Capitulo VI. Persona del pasado

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Caminaba por la plaza que estaba cerca del instituto, buscando un poco de paz , un sitio donde lograra poner mis ideas en la cabeza mientras miraba al cielo y no tener que preocuparme, aún era temprano para que el sol se ocultara.

Me acomodé en la primera banca que encontré en mi camino para observar a las personas que iban caminando por ahí, familias, hombres ocupados, mujeres con muchas bolsas en las manos, chicas vestidas de manera bonita y chicos volteando a mirarlas cada segundo.

Estar sola en medio de la gente me hace sentir un poco incómoda, tomé mi mochila en busca de mi celular y mis audífonos para distraerme un poco.
Busque en mis canciones guardadas ,algo clásico pero cuando estaba por colocarme los audífonos una voz me interrumpió, una voz que me era muy conocida.

¿Que no era...

—¡Nathaniel!- me levante de golpe y corrí hacia su cuerpo para dejarme caer en el.

—¡Danny!- el correspondió a mi abrazo y me acomodo en su cuerpo para acariciar mi espalda—¿Cuánto tiempo sin ver a mi pequeña Danny?,¿Que haces aquí sola?

Me separé un poco y lo conduje a mi banca para tomar mi mochila.

—Estaba aburrida, necesitaba estar un momento conmigo misma y... -recordé a Cauich—Y.. supongo que también necesitaba buscar algo para comer.

—No sabes lo mucho que me alegra verte bien, y tan linda-se detuvo al hablar y me miró con una sonrisa de oreja a oreja —hace demasiado no escuchaba tu voz, me reconforta el alma verte de pie delante de mi-inclinó un poco su cabeza hacia un lado en un gesto de ternura.

—Bueno, tú fuiste quien se alejó- mire hacia otra dirección sintiéndome un poco desanimada.

El solo suspiro
-Sabes que mis padres querían que estudiara la universidad en otro país- tomo mi rostro y me sonrió de lado.

Yo entendía perfectamente que sus padres querían que él estudiara y fuese alguien en la vida, pero no podía evitar sentirme insignificante recordar que él simplemente tomó sus maletas y se marchó, dejándome atrás, sin siquiera una llamada.

Nathaniel era un hombre alto y delgado, tes apiñonada y ojos cafés oscuros, ese que te deja toda la noche despierta por exceso de cafeína.
Éramos amigos desde que yo tenía uso de razón, y apesar de la diferencia de edad siempre fuimos grandes amigos.

Había vuelto de su viaje en Canadá por parte de sus estudios como psiquiatra, el recordar que Nathaniel deseaba ser músico y simplemente dedicarse a tocar en bares los fines de semana me sentaba mal, actualmente tenía 29 años, ya no era ese chico con cabellera larga que amaba usar chaquetas negras.

—¿Quieres tomar un café o algo? - dijo mientras miraba a otro lado tratando de buscar un buen lugar para beber café.

-Tal vez, no tengo mucho que hacer y me encantaría ponerme al tanto contigo, debes contarme todo.

Tomé mi mochila y comenzamos a caminar en busca de un lugar para poder comer,

—La universidad no es divertida jaja, todo el tiempo tenía grandes preocupaciones. -dijo rompiendo el silencio.

—Pero, ¿de que hablas? si tus padres te pagaban todo- lo mire un poco desconcertada.- el se quedó en silencio por unos segundos.

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