¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
He pensado en esto una y otra vez. Lo he negado, lo he odiado, pero ahora estoy aquí, sentado frente a una puerta que lleva a un lugar que nunca pensé que necesitaría. Un terapeuta. La palabra suena tan... vacía. ¿Qué van a decirme que ya no sepa? ¿Que estoy jodido? Eso ya lo sé. Pero, aquí estoy, después de haber caminado hacia esta sala de espera, con un impulso que ni yo mismo entiendo del todo.
Hawks me insiste demasiado, pero... No creo que sea lo correcto, ¿o sí?
La luz del sol se filtra a través de la ventana de la sala de espera, creando un ambiente cálido que contrasta con el frío que siento en el estómago. Estoy sentado en un sillón de cuero negro, mis manos entrelazadas sobre las rodillas. Intento no mirar el reloj que parece avanzar más lentamente de lo habitual. He estado dudando sobre esto durante semanas, y ahora que estoy aquí, todo lo que puedo pensar es en la última conversación que tuve con Saori antes de que se fuera a Estados Unidos.
"Lo harás bien", me dijo, aunque en su mirada había una tristeza que no pude ignorar. Esa expresión todavía resuena en mi mente como un eco. Desde su partida, las cosas han sido diferentes. La casa se siente vacía y, aunque tengo a mi familia, no puedo evitar sentir un vacío que parece expandirse con cada día que pasa.
Los recuerdos de los momentos compartidos con Saori me inundan. Las risas, las miradas furtivas, los pequeños gestos que solían hacerme sentir completo. Ahora, esos mismos recuerdos se convierten en espinas que me recuerdan lo que he perdido.
Un ruido suave me saca de mis pensamientos. La puerta de la oficina se abre, y aparece un hombre de mediana edad, con cabello castaño y una sonrisa que, a pesar de todo, me parece genuina.
—¡Hola, Touya! —dice—. Soy el Dr. Yamada. ¿Listo para empezar?
Me levanto y sigo al doctor hacia su oficina, tratando de mantener una expresión neutral. No estoy seguro de lo que espero lograr aquí, pero sé que tengo que intentarlo. Tal vez sea el primer paso para entender lo que realmente siento.
La oficina está decorada de manera sencilla, con estanterías llenas de libros sobre psicología y un par de plantas en las esquinas. Un gran sofá se encuentra frente al escritorio del Dr. Yamada, y me siento en él, sintiéndome un poco fuera de lugar. El ambiente es tranquilo, pero la sensación de incomodidad persiste. La decoración neutral no logra calmar la tormenta que tengo dentro.
—Entonces, ¿qué te trae aquí hoy? —pregunta el Dr. Yamada, sentándose en su silla frente a mí.
Lo miro a los ojos, sintiendo que una parte de mí quiere cerrarse, pero otra parte anhela abrirse. Es un dilema familiar: la lucha entre mi deseo de proteger mis emociones y la necesidad de liberarlas.
—Saori se fue... a Estados Unidos —comienzo, sintiendo que las palabras son más pesadas de lo que esperaba—. No sé, me siento... diferente desde que se fue.
El doctor asiente, tomando notas en su cuaderno. Su expresión es de comprensión, pero eso no hace que me sienta menos vulnerable.
—Entiendo. ¿Qué sientes exactamente cuando piensas en su partida?
