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Estaba agotado mentalmente, no se si por la escuela, más bien era por todo, estaba cansado de estudiar, de mis compañeros, de la ciudad, de todo, estaba cansado de mi nueva vida, yo solo quería jugar a la pelota en el campo con mis primos, mientras llovía y mí mamá nos gritaba que entremos porque nos íbamos a embarrar, eso era una buena vida, pero uno crece y aunque el mundo piense que por ser adolescente no tenía problemas estaban muy equivocados.

Llegué de la secundaria muerto de frío y agradecí cuando al abrir la puerta me inundó el olor a café con leche.

— Pablito — Dijo mi hermano menor mientras me abrazaba y me tironeaba la remera para que vaya a merendar con el

— Hola hijo

— Hola ma ¿Todo bien?

— Sí, escucha, ¿puede ser que haya llegado una carta para vos con la dirección de Román? ¿No estaban peleados?

— Si, es que Román no me escribe, es Lionel el que lo hace, se ve que se mudaron a la antigua casa que era de ellos y encontró alguna carta mía, es buen pibe, va, creo.

Mi mamá me miró con cara de desaprobación pero igualmente me extendió la carta y la tomé abriendola mientras merendaba pero me sorprendío cuando salto una foto, era de un chico rapado, con una linda sonrisa y parecía que estaba jugando o con alguien más, era una foto natural, cero forzada y cuando termine de leer entendí, era el, Lionel.

— ¿Es tu nuevo amigo?

— sí Andy, es mi nuevo amigo.

Subí con mi mochila a mi cuarto y comencé a escribirle otra carta, no quería tardar mil años para que la reciba, mucho menos quería que piense que lo iba a dejar sin contestar.

"Querido Lionel: muchísimas gracias por comprender y querer defenderme, la verdad es que muy poca gente entiende cómo me llevaba con Román, te voy a contar nuestra historia.

Román Riquelme era el chico más piola de la primaria, todos lo amaban porque era extrovertido, no le temia a nada ni a nadie pero tampoco era un pibe malo de esos que se creen re malos y joden a los timidos, no, el era genial siempre y sobre todo en los deportes, así nos hicimos amigos, por los deportes. Yo nunca fui de socializar, me costaba hacer amigos y me sorprendí cuando Roman me dijo para jugar un partido con el, al principio pensé que me estaba jodiendo pero cuando me tiró la pelota supe que no, que por alguna razón el queria que yo también juegue, y jugue, gano mi equipo contra el de Román y así nos fuimos conociendo de a poco, muchas veces nos peleamos pero nunca habíamos dejado de hablar así como si nada, ahora el me parece un boludo, haya leído o no mis cartas, se enojo porque me tenía que ir a Buenos Aires y yo no tenía la culpa, ahora no se dónde está pero si aparece ojalá pueda volver a verlo y decirle que es un Pelotudo.
Yo no te quiero meter en quilombos ¿Viste? Pero si querés seguir hablándome yo no me voy a enojar ni mucho menos, es más, creo que hasta si hablamos mas podemos llegar a ser amigos, creo que ambos verificamos que no somos dos viejos locos, ah y que buena foto eh, te dejo una mía para que me conozcas también.

Con cariño,
pablo A."

Deseaba tanto en estos momentos tener a Román conmigo, tomar mates, jugar a la pelota, tener a mi amigo, pero no, el prefirio irse a la mierda antes que estar acá y eso nunca se lo iba a perdonar

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Deseaba tanto en estos momentos tener a Román conmigo, tomar mates, jugar a la pelota, tener a mi amigo, pero no, el prefirio irse a la mierda antes que estar acá y eso nunca se lo iba a perdonar.

Cartas - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora