03

77 10 2
                                    

Sentía que en Rio Cuarto no se podía hacer nada, solo era todo igual, casas que no conocía, escuelas y boludeces para sobrevivir pero nada de diversión. Tomé mi discman y salí a mi primer día de clases, la verdad estaba un poco emocionado pero tampoco sentía que iba a encajar ya que la vida que llevaba era muy diferente, acá era todo mucho más tranquilo.
Llegué y me acompañaron al salón de clases, al ser Lunes y primer día de escuela iban a hacer la boludez esa de presentarse ante la institución y bla. Empezó la directora, haciéndonos cantar el himno y luego nos sentamos a escuchar tocar un tema a los de primero, pero ahí fue cuando los enganché a dos compañeros hablar y como buen chusma tuve que parar la oreja.

— ¿Viste que Pablo ahora se queda a vivir allá en Buenos Aires? No va a volver más

— menos mal porque no me banco a ese pelotudo, aparte me conto Walter Samuel que se peleo con Román, que ya no se hablan, según ellos porque Pablo se le tiró encima

— Igual era ratito ese pibe, ¿Te acordás que le decia Romi? Re trolo

— si mal.

Casi me meto en la conversación pero decidí mejor no quedar como un loco o un boludo, nisiquiera sabía si ese Pablo era el P con el que hablo, pero no creo que hayan tantos amigos que se llamen Pablo y Roman en Rio Cuarto y se hayan peleado.
Entré a mi aula y me senté en el medio del salon, nadie me hablaba y sinceramente se los agradecía porque no tenía ganas de que empiecen a joder, ya por lo que me estuvieron contando y por lo que veo se nota lo idiotas que son.

El resto de la clase fue igual que siempre, las mismas materias y los mismos recreos, solo que sin mis amigos de toda la vida. Cuando la última hora paso me fui a mi casa en bicicleta y antes de guardarla ví como resaltaba una carta entre el buzón cheto, como lo supuse, la carta tenía un moño blanco y estaba decorado con mi nombre en Azul. No contaba mucho en su carta, cosas normales que ya sabía así que decidí seguir hablándole como me propuso, estaba tan aburrido como él.

"Querido P: ¿De casualidad te llamas Pablo? Hoy tuve mi primer día de clases y hablaron sobre vos y tu amigo Román, igual tranqui eh que hablaron boludeces, creo que estoy de tu lado si hay bandos en esto, no te quiero decir lo que dijeron porque fue desagradable y no venía al caso, pero que sepas que si me tengo que parar de manos lo hago, no soy muy musculoso pero algo aprendí allá en Pujato, con respecto a lo de seguir comunicandonos me parece perfecto, siento que los dos estamos en la misma y no hace mal tener un amigo nuevo, por eso te pido si querés decirme tu nombre.
Te dejo una foto mía para que por lo menos conozcas mi cara y no pienses que soy un viejo de cuarenta años interesado en la vida de un adolescente.

Con amor,
Lionel Scaloni."

Antes de cerrar la carta con plasticola baje al Living y tome una foto mía la cual era de este mismo año con un amigo, la recorte y mandé solo mi cara.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cartas - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora