Capítulo 45. ¿Confianza o tu dolor?

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Morgan

Estaba recargada en la puerta de los sanitarios de mujeres. Queriendo que el timbre se escuchara y todos se metieran a sus salones.
El corazón me palpitaba con fuerza y rapidez que poniendo atención podía llegar a sentir esa vibración por todo el cuerpo.
Cerré los ojos y comencé a dar algunas respiraciones esperando relajarme, dejando que mis pensamientos se esfumaran y poder sentirme en paz por al menos unos minutos.

—¡Dan!—Escuche la voz de un hombre llamarme a lo lejos. No pude evitar quejarme por dentro y abrir los ojos despacio.

Nathaniel se acercaba hacia mí con rapidez mientras se abría paso entre todos los alumnos hasta llegar a mi.

—¿Alguna novedad?—Dije sarcástica, esperando alguna noticia sobre el tema de Cauich.

El asintió con la cabeza y se llevó la mano hacia el pecho, comenzó a tomar aire y reír.

Dios, eso me ponía muy ansiosa y me crucé de brazos esperando una respuesta mientras que el anémico se recuperaba.

—¿Y?—Pregunte al sentir que las ganas de saber me carcomían por dentro

—Necesito un favor..—Nathaniel me miro a los ojos y me sonrió cálidamente.

—Nathaniel me miro a los ojos y me sonrió cálidamente

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Levanté una ceja dudosa acerca de su "favor". Y estaba cerca de responderle un frío y seco "No", pero los recuerdos de cómo llegó a la puerta de mi casa y contarme lo que había sucedido con aquella chica, que bien no estaba segura pues aún no estaba lista para preguntarle a Cauich. Pero todo lo demás me hizo quedarme en silencio y lejos de la respuesta negativa, decidí preguntar.

—¿Que tipo de favor?

—Uno demasiado grande.

—¿Que tan grande?—Volvi a levantar mi ceja.

—Uno donde pondrás tu confianza o dirás lo que tus sentimientos dicten.

Escuchar eso de él me hizo borrar la mueca de disgusto que tenía y mi rostro solo pudo reflejar una preocupación inmensa. ¿Que cosa podría salir más mal el día de hoy?.

—¿Que quieres decir con eso...?—Lo mire un poco confundida.

—Tienes que acompañarme—Me sonrió ligeramente de lado.

¿Que mierda era lo que se traía en manos este hombre? ¿Más sorpresas?

Ya no más por favor.

Asentí con la cabeza y decidí seguirlo.
Nathaniel me dio la espalda y comenzó a caminar.
Lo seguí tras de él.
Pisando casi sus talones, sin dejar un espacio entre nosotros. Tenía miedo, ¿a que? No lo sé.
El no había sido claro con ninguna de las palabras que me había dicho y ya dudaba hasta de mi.

¿Sentimientos o confianza?.

Vaya mierda.

Llegamos hasta su consultorio donde él abrió la puerta y me apene lo suficiente creyendo que podría ser Cauich que agache la cabeza por el miedo.
Ambos entramos y desde mi vista pude notar los zapatos de una mujer.

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