuando un chico sólo se quiere acostar con ella aún si es la primer vez que se miran. 

Mi mentalidad ya no está en casarme ni tener hijos, porque yo sólo quería eso con Touya... Pero... Dadas las circunstancias... 

Es momento de centrarme en mi misma y cambiar mi mentalidad.

Middle; Todoroki Touya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora