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Me levanté por una alarma de sonido extraño, para nada parecida a la mia, esta era más fuerte y nada cariñosa para empezar la mañana, eran las 06:30 y salíamos a las 07:00, teníamos media hora para cambiarnos e irnos ya que nos bañamos la noche anterior para no desperdiciar tiempo. Levanté a Pablo a la fuerza y salimos ambos al baño, mientras el se lavaba la cara yo me lavaba los dientes y al revés, nos cambiamos, guardamos el pijama y tomamos las mochilas de mano para sentarnos y esperar a que sus padres arrancaran el auto.

- Buen día chicos - La mamá de Pablo nos dió un té a ambos en unos vasos térmicos para el viaje y apenas salí sentí el frío chocar contra mi cara, por suerte llevaba un camiseta termina, buzo y camperón, pero mi amigo al contrario iba medio desabrigado ya que había olvidado sacar su camperón de la valija.
En el auto, a pesar de que había bastante espacio, no dudamos un segundo en pegarnos el uno al otro, cuando los padres arrancaron siguiendo al auto con más de la familia que iba con nosotros y yo simplemente miraba la ventanilla con los auriculares puestos sonando Creep de Radiohead, estaba concentrado en la canción hasta que sentí un peso sobre mi hombro y cuando baje la vista era Pablo que dormía plácidamente con su cabeza apoyada en mí, a pesar de estar sonando un canción tan triste, jamás me había sentido tan feliz.

Al correr de las horas ibamos rotando para dormir hasta que bajamos a una estación de servicio para ir al baño, cargar nafta y estirar los pies, con Pablo recorrimos la tienda pero llevamos solo una botella de agua, todo iba bien hasta que al estar por pagar, mi amigo quiso pagarle a la empleada y esta se lo rechazó.

- Es una botella de agua, no te preocupes lindo, yo te la regalo - El boludo en vez de decirle algo o aunque sea reaccionar, se frotó los ojos, bostezo y susurro un "Graciass" un tanto incómodo, no se que me pasó, yo no soy celoso de mis amigos pero senti la necesidad de "marcar territorio" si se le podía decir asi

- Estás todo despeinado Pablito ¿Seguís con sueño? - dije acomodandole sus rulos un poco más cerca de lo normal y ví como aquella chica giraba los ojos masticando su asqueroso chicle, una maleducada. - Nos falta como una hora de viaje todavía, vos debes estar acostumbrado.

- Nah, bueno... Maso.

Subimos al auto otra vez tomando un auricular cada uno para escuchar un compilado de Rock donde se encontraban bandas como Los Piojos, Patricio Rey, Sumo y más, un rock más pesado pero que los dos disfrutábamos de vez en cuando.
En la ruta el frio se empezaba a notar más y el calefactor del auto se había roto así que teníamos que arreglarnosla con mi campera y unos mates bien calientes aunque nisiquiera éramos fanáticos muertos por el mate.

- Truco.

- No se vale Lío, yo no aprendí todavía.

- Bueeeno ya vas a aprender.

Ya era la cuarta vez que le ganaba en el truco, aunque en algunas oportunidades me hice el boludo para que gane una partida, aún así poco a poco iba aprendiendo. Ese viaje fue muy entretenido, íbamos rotando los cds que teníamos para escuchar y descubrir música nueva, lo de Pablo casi todo eran Los piojos, La Bersuit y música más rockera por decirlo así, el tiene muy buen gusto, aunque si lo vez o lo conoces ni en pedo pensas que escucha música "rolinga", yo en cambio tengo más Charly, Fito, The Beatles, algunos temas de folclore y tango, un gusto más variado.

Cuando estábamos llegando pasamos por un camino de campo sin nada, la casa estaba muy escondida y si no sabes como llegar hasta ahí básicamente te pierdes, era pasto y vacas hasta que un par de tranqueras después vimos la casa, mientras llegábamos levantamos las ventanas y el aire fresco de campo nos inundó las narices, estaba fascinado, sentía que volví a respirar aire verdadero y no esa pesadez de la ciudad, Pablo me iba contando sobre la casa que era de toda la familia heredada por su abuela y que aunque vivían allí sus tíos, todos podíamos vacacionar cuando quisiéran, me explico también sobre los animales que vivían y más cosas de campo que aunque yo no entendía muy bien se notaba que él si. Estacionaron el auto y bajamos saludando a su familia, no eran muchos pero llegábamos a diez personas.

Cartas - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora