Capítulo 40. Peonias

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Llegamos a casa después de una hora atrapados en el tráfico. El reloj marcaba las 10 de la noche y todo lo que quería era acostarme en mi cama.

Mi madre fue la primera en bajar del auto, seguida por mi padre, y por último, yo. Una ligera lluvia apenas visible caía, y la luna estaba completamente oculta tras las nubes.

—¿Qué es eso? —preguntó Carolina, señalando hacia la entrada de la casa.

Giré la cabeza con temor, imaginando que podría tratarse de algún animal descansando en la puerta. Sin embargo, al encender las luces, me quedé congelada: un ramo de peonías rosas estaba sobre el suelo.

Lo recogí rápidamente y lo observé detenidamente.

—¿Quién las manda? —mi madre se acercó, pasando sus manos gentilmente entre las flores en busca de alguna nota. No encontró nada.

La miré con el corazón latiendo rápidamente.

Cauich... pensé.

—No estoy segura... —respondí mientras acercaba las flores a mi nariz, inhalando profundamente su dulce aroma.

—Tal vez no te encontró en casa y decidió dejarlas aquí —intervino mi padre, entrando en la conversación.

Carolina asintió y caminó hacia la puerta para abrirla. Una vez dentro, me apresuré a buscar un jarrón, lo llené de agua y coloqué en él las hermosas peonías.

—¿De verdad no tienes idea de quién pudo haberlas enviado? —insistió mi madre, aún curiosa.

Negué con la cabeza.

—Quizá es tu novio —bromeó mi padre con una risa traviesa—. Si sigues presionándola, jamás te lo dirá.

Mi madre puso los ojos en blanco y se dirigió a la cocina para servirse un vaso de agua. Mi padre la siguió, mientras yo subía a mi habitación.

Al entrar, sentí mi corazón latir con fuerza al recordar mi celular sobre el tocador. Estaba casi segura de que Cauich había enviado las peonías. Esa idea me dejaba sin aliento y la presión en el pecho crecía.

Coloqué mi mano sobre el corazón y caminé hasta el tocador. Tomé el celular y, al encenderlo, la pantalla se iluminó con varios mensajes no leídos.

Cauich:

Quiero explicarte las cosas.

¿Sigues ahí?...
...

¡Feliz cumpleaños!

Noto que no respondes los mensajes, ¿estás bien?
No quiero verme tan entrometido.

Se eliminó este mensaje.
Se eliminó este mensaje.

Una vez me platicaste que las peonías eran tus flores favoritas.
Espero algún día regalarte una maceta de estas, así podrás regarlas.

No había más mensajes, pero me intrigaba saber qué decían los que fueron eliminados. No podía negar que regalarme una de las flores más caras del mundo le sumaba puntos, y eso me hacía considerar darle una oportunidad para explicarse mejor.

Por otro lado, estaba Cristhian, quien solo me había enviado un simple "Feliz cumpleaños" y nada más. En el fondo, esperaba más de él, creyendo que haría más por mí que Cauich, pero estaba equivocada.

Recordar cómo encontré las peonías en la puerta me aceleraba el corazón. Quizás él merecía esa oportunidad para explicarse.

Suspiré profundamente, decidida, y comencé a escribir en la conversación de Cauich.

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