Capítulo 9

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Beomgyu

Abrimos la puerta determinados a enfrentar la realidad, aunque quizás nuestra triunfal entrada fue un tanto exagerada. Y digo esto porque al observar a nuestro invitado, este solo permaneció inmóvil como una estatua. ¿Cómo se supone que proceda? El rubio fue como un hermano mayor para mí, y aun así no lo contacté desde que abandoné la manada. Felix Wigul, un alfa glorioso, pero que aún no había encontrado a su mate. ¿Nos odiaría cuando supiera la verdad?

Antes de irme siempre me contaba lo ansioso que estaba por encontrar a su pareja destinada, a la cual llevaba más de trescientos años esperando. Y en cambio nosotros descubrimos nuestro vínculo casi apenas después de transformarnos y no se lo dijimos. Podría excusarme diciendo que lo ocultamos del mundo entero por la protección de la manada, salvo que los tres sabemos que eso no aplicaba con Felix ya que él nos cuidó desde cachorros, alentándonos ante los desafíos y consolándonos frente a las derrotas. En cualquier momento, ya fuera por una tontería o cosa seria, el rubio se ganó ser considerado un fiel confidente. ¿Y cómo le pagué? Con mentiras y alejándome sin ninguna explicación tratando de huir de esta vida.

Pero ahora estamos todos aquí, y ya sea como gobernante, amigo u aliado, temo verle a los ojos y encontrar la decepción que sé que merezco. Así que agaché la cabeza dispuesta a por fin hacerme cargo de mis inmaduras acciones pasadas. Sentí que caminaba directo a mí y apreté los puños un tanto nervioso.

-Choi Beomgyu.

Su voz era firme, pero cálida y suave; justo como en mis memorias. Y el ahora traidor de mi ex mate dio un paso al costado, dejándome a la merced que frenó a menos de un metro.

-Te fuiste y nunca te atreviste a mandarme una carta, siquiera un mensaje -empezó apuñalando duro-. ¿Tienes siquiera idea de lo preocupado que estaba?

-Espera, ¿qué?

Grité cuando la gravedad abandonó mi cuerpo por sus fuertes brazos que me elevaron en un asfixiante abrazo.

-Cachorro rebelde, no deberías preocupar así a tu hermano mayor.

De inmediato mis ojos se llenaron de lágrimas y mi cuerpo, que estaba tenso, se derritió ante el tacto del mayor. Sentí que me quebraba porque aquel gran peso que siempre me atormentaba se estaba disipando.

-¿No estás enojado? -pregunté aún incrédulo, porque no tenía sentido que él dijera aquello de verdad.

En sus brazos volvía a tener cinco años y estaba tan nervioso por su respuesta, que cuando me soltó del abrazo y en cambio me sujetó por los hombros para mirarme a los ojos, no supe qué esperar.

-¿Enojado? -negó con la cabeza- Jamás podría enojarme contigo, mi cachorro. Me tenías muy preocupado, y sabes cuánto tiempo me cuestioné en qué me equivoqué para que decidieras alejarte de mí y del resto de la manada. Quería ir a buscarte y llevarte conmigo a Wigul, pero tus padres insistían en que respetara tu espacio.

Esta vez fui yo quien lo abrazó con fuerza. Me aferré a su cuerpo y hundí mi cabeza en su pecho.

-Lo siento, Felix. Debí escribirte, pero no sabía cómo hacerlo, no me sentía capaz.

-Y yo debí ir de todas formas. Ninguno actuó de la mejor manera, pero ahora estamos aquí -sin dejar de acariciarme la cabeza le habló a Yeonjun-. Ambos son fundamentales para mí y me dolió que ninguno haya confiado en contarme lo sucedido. Entiendan que sin importar lo que ocurra, siempre, de verdad que siempre, estaré para ambos. Pero necesito que me digan lo que sucede en lugar de ser tan imprudentes.

Todavía con la vista nublada y los labios temblorosos, me separé de él y asentí junto a Yeonjun, que luego aprovechó para conseguir también su dosis de cariño del rubio. Era un alfa afuera, pero acá somos dos cachorros perdidos con nuestro amado hermano que no opuso resistencia y se dejó hacer por varios segundos hasta que el pelinegro se sintió listo para despegarse. Y una vez hecho eso, el mayor sonrió de una forma que nos heló la sangre.

Rechazo(Yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora