C: 46 - UN PEQUEÑO DESCUIDO

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Hogwarts-

-Una noche cálida, pero con una brisa suave y fresca, hacía presencia en Hogwarts. Todos los estudiantes se encontraban ya en sus salas comunes; algunos en sus habitaciones, otros aún en la sala de su casa, platicando con sus amigos o simplemente pasando el rato hasta que el amanecer llegara y tuvieran que despedirse del castillo y de sus amistades hasta que el verano terminara. Sólo los prefectos a los que le tocaba esa noche, se encontraban haciendo sus rondas por los pasillos, pero una castaña de ojos marrones agradecía a los cielos de estar bajo sus sábanas y sobre su cama en esos momentos.

Hermione Granger se encontraba en su habitación, junto a sus compañeras... y una colada Alarik, quien no pudo seguir pasando un minuto más en su habitación después de que Harry Potter tapara el baño e hinundara todo con un horrible olor.

Neville por suerte encontró refugio en la habitación de al lado, con Dean, Ron y Seamus. Mientras que el azabache no le quedó de otra más que dormir con las ventanas abiertas en ese lugar que él mismo contaminó.

Así que Alarik, después de rogar a las tres chicas para que la dejaran dormir esa noche con ellas, logró encontrar refugio, y ahora se encontraba junto a Hermione Granger, ambas en posición de cucharita, la azabache abrazando a la castaña por detrás, mientras la misma cobija tapaba a ambas y las protegía de la brisa suave que entraba por las ventanas.

Parvati se encontraba leyendo un libro sobre cómo descongelar hielo ocasionado, dada a sus intentos fallidos con aquel complicado hechizo.

Y Ginny Weasley, quien ya estaba cabeceando mientras dormía abrazada a su escoba y un libro de quidditch, solo esperaba a caer rendida.

Hermione, mientras sentía la mano derecha de su novia, acariciando su vientre, lentamente sobre la tela de su pijama que tenía, intentaba leer un libro de Historia de la Magia.

Y claramente, por más que intentaba, no lo conseguía. Su concentración se iba fácilmente con solo sentir los dedos de Alarik en su cuerpo. Sintió como la azabache hizo a un lado la tela de su camisón que tenía como pijama, tocando por fin la piel de la castaña

Hermione cerró sus ojos, intentando controlar el calor que empezaba a sentir, pero le era imposible cuando tenía a la única persona que la hacía delirar hasta tal punto de exitación, detrás de ella-

Hermione: Alarik. -susurró lo más bajo que pudo, intentando que solo la ojigris la escuchara y no sus compañeras de habitación-

-Alarik sonrió, acariciando lentamente con sus cortas uñas un poco más abajo del vientre de su novia. Sabía lo débil que era la castaña en esa zona, y supo que estaba haciendo un increíble trabajo cuando sintió como Hermione se pegó más a ella.

Alarik sintió un hormigueo al sentir como su novia presionaba su trasero con su entrepierna, todo mientras fingía seguir leyendo aquel libro de Historia de la Magia-

Alarik: Adoro cuando te vuelves tan sumisa, Hermione. -susurró en su oído con un tono demasiado intenso y coqueto que hizo a la castaña soltar un pequeño jadeo-

Hermione: Alarik, lo acabamos de hacer antes de la cena. Además, las chicas están presentes. -susurró con un hilo de voz, con la muñeca de su mano izquierda cerca de sus labios para evitar algún ruido indecente que pudiera salir del interior de ella-

Alarik: No se darán cuenta si te quedas callada. -susurró de vuelta- Y lo siento, pero no aguanto más.

-Hermione suspiró, pensando en que quizá mañana mataría a su novia, pero al no poder resistir más la tentación de querer tener a Alarik de una forma más íntima en esos momentos, asintió, alejando su mano izquierda de sus labios para poder agarrar su libro que ahora colgaba con su brazo en el aire.

A MIS OJOS, TU ERES  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora