C: 37 - DAR BESITOS

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Hogwarts-


-El quinto año por fin había iniciado. Hermione por primera vez había decidido sentarse hasta el fondo de la clase aquel primer día.

Estaban en clases de Defensa Contra las Artes Oscuras, Remus daba la clase con tanta emoción que el interés de todos estaba presente... a excepción de Alarik.

Quien estaba más concentrada mirando las piernas de Hermione, en su mente solo había una cosa: Se le veía tan bien esa falda.

Así que, mientras su castaña novia hacia apuntes y escuchaba atenta a la clase, Alarik bajo su mano y la dejo en el muslo de Hermione, sorprendiéndola y logrando que mirará aquellos ojos grises que fingian prestar atención al hombre de cicatrices-

Hermione: ¿Qué haces? -susurró-

Alarik: Solo relajo a mi novia. -murmuró burlona-

-Hermione estaba a punto de regañarle por aquella actitud tan poco profesional que tenía en medio de la clase, pero al sentir como la mano de Alarik bajo más hasta tocar el borde de su falda, la cual sintió como subió un poco gracias a la ayuda de la mano de la azabache, suspiró-

Alarik: Te gusta esto, ¿cierto? -sonrió-

Hermione: N-No. -cerró sus ojos-

-Alarik agrandó su sonrisa, sintiéndose victoriosa y llevando su mano un poco más arriba, hasta tocar por fin los muslos de la castaña, debajo de su falda.

Hermione abrió los ojos de golpe, sintiendo como su corazón se aceleraba y sus mejillas se tornaban rojas. Intentó disimular mientras veía al profesor Lupin, quien seguía explicando a la clase el hechizo que practicarian ese día.

Pero Alarik no dejo a Hermione continuar, porque con un pequeño acercamiento que hizo, logró llevar sus labios cerca de la oreja derecha de la castaña y sonrió-

Alarik: Abre las piernas, cariño. -susurró, en un tono de voz tan seductor que la castaña sintió a sus piernas temblar-

-Y como si fuera un robot, Hermione abrió lentamente sus piernas. Agradecía que la banca tapaba el frente, así nadie miraría lo que ocurría, y menos cuando estaban al fondo de la clase. Pero se sintió tan exitada como para hacerle caso a la idiota y hormonal de su novia.

Débil, así se sintió. Pero aquello dejó de importarle cuando sintió la mano de Alarik sobre su zona, acariciando encima de la tela de su ropa interior, y llevándola completamente a la locura-

Alarik: Húmeda. -sonrió-

Hermione: No hagas esto. -pronunció dando un suspiró-

Alarik: Que raro, tu cuerpo no dice lo mismo.

Hermione: Eres tan...

Alarik: Shh, mi padrino podría oírnos. -susurró-

-Y entonces continuó con lo suyo. Alarik, con lentitud, hizo a un lado la prenda que le estorbaba y dejó por fin sus dedos de su mano izquierda sobre los pliegues, acariciando lentamente, y llenando aquellos largos y delgados dedos del mismo lubricante natural que Hermione poseía ahora con esas simples caricias.

A MIS OJOS, TU ERES  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora