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Los domingos a la mañana son los días que más suelo disfrutar comiendo Fideos en familia, yendo a alguna feria en busca de música o camisetas de fútbol y viendo algún partido, sea de mi club o de cualquier otro, pero este domingo no era especial, este domingo era gris para mí, porque a pesar de que el sol esté más brillante que nunca, hoy pasaría la cosa que más estaba esperando y ya no puedo disfrutarla, el debut de Pablo en River plate.

Me levanté a eso de las doce del Mediodía para comer mientras mi papá me hablaba sobre como mi amigo la iba a romper y que yo tenía que estar orgulloso de verlo en la tele porque algún día por ahí yo también este en algún canal de fútbol jugando a la pelota y el iba a verme y se sentiría orgulloso de su hijo, no dije nada, no quería decir nada, sentia que todo se estaba derrumbando pero tampoco iba a preocupar a mí familia, ellos jamás iban a entender.

Al atardecer mi mamá hizo mates con galletitas y nos sentamos a esperar el partido, iba a verlo, no podía evitarlo, no podía irme tampoco así que me quedé callado mirando como iban ingresando uno por uno, cuando lo ví a Pablo no pude evitar sonreír, el estaba sonriendo también y lo noté feliz, eso era suficiente para mí porque a pesar de todo yo solo necesitaba verlo bien a el, Román estaba del otro lado con la camiseta de boca y note cuando iban saludándose que Pablo lo saludaba con cara de asco y de vergüenza al mismo tiempo.
El partido empezó ya muy pesado, era un superclásico, por supuesto que sería rudo, pero no creí que él sea capaz de jugar así de fuerte, me asusté cuando lo barrieron pero se levantó como si nada con su cuerpo más petizo que los demás y corrió hasta llegar al arco y meter gol, lo grite pero hice silencio al darme cuenta que festejaba por alguien que me había lastimado. Terminó el partido y me fui a mi cuarto a escuchar musica, pero mi mamá me abrió la puerta con el teléfono en mano

— Es tu amigo.

— ¿Pablo?

— Noo, El otro, el de la secundaria

— ah — tomé el teléfono — ¿Ratón?

— Pone el partido

— Ya lo vi

— Anda a ver lo que dice Pablo

— no jodas, no estoy de humor

— PONE EL PARTIDO PELOTUDO DE MIERDA TE ESTOY DICIENDO.

— Bueeno, ¿Que pasa nos levantamos de mal humor de la siestita?.

Me levanté de mi cama y fui sin ganas a la cocina donde resonaba la voz de un periodista junto a Pablo, ahí estaba él tan hermoso, tan sonriente y tan perfecto.

Cartas - Scaimar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora