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Cuando llego la noche nos arrasó con todo y el cansancio se hizo presente en nuestros cuerpos que estuvieron todo el día haciendo cosas, me di un baño al igual que Pablo y salimos a cenar con su familia un asado. Mientras los chiquitos corrían y los hombres jugaban al truco, me puse a ayudar con mi amigo o bueno, ya no tan amigo, a sus tías que lavaban y acomodaban la mesa para el postre, me daba un poco de bronca como tomaban esos roles en la casa de mujeres limpian y hombres descansan, igualmente me callé y seguí con lo mío mientras escuchábamos lo nuevo de Rodrigo, gracias a ellos me empezó a gustar más el cuarteto pero también les mostré lo que era la cumbia santafesina.

— ¿Cómo la pasaste Lionel? — Me preguntó la madre del ruludo mientras ponía una mano en mi hombro y las demás mujeres se acercaban para charlar

— Bien, la verdad me divertí muchísimo, gracias por invitarme, bueno gracias por todo en realidad — Todas sonrieron y Pablo se acercó a abrazar a su madre.

— Bueeeno, mira vos che como ven un pibe lindo y se olvidan de uno, así es la familia.

— No te pongas celoso Payasito que ellas te adoran.

— ¿Payasito? — pregunto alguna de sus tías

— Ah... Sí, es que... Bueno en realidad yo le puse ese apodo porque cuando se pone colorado se parece a un payaso y quedó así el chiste.

Me golpee internamente por no saber que decir, a veces es mejor no decir la verdad pero no me salía otra cosa, no quería hacerlo quedar mal, ni sonar raro pero tampoco sabía como mentir, igualmente todas rieron y siguió la conversación sin incomodidad.
Luego de la comida nos fuimos a acostar y leer un rato ya que no había ni tele ni otro entretenimiento.

— Che Pablito — Casi cuando nos estábamos por dormir me dieron ganas de ir al baño pero con la oscuridad no sabía cómo levantarme ni a dónde ir — Acompañarme al baño

— Deja de joder Lio, ya fuiste — Susurró

— Ah pero sos un copado vos, Dale.

— Bueno pero arranca vos que tengo miedo

— Yo también estoy re cagado

— Pero vos sos el mayor, me tenés que proteger

— Ah si, es verdad, bueno ponete atrás mio que yo te resguardo. — Nos enrrollamos con la misma frazada y fuimos.

Salimos despacito e intente hacerme el superado para que confíe en mí y que no piense que soy un cagón, pero al primer ruido extraño temble haciendo que Pablo pegue un gritito.

— ¿Sos boludo? Me vas a hacer matar de un susto. Bueno ahí está la puerta, golpea y entrá.

— ¿Te vas a ir?

— Lionel la pieza está acá al lado por el amor de dios, HACE FRÍO. — Quedé en pijama frente la puerta y antes de entrar se abrió de golpe saliendo del baño el padre de Pablo

— ¿Que hace' pibe? Hece un frio acá che

— S-si hace frio y un silencio

— Bueno, anda y quedate tranquilo, si escuchas un ruido es el fantasma no le hagas caso — Se ve que se notó mi cara de miedo porque coloco su mano en mi hombro y se rió más fuerte — Te estoy jodiendo, anda tranquilo.

Unos minutos más tarde volví y como era de esperarse mi compañero de cuarto ya estaba por el quinto sueño, así que le di la espalda para dormir pero se dio vuelta y me abrazo, no pude contener mis ganas de tomarle la mano.

— Lio, gracias.

— Sos muy importante ¿Sabes?.

— Y vos para mí.

Cartas - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora