Capítulo 11

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Beomgyu

Quizás sea idea mía, pero el tiempo se congeló, junto con la música y las miradas firmes de casi todos los presentes ansiosos por mi respuesta. Con mi lobo concordamos en que hay algo raro en este hombre que nos confunde, porque a pesar de todo no nos asusta. Cualesquiera que sean sus planes, no representan un daño hacia mi persona. Eso no asegura nada, y tampoco voy a simplemente confiar: solo que no logro evitar pensarlo. Seré cuidadoso en cada paso y nunca bajaré la guardia. Aunque de igual forma me incliné con una pequeña sonrisa y tomé su mano sin titubear.

-Maestro, ¿está seguro?

Mi nuevo estudiante, al igual que la mayoría de los presentes, tenía un alto nivel de tensión.

-Primera lección, Aron: no puedes rechazar a un superior si te invita a bailar.

Claro, eso no significaba dejar que el otro hiciera lo que quisiera por su rango; pero no estaba siendo irrespetuoso con su invitación, y yo no podía ser atrevido, arrogante o maleducado al rechazarlo. Ya que así me tacharían los presentes. Soy un representante de mi manada y como tal no voy a morirme por obedecer en algunas cosas que no son de mi agrado en pos de mantener el orgullo y la integridad de mi hogar. Cuentan conmigo para dejar en alto el nombre de Dalion; él lo sabe y no se molesta en disimularlo. Por eso, bajo la atenta mirada de los presentes caminamos hacia el centro de la pista. Ambos mantuvimos la mirada firme el uno en el otro como una clase de competencia para ver quién cede primero. Volvimos a reverenciarnos, y sin ningún tipo de pudor sujetó mi cintura acercándome a su cuerpo. Menos de diez centímetros nos separaban, y si piensa que esto es suficiente para que retroceda, se equivoca de lobo.

-Es intrascendente, no voy a retroceder.

Así como yo leía el mensaje en su mirar, él captó el mío complacido. Los músicos volvieron a tocar y ambos nos movimos al compás de la pieza. Por mi parte me concentré como nunca antes en no equivocarme, en ser agraciado, delicado y la vez firme. No solo se trata de memorizar los pasos, sino de la coordinación con tu pareja; y la nuestra es excepcional. Ninguno guiaba o se dejaba llevar por el otro, y por más desastroso que suene, funciona.

-Bailas bien.

Él habló primero. Hubiera preferido continuar en silencio analizando al otro. Mas si el alfa que nunca habla toma una iniciativa, es claro que la cosa no se quedará simplemente así.

-Me siento halagado, alfa Oldiver. Nunca pensé que tendría una oportunidad como esta.

Sonreí y sus ojos brillaron ante el tono irónico implementado. ¿Acaso le divierte?

-Los halagos con intenciones ocultas no son de mi agrado -dando una vuelta pegó mi espalda a su pecho. -¿Por qué no me dices lo que tanto piensas? -cuidando de que nadie nos escuchara se acercó a mi oído- Luna.

Su voz, tan profunda y cálida rozando en un área tan sensible con ese mordaz apodo me hizo estremecer.

-No quisiera ser irrespetuoso.

Con delicadeza volví a voltear, esta vez asegurándome de dejar una distancia prudente para las miradas curiosas y mi propia seguridad.

-Lo que suceda entre nosotros, entre nosotros quedará.

-¿Siempre le endulza el oído a los demás?

-No tengo intención de compartir con nadie lo que hablemos-yendo en contra de mi anterior acción volvió a acercarme, con una sutil presión en su agarre-. Eres astuto en desconfiar, así que "yo, el alfa Elian Oldiver, te doy mi palabra"; ¿mejor?

Su palabra como alfa no puede ser quebrada. Literalmente podría insultarlo sin cuidado o contarle sobre una próxima guerra o asesinato, y él jamás se lo podría comentar a nadie. Ya que de intentar hacerlo, de forma escrita u oral, su cuerpo no lo permitiría y una descarga miles de veces peor a la que me da con Harry lo dejaría prácticamente en coma por varios días. Hay que estar demente como para recurrir a algo de este calibre. Los alfas por lo general se abstienen de dicha acción salvo por los asuntos políticos como los tratados y alianzas. Las cosas no cuadran, no tiene sentido alguno. Y eso me intriga.

Rechazo(Yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora