Capítulo 32. Viaje corto

99 12 8
                                    

Cristhian me sonrió y acercó su mano a mi hombro.

—¡Dann!—Un grito se escuchó. Voltee a todos lados y miré a Nathaniel quien apresuraba el paso hacia nosotros—¿¡Que haces cerca de este extrañ-

Nathaniel puso atención a Cristhian. Su mirada fue de una molesta a una confundida.
Me mordí la mejilla derecha por dentro.

—¡Nath..!—Dije nerviosa—Pensé estabas ya en casa.

La lluvia aún seguía.

—En eso estaba, pero—Se volteó hacia Cristhian—Me resultó raro encontrarte aquí, pensé que estabas en una situación..—Volvió a mirarme—..Incómoda.

—¡Oh no no!, Cristhian—tosí un poco—el Maestro Cristhian me va hacer el favor de llevarme a casa..

—¿Y por qué el?—El semblante de Nathaniel volvió a uno molesto.

—Bueno, no le veo nada malo—Cruce mis brazos.

—Dann, Dann, Dann—Suspiró—Soy tú médico, pudiste decirme a mi.

—Que seas su médico no quiere decir que estés las 24 horas para ella—Cristhian habló con voz firme.

Los tres nos quedamos en silencio pero Nathaniel parecía tener ganas de responderle.

—Nathaniel—dije suavemente—agradezco mucho que te preocupes pero-

—¿Pero que?, ¿Te vas a ir con el?—Interrumpió.

—Ya te dije que no veo ningún problema, ¡Esta lloviendo!

—Para mi si lo es—Resopló —No quiero que te vayas con el.

Cristhian me miró un poco incómodo.

—Nathaniel, si tanto te preocupa llevar a alguien—Mire al rededor —¡Puedes llevar a la chica de allá!—Señale a una chica que estaba del otro lado de la calle. No podía distinguirla por la lluvia, pero eso era lo de menos.

Nathaniel me miró aún más molesto y ya no dijo más. Negó con la cabeza decepcionado y corrió a su auto para dejar de mojarse por la lluvia.
Cristhian me volvió a mirar y me hizo una pequeña seña que ya era hora de irnos.

Asentí con la cabeza y corrí a la parte del copiloto para entrar rápidamente.
Ambos subimos al auto y nos quedamos en silencio unos segundos.

Su auto tenía un ligero aroma a roble, café y notas de manzana con canela, pero suave, no llegaba arder la garganta y eso me asentaba bien. Este hombre tiene un buen gusto para los aromas.

—Danny—Dijo mientras carraspeaba su garganta.

Lo mire un poco inquieta, pues aún no encendía el auto.

—¿Si..?

Cristhian me miró fijamente y se inclinó ligeramente unos cuantos milímetros, no lo suficiente para estar cerca de mi rostro.
Me puse nerviosa y trague saliva como de costumbre, mirándolo, a través de esos ojos donde me podía reflejar.

Su rostro parecía temblar y no podía negar que eso me ponía más nerviosa de lo que ya estaba. ¿Que podía esperar ahora?. Estaba en su auto.

Hemmelig love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora