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Último día de entrenamiento, mañana juego por primera vez en River y siento que mi vida es una ruleta que no para de girar, siento que no tengo paz y que no puedo disfrutar lo que hago por bronca, por bronca a Lionel que no me responde, se ve que le chupó un huevo que le haya dicho que lo amo y que me gustaba, se ve que en realidad no éramos ni tan amigos ni tan "algo" porque lo que tuve a cambio fue absolutamente nada, silencio. Por otro lado mi bronca estaba fichada en Román, lo veía siempre y se hacía el "ay somos amigos" como si todo lo que pasó en el pasado fuese un cuento, ficción, como si no hubiera pasado nada literalmente, no entrenamos juntos pero si lo veo en reuniones, en la calle, en entrevistas, en todo lados lo veo porque nos manejamos en los mismos medios y juro que es lo único que detesto de ser jugador de fútbol.

Terminamos el entrenamiento y fuimos a las duchas, me saque los botines intentando relajarme pero mi furia crecio mientras veía a Román acercarse a mí mientras saludaba a todos como si los conociera a mis compañeros de toda la vida, cuando llego a mí todos se fueron y lo mire apretando la boca.

— ¿No tenes entrenamiento vos?

— Ya lo tuve, pase un rato porque sabía que estabas acá

— ¿Y dónde más voy a estar si mañana jugamos?

— Ah sí, mañana teneme piedad eh, no quiero lesionarme ni que te saquen ninguna tarjeta. — Dijo tocando mi mejilla — Seguís igual de lindo.

— No me toques pelotudo. — lo tome de la muñeca obligándolo a que saque su mano de mi cara.

— ¿Lionel como anda?

— No me habla.

— Ay Pablo, pasa que el no te convenía

— ¿Y vos que sabes lo que me conviene?

— Te conviene salir conmigo, te juro que nadie se va a enterar.

— No tenes filtro vos, sos un pelotudo Roman, yo no puedo creer como tenés cara para decirme algo así cuando por vos yo me empecé a sentir un mal amigo, cuando vos siempre fuiste el que la cagaba.

— Escuchame Pablo, ese chico Lionel es un pelotudo, nunca se la jugaría por vos, yo si.

Se me acercó para intentar besarme pero me alejé rápidamente cayendo al piso junto a sus cosas, de su bolso de entrenamiento sobresalía una carta que reconocí en un segundo, la tomé desesperadamente

— ¿Que es esto?

— No te importa, damelo.

La abrí leyendo a Lionel, hablándome a mí sobre lo destrozado y mal que se sentía, de como yo lo abandoné y una supuesta carta en la que le decía que ya no lo amaba, cuando Lionel es la persona que yo más amo en el universo. No pude soportar el dolor y no podía hacer más que darle una cachetada e irme del lugar.

Cartas - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora