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El enfrentamiento entre Touya y ese chico comenzó. Tanaka Kenji. Así se llama ese chico y es de la clase C. Es sorprendente que un estudiante que no es del curso de héroes, termine peleando contra uno que aspira a serlo.
Al parecer, al principio, Touya había pasado por alto mi reflexión porque comenzó a atacarlo con fuego y Kenji lo usaba a su favor, ¿cómo? Aún si se quemaba, tocaba el fuego, lo manipulaba y le daba forma de armas de punzocortante que eran lanzadas a Touya.
Las esquivaba con facilidad o les devolvía llamaradas para que se unieran al fuego. Sin embargo, en su momento de atacar, también fue atacado por otra arma de fuego que logró hacerle un corte en la mejilla.
Inmediatamente me levanté preocupada. Es primera vez que sale herido en un combate, es primera vez que me siento abrumada de sobre manera. Pero, él puede, sí. Es fuerte. Es poderoso e inteligente. Sí, él puede. Respiré hondo y volví a sentarme.
Otra arma pasó a su lado. Touya, ¿en qué demonios estás pensando? La llamarada se hizo más grande y Kenji tuvo dificultades para manipular. Entre el fuego, se perdió Touya. La llamarada se hizo grande cada vez más igual que mi preocupación. Mi pie se movía inquieto de arriba a abajo y mis brazos cruzados hacían tanta presión que la sangre dejaba de pasar por ellos y sentía cómo se entumecían.
Se escuchó un quejido seguido de un par de golpes más. La llamarada fue bajando para dejar ver a Touya atacando a Kenji de manera física. Lo distrajo con las altas llamas para que le sea complicado atacarlo de nuevo.
La pelea pasó a ser más golpes que ataques de fuego. Kenji le dio un puñetazo a Touya pero este lo evadió dando pasos atrás y tener un mejor impulso para regresarle el golpe en el costado izquierdo seguido de una patada en el costado derecho para finalizar con un puñetazo en la mandíbula. Kenji retrocedió aturdido, siendo esta la oportunidad para que Touya se abalanzara hacia él y le diera un puñetazo en el abdomen y otro en el rostro y después cayera de la plataforma alejado unos cuantos metros de esta.
Miró a su padre, sonrió orgulloso y le mostró el número uno con su dedo índice. Endeavor rió gracias a eso.
Suspiré. Ya es el siguiente combate.
— Vamos, Ori — dijo Azumi, pasando frente a mi. Asentí y me levanté para seguirla —. El combate de Touya fue increíble.
— Sí — contesté. No encuentro más palabras para que mi respuesta no suene tan seca y cortante.
