Capítulo 23. Llamada

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Elizabeth

Me paseaba por la habitación con la esperanza de que el profesor Arturo contestara mis mensajes pero así fueran rápidos de mi parte, no veía interés del suyo.

¿Estará mal llamarlo?

Si, es tu profesor.

Volví a tomar mi celular y mirar si de casualidad había visto mi mensaje pero lejos de eso, solo los estaba evitando ,pues ya se había conectado.
¿A quien más le podrías escribir ahora?

Me di algunos golpes en la cabeza por querer llamarlo, pero sabía que eso estaba fuera de un reglamento, un reglamento llamado moral.

Me senté en el borde de mi cama paseando ahora mis ojos por mis dibujos, no sabía que me sucedía, apenas comenzaba a conocerte y aunque fuese mucho menor que el, llenaba un hueco que sabía me hacía falta.

—¡Lizi!, ¡Baja a cenar!—escuche la voz mi madre llamarme desde el piso de abajo.

Me puse unos calcetines y bajé las escaleras con rapidez ,ansiando lo que había preparado mamá.
Ella me miro y sonrió de manera dulce.

—¿Que hiciste hoy?—dije hambrienta

—Nada especial, solo un poco de chocolate y galletas—Ella caminaba de la cocina hacia el comedor para acomodar unas galletas con aroma a canela que acariciaban mis fosas nasales.

—Mamá, así solo sea pan y agua siempre será especial cenar contigo—ella rio en voz baja y se sentó en su lado del comedor.

Era una mesa con 4 lados, dos de esos estaban vacíos, en los otros solo éramos mamá y yo.
Mi padre se había ido hace bastante tiempo dejando a mi madre por otra mujer aún más joven, nunca me demostró su dolor ,siempre la veía con una gran sonrisa, caminaba por la calle buscando que leer con la paz más grande que podrías encontrar en una mujer de 1.50 pero en las noches se podía escuchar su llanto, ahogándose como sirena en un mar de lagrimas de agua salada, imaginándomela pensando si en algún momento no fue suficiente ,muy guapa o quizás inteligente.
Ambas nos parecíamos un poco, ella también tenía un cabello a los hombros de color café claro casi ondulado, a simple vista era muy atractiva,ojos claros y una estatura pequeña.

Recuerdo una ocasión ver a mi padre con la otra mujer cuando me había invitado a comer, estábamos en un restaurante muy conocido de la ciudad , y aunque fuera mi padre lo sentía tan diferente, un desconocido.
Llegamos a una mesa reservada y al sentarnos esperamos aquella mujer pues el quería presentármela.Cuando apareció con el mesero me dolió verla, tan joven y delgada, piel de porcelana y cabello casi a la cadera color oscuro, lacio,ojos grandes con una pestañas tan largas.

No podía negar que era hermosa, pero me avergonzaba pensar que eso podría ser mi segunda madre, se veía muy superficial pues en toda la comida hablaba sobre sus seguidores en Instagram , también había pedido un platillo caro. Me sentía incómoda y ante el tema de conversación tan estúpido no dudé en responderle.

—Si te incomodan, no los tengas y listo—pero pensando que mi padre apoyaría mi comentario, se molesto y pidió que guardara silencio, él sabía que yo tenía la razón pero... era obvio que su novia era más importante así yo tuviera la razón o no.
Después de escuchar a mi padre decirme que me callara, la chica que llevaba por nombre Rosella, agacho la mirada y sonrió de manera victoriosa.

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