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Una acción siempre tiene una reacción.
Una causa conlleva una consecuencia.
Después de la tempestad, está la calma.
¿La encontraré? ¿Encontraré la calma en mi alma? ¿Encontraré la calma en mi corazón?
Me gustan los cómics. Soy fanática de Deadpool. ¿Qué es Deadpool? ¿Un héroe? ¿Un villano? ¿Un antihéroe?
¿De verdad existen los héroes? Y si es así, ¿por qué no salvé a mis amigos? ¿Por qué no salvé a mi mamá?
¿Existen los villanos? Sí, y son peores que en los cómics.
¿Qué es un antihéroe? No es ni un héroe ni un villano, es una persona que comete los actos de un héroe con los métodos de un villano.
Tomura Shigaraki, antes de quebrarme los brazos, me dijo: Los héroes no son más que una hipocresía que le gusta a lo sociedad. Están llenos de corrupción, mentiras, odio y desprecio entre ellos mismos. Y si no es así, ¿por qué enviaron a jóvenes y sólo a un héroe profesional para luchar contra villanos de más poder?
No recuerdo bien cómo sucedieron las cosas. No quiero recordar.
“No te mueras”, me gritaba mi mamá antes de ser noqueada por un ente de más de dos metros, su piel era negra y no tenía cráneo, por lo que se podía ver su cerebro. ¿Qué eran esas cosas?
Abrí mis ojos con pesadez. Es un techo desconocido, una lámpara desconocida pero la luz es tan molesta que me obligó a cerrar los ojos otra vez. Hasta que abrieron la puerta.
Miré a la izquierda, viendo entrar a alguien con un par de alas en su espalda. ¿Acaso me morí y eso es un ángel?
— Señorita Toshinori — habló. Es un chico. ¿Qué edad tiene? ¿Mi edad? ¿Los ángeles son así de jóvenes? Escuché sus pasos dirigirse a mi dirección hasta tenerlo a mi lado. Era un chico rubio cenizo con el cabello despeinado, sus ojos son alargados y miran con calma, tiene una sonrisa pintada en sus labios. Además de la de Touya, es la sonrisa más bonita que he visto —. Mi nombre es Hawks, señorita.
— ¿Hawks? — pregunté confundida. Ese nombre ya lo había escuchado anteriormente pero, de lo desorientada que me encuentro, no sé en dónde lo escuché — ¿Qué hago aquí?
— La trajeron al hospital después de su pelea — contestó —. Su desempeño fue admirable.
— ¿Y mi mamá? — pregunté — ¿Hana? ¿Azumi? — me senté. Me duele todo el cuerpo. El chico me tomó del hombro para evitar algún otro movimiento de mi parte — ¿Daichi? ¿Yato? — miré sus ojos, se pusieron tristes — ¿Min? ¿Usagi? ¿Qué pasó?
— Lo siento — respondió —. Pero... Los chicos que menciona... Han fallecido...
— Mi mamá — tomé su mano con fuerza, llorando —. Mi mamá. ¿Dónde está mi mamá?
