XXXIII

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El regreso a casa después de tantos años en Estados Unidos me había traído una mezcla de nostalgia y tensión

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El regreso a casa después de tantos años en Estados Unidos me había traído una mezcla de nostalgia y tensión. Pese a las primeras emociones de alegría y calidez, no pasó mucho tiempo antes de que mi madre comenzara con sus comentarios, recordándome que, para ella, mi vida parecía incompleta. Desde el desayuno, sentí sus expectativas rodeándome como una sombra, y cada palabra que decía no hacía más que apretarme el pecho.

—Saori, querida —empezó ella, su voz suave pero cargada con una firmeza indiscutible—, ahora que tienes veinticuatro años, creo que deberías empezar a pensar en tu futuro, en lo que realmente importa. Eres una mujer hermosa, exitosa... sería un gran regalo para cualquier hombre tenerte a su lado.

Esa sola frase me hizo rodar los ojos. Había tenido éxito profesional, había encontrado mi propósito trabajando con Star and Stripe, y mi vida estaba llena de emociones y desafíos en Nueva York. ¿Por qué todo eso parecía insuficiente aquí? Pero no dije nada, intentando mantener el respeto hacia mi madre. Ella continuó hablando, sin notar mi incomodidad.

—Además, siempre pensé que serías una gran madre. No me cabe duda de que algún día formarás una familia maravillosa —dijo con una sonrisa suave, mirándome con orgullo.

Tomé un sorbo de té, tratando de mantener la calma. Sabía que sus palabras venían del amor, pero no podía evitar que me molestara. Cuando vivía en Estados Unidos, lejos de este tipo de charlas, me sentía libre, sin esa presión constante. Había dedicado tiempo a encontrarme a mí misma, a conocer y aceptar mis debilidades y fortalezas. Pero aquí, en Japón, sentía que mi madre aún me veía como aquella niña insegura, esperando que siguiera el camino que ella imaginaba para mí.

Finalmente, y como si hubiese estado esperando el momento adecuado, ella agregó:

—Sabes, Touya sigue soltero. Quién sabe, después de todo este tiempo... —dijo, dejando la frase en el aire.

Esa era la gota que colmaba el vaso. Touya. Escuchar su nombre después de tantos años, en medio de esta conversación sobre matrimonios y expectativas, hizo que me sintiera atrapada. Me levanté de la mesa sin decir nada, mi estómago encogido y mi pecho lleno de una frustración latente.

—Mamá, no vine a Japón para casarme, ni para hablar de Touya —respondí, controlando mi tono antes de girarme y salir rápidamente de la casa.

Escuché su voz llamándome mientras me dirigía hacia la puerta, pero no me detuve. No quería escuchar más; no quería quedarme y enfrentar esas expectativas ajenas que sentía como una carga, como si nunca fuese suficiente ser quien realmente soy. En lugar de eso, puse toda mi energía en dirigir mis pasos hacia la UA, buscando refugio en mi trabajo, en ese lugar que siempre había sido como una segunda casa.

Mientras caminaba, tratando de despejar mi mente, mis pensamientos volvían una y otra vez a las palabras de mi madre. Me preguntaba si había sido un error volver, si tal vez nunca lograría encajar en las expectativas de mi familia. A cada paso, sentía que el peso de sus sueños se hacía más difícil de soportar.

Pero mis cavilaciones se detuvieron bruscamente cuando escuché un grito cercano. Volteé hacia la calle y vi a un grupo de personas corriendo y formando un tumulto alrededor de algo. Fue entonces cuando lo vi: un automóvil fuera de control zigzagueaba por la carretera, y dentro, una chica joven parecía atrapada, completamente aterrorizada. El villano que controlaba el auto era una figura viscosa, hecha de lodo, que parecía disfrutar el caos que estaba causando.

Mi instinto tomó el control. Sin pensarlo dos veces, activé mi Quirk, y mis manos brillaron con un tono escarlata intenso. Mi energía se extendió, rodeando el auto mientras intentaba ralentizar su avance, asegurándome de que no chocara contra nada ni causara un accidente.

—¡Detente! —ordené, proyectando mi voz para que el villano me escuchara. El auto se detuvo gradualmente, y el villano de lodo, al ver que alguien interfería, se giró hacia mí, con una mueca de fastidio.

—¿Y tú quién te crees para interrumpir? —rió burlonamente, extendiendo sus brazos hechos de lodo, lanzando proyectiles de barro en mi dirección.

Me agaché, esquivando sus ataques con movimientos rápidos y precisos. Había enfrentado villanos más poderosos en Nueva York, pero en este momento, mi prioridad era proteger a la chica. Con un movimiento calculado, endurecí el lodo que rodeaba al villano, encapsulándolo en una prisión improvisada.

Pero justo cuando creía tener todo bajo control, una llamarada azul cruzó el aire, cortando la escena con un brillo cegador. Las llamas envolvieron al villano, atrapándolo y apagando su risa de golpe. Miré hacia el origen de la llama, y mi corazón dio un vuelco.

Touya estaba allí, su expresión firme y su postura decidida. En sus ojos vi una determinación que no recordaba, una fuerza interior que no se reflejaba en la persona que había dejado hace cinco años. Él también había cambiado.

Por un instante, nos quedamos mirándonos, como si el tiempo hubiese retrocedido y todos esos años de distancia no fueran más que un sueño. Pero este Touya era diferente, más maduro, más seguro. Se acercó, apagando sus llamas y rompiendo el silencio con una sonrisa ladeada, esa sonrisa tan suya, cargada de una mezcla de descaro y calidez que siempre lograba desarmarme.

—Vaya, parece que no has perdido el toque —comentó, en un tono que me hizo soltar una pequeña risa, aunque me costaba controlar mis emociones.

Sentí cómo el calor subía a mis mejillas y desvié la mirada un segundo, intentando recomponerme. Estar frente a él después de tanto tiempo me hacía sentir vulnerable, como si todos esos años de entrenamiento y fortaleza se desmoronaran en un solo momento.

—Lo mismo digo de ti, Touya. Aunque no esperaba que llegaras justo en el momento preciso para robarme la escena —respondí con una sonrisa de vuelta, intentando aliviar la tensión con un toque de humor.

Él rió suavemente, esa risa baja que siempre tenía el poder de calmarme y hacerme sentir a salvo. Nos quedamos así, mirándonos, mientras la chica rescatada se alejaba agradecida y la multitud alrededor comenzaba a disiparse. No necesitábamos decir nada más; el silencio que compartíamos era suficiente, y en él había tantas palabras no dichas, tantas emociones guardadas.

Mientras comenzábamos a caminar juntos hacia la UA, sentía cómo mi corazón latía con fuerza, como si no pudiera contener todas las emociones que este reencuentro había traído a la superficie. Recordaba cada momento que había compartido con él, cada risa, cada palabra. Y me daba cuenta de cuánto había cambiado él... y cuánto había cambiado yo.

Touya rompió el silencio mientras caminábamos, su tono más suave de lo que recordaba.

—¿Pensaste en volver alguna vez? —preguntó, mirándome de reojo, como si temiera la respuesta.

—A veces, sí —respondí, bajando la mirada un instante antes de volver a mirarlo. Quería ser honesta, tanto con él como conmigo misma—. Pero sentía que debía encontrarme lejos de aquí. Japón... siempre será mi hogar, pero necesitaba ver más allá, ser algo más que lo que esperaba de mí.

Asintió, comprensivo. En ese momento, entendí que él también luchaba con sus propios fantasmas, con su propia búsqueda de identidad. Quizá esa era la razón por la que siempre habíamos sido tan cercanos, aunque nuestras vidas tomaran caminos distintos. Antes de irme, me alborotó mi cabello y luego me sonrió con ternura.

—Bienvenida de vuelta, Ori-chan — dijo él, llamándome por ese apodo que tanto él como Shoto me han llamado. Mi corazón latió a prisa mientras lo miraba irse en su propio camino. Quería correr para abrazarlo, volver a tener esas conversaciones sin sentido, pero que nos unían cada vez más.

Pero no.

No quiero abrumarlo y no quiero moverme de mi centro. Quizás, espere un tiempo para poder adaptarme nuevamente a Japón y, quizás... Sólo quizás... Estar con él.

Al llegar a la UA, sentía una mezcla de nostalgia y gratitud por estar de vuelta. El camino a casa sería complicado, lo sabía, pero el reencuentro con Touya me había dado algo que no esperaba: una razón para quedarme y enfrentar esos desafíos.

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⏰ Última actualización: 8 hours ago ⏰

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Middle; Todoroki Touya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora