Capítulo 22

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Beomgyu

Okey, lo admito. El sol ya se asoma por el horizonte y le prometí a la diosa que arreglaría las cosas con la manada y el resto de mis conocidos. Tengo que levantarme de una vez y volver... ¡pero no puedo! La verdad es que se me hace imposible tomar aquella decisión, y no porque me asuste o me arrepienta, sino porque para ello también tengo que despertar a mi adorable cachorro de su plácido sueño en el cual se aferra a mi pelaje como un pequeño koala.

-Ni que fuera de hierro para enfrentar tanta ternura.

Y es que tras calmarlo anoche y caer en cuenta de lo realmente agotados que nos encontrábamos, optamos por buscar refugio e irónicamente aquello con lo que intenté matarme terminó por resguardarnos. En otras palabras, en la base del risco hay una pequeña cueva que por cierto nunca vi antes. Lo mismo con la fuente de agua que amortiguó nuestra caída, pero al preguntarle a Aron este me miró como si estuviese mal de la cabeza por no recordar un lugar que supuestamente siempre estuvo ahí. Tampoco quise darle muchas vueltas al asunto, el broche en mis manos me asegura que cierta mujer seguro intervino en ello. Aunque no lo suficiente, ya que si bien el refugio funcionaba, no bloqueaba por completo el viento y las bajas temperaturas, las cuales como licántropos no tendrían que afectarnos, pero nuestras defensas en ese entonces eran bajas y la hipotermia nos acechaba. O bueno, en realidad mi solución era tan sencilla como aguardar un rato a que mi organismo se regule, pero Aron es un omega. Y a pesar de que odio usar dicho termino como sinónimo de debilidad, la biología es una realidad indiscutible.

Él no se quejó al respecto, mas no era necesario para que notara el temblor en su cuerpo hecho bolita. Sigue siendo un cachorro incapaz de transformarse siquiera. Y mi lado maternal de luna salió a flote. ¿Cómo? Me transformé y Tori al mando se acercó con cuidado al chico que nos miraba sorprendido. Tori agachó la cabeza apenado, no supera el daño que ocasionó en la enfermería y le preocupa ser rechazado. Por suerte Aron comprendió esto y tomó la iniciativa de acariciarnos con ternura y delicadeza.

-Nunca me lastimaron.

El espíritu de mi lobo se relajó y en un instante le lamió la mejilla al cachorro que en respuesta se sonrojó por completo. Esa ternura e inocencia me encantaban, es algo puro que protegeré a toda costa.

-¿Ma... maestro Beom...? -él gruñó de manera juguetona-¿Maestro Tori...? -complacida con la mención mi lobo pasó por alto el espacio personal del menor y lo envolvió por completo ¿Qué hace?

-Duerme.

Permanecí expectante de la interacción entre ambos. Solo disfrutando de la digna imagen de un cuadro del chico sumiso y relajado entre mi pelaje que al ser una luna lograba cubrirlo por completo. Intentó excusarse por la vergüenza y librarse de la posición, pero con solo un gruñido de mi lobo ya no se movió. Finalmente, para aligerar la tensión lo perfumó de una manera maternal que poco a poco actuó como un somnífero.

Y así llegamos hasta hoy.

A ver: no me considero alguien que evita el afecto público o el contacto físico. Por el contrario, admito ser cariñoso y demostrativo con mis seres queridos durante cortos períodos. Por ejemplo, amo abrazar a mis padres, pero si dicha acción supera los diez segundos me incomoda. Y sin embargo ahora llevo horas disfrutando del papel de un peluche gigante para un adolescente, que en cada momento que trato de separarlo se acerca el doble. Y por muy descabellado que suene, Tori insiste en que él es nuestro cachorro. Soy solo cuatro años mayor que Aron, pero supongo que como luna ese lado maternal sobre cada miembro de mi manada me puede. En consecuencia, si alguien pusiera un pie dentro de la cueva de inmediato percibiría la amenaza de que dentro yace un lobo con su cría. La cual cabe destacar, usa mi cola como mantita. Entonces comprendí la frase "nada es eterno" cuando mi oasis se interrumpió por el despertar del menor que mientras refregaba sus ojitos fue "atacado" por una gran cantidad de "besos" en las mejillas por parte de Tori. Para variar se sonrojó, más no se mostró disgustado por el contacto.

Rechazo(Yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora