13 parte 2

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Beomgyu

Tanto Yeji como yo quedamos destruidxs luego de semejante encuentro y optamos por apoyarnos al uno al otro aparentando que solo nos tomábamos del brazo por amistad, cuando en realidad usamos a la otrx de soporte. Ninguno tiene ganas de derrumbarse delante del resto tras lucirnos. Y hablando de este, fue complicado porque los dos tuvimos ciertas ventajas sobre el otro; en su caso, el estar sana, y en mío, mi resistencia de luna. De hecho, esa parte mía también me jugó en contra porque amenazaba con salir en cualquier instante; tener que centrarme tanto en controlarlo como en evitar una patada, fue difícil. Lo bueno es que a pesar de que Tori desea dejar libre su verdadera forma, es inteligente y muy orgulloso al grado de querer derrotar a Yeji por nuestra cuenta sin la ayuda divina. Es decir, con lo que construimos gracias a años de esfuerzo, sudor y lágrimas. Incluyendo la resistencia al dolor. Que, por cierto, se encuentra al límite. Yeji cubre mi herida y es importante que salgamos del foco de atención antes de que el olor a sangre llegue a las personas equivocadas. Nuestros alfas lo saben y por eso se toman la molestia de escoltarnos, así nadie se atreverá a acercarse.

-Vayan a la enfermería -dijo Elian.

-Ni al cabo que de compras.

La familiaridad con la que Yeji se dirigió al pelinegro me dejó perpleja; más aún cuando este rodó los ojos cansados por el comentario de la menor y la tomó del brazo para alejarla de mí. El cambio fue demasiado brusco para mi poca estabilidad, pero Yeonjun casi de inmediato me atrajo por la cintura. Nuestras miradas chocaron y él desvió la suya cuando mis mejillas se tornaron rojas. Quiero sacarlo de una patada al igual que con Elian, salvo que eso no nos serviría de nada. En su lugar negué con la cabeza y respiré hondo antes de soltarme. Admito que cuesta mantenerme, pero no pienso aceptar ese tipo de acercamientos con él. Si mi amado novio no tiene permitido tocarme, mucho menos lo hará mi ex mate.

Salí a su rescate en el combate por el bien de la manada y por mi instinto protector, y no me arrepiento de ello. Mas eso no cambia ni perdona lo ocurrido. Sigo, como es natural, molesto. Yo merezco respeto, y él lidiar con sus consecuencias. No pienso dejarlo pasar así de simple, y Yeonjun lo sabe.

-Lo siento-dijo.

Retrocedió respetando mi espacio personal.

-Nosotros nos vamos.

Antes de que llegara a comprender, Yeji aprovechó el agarre de Elian para arrastrarlo lejos de lugar. Aunque este volteó un segundo al otro pelinegro.

-Recuérdalo.

No entiendo lo que quiso decir, pero hizo que el chico a mi lado apretara el puño. Me estoy perdiendo de algo que seguro luego investigaré, ya que ahora mi preocupación principal es no quedarme a solas con un alfa instable.

-Yeonjun... -inicié y me arrepentí inmediatamente cuando de la nada se acercó y tomó mi brazo herido levantándolo a la altura de mi cabeza. La sorpresa de su acción me nubló; ya no estaba en el medio del bosque de día, sino en un despacho oscuro en la misma posición con unos ojos rojos que me atemorizaban de pies a cabeza. Creí que cuando me lancé a defenderlo eso quedó atrás, pero por lo visto no fue así. Tengo pánico, terror de volver a estar en la misma situación. Mi lobo teme de yacer a solas con él y sé que está tomando el control porque en sus ojos veo el reflejo dorado de los míos que buscan escapar.

-Beomgyu respira. Soy Yeonjun, no Max. Estás a salvo.

Lejos de soltarme llevó mi mano hasta su pecho, apoyándolo sobre su corazón que latía frenético.

-No pienses en el ayer. Remonta tu mente mucho más atrás, a cuando fuimos dos cachorros participando de su primera cacería.

Guiada por su voz el panorama cambió acompañando su relato. En aquella ocasión contábamos con catorce años y dos espadas. Adelantados a los otros de nuestra generación con el fin de prepararnos como líderes, nuestros padres permitieron que vayamos junto con ellos a matar al dichoso oso que amenazaba la paz. En un descuido los mayores se alejaron para seguir el rastro de la bestia y nos indicaron un punto de encuentro. Realmente íbamos de espectadores, nos emocionaba más el salir de la muralla y conocer el mundo real. Quién diría que una sorpresiva y fuerte tormenta se presentaría para cambiar los planes. Por el link advirtieron que buscar refugio era la prioridad. Encontramos una cueva, y todo estuvo relativamente tranquilo hasta que una tercera presencia llegó bloqueando la entrada. De inmediato dimos aviso, y restaba mantenernos vivos en lo que llegaba la ayuda. Nos escondimos tras las grandes rocas, apretando nuestras espadas y tratando de idear alguna estrategia si nos descubrían. Mi pensamiento era el de mantener a Yeonjun vivo a toda costa, incluso a costa mi vida. Las cosas pasaron en cuestión de minutos, con tanta intensidad que apenas lo recuerdo. Y no es para menos, ya que cuando nuestros padres aparecieron para darle fin al encuentro dicen que mis ojos brillaban en dorado.

Rechazo(Yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora