✳️La Sociedad Filosofica

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|!| La imagen que estáis viendo se trata de la Philadelphia colonial.

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"Las cosas no son nunca tan buenas ni tan malas como se piensa."

Madame Bovary,
Gustave Flaubert

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✳️LA SOCIEDAD FILOSÓFICA✳️

~Asunción de la Virgen 1769
📍Mepkin Plantation, SC

Había salido a cazar con algunos hombres, incluidos George y el secretario de su padre. Henry estaba muy ocupado como para acompañarlos. Incluso su hermana Martha iba con sus doncellas a lomos de un poni. Claro está, que ellas no iban a cazar ni a correr a lomos de corceles aunque fuese el deseo de la niña.

John llevaba una de las escopetas de su padre, con suerte atrapaban algo bastante decente porque aquel verano parecía que la plantación estaba más sola que de costumbre, que las tierras no producían y que el ambiente era triste. —Os han llegado cartas, señor— dijo George.

—Excelente. ¿Alguna de Kinloch?— dijo parando a Brutus.

—No— aseguró su ayudante. —Una del señor Franklin. Quiere que asistáis a Filadelfia para presentaros como miembro de la sociedad filosófica y...

—¿Cuando? Estoy ocupado con mis estudios. ¿Qué dice mi padre?— Preguntó dejando de lado la escopeta, parecía que no iba a ser un día de caza muy fructífero.

—Vuestro padre dice que planea un viaje de negocios próximo a Pensilvania y que podríais aprovechar a ir con él y reuniros con el señor Franklin.

—¿Da alguna información interesante? ¿Quiere ver un portfolio mío? ¿Algo más?— Cuestionó y su ayudante le dijo que con un portfolio sería suficiente.

Regresaron de la caza después de algunas horas más, bajó del caballo y se lo dejó a George. Se fue por los jardines caminado mientras se quitaba los guantes y se apoyó en la valla que daba al patio principal de la casa pensando en si entrar o no. Tal vez sus hermanos estaban por ahí correteando y él no estaba de humor para aquello a esa edad tan delicada.

—Anda, si es mi institutriz preferida— dijo John viendo a la mujer y entonces, la señorita Durham se acercó.

—Señor, ¿cómo ha ido la caza?— Preguntó con una dulce voz.

—Cinco conejos, está un poco decaído el ambiente últimamente— respondió después de darle un beso en la mano. —¿Y usted? ¿La clase con mi hermano?

—Harry es todo un galán a veces, desde luego no como usted. Prefiere jugar antes que asentarse con los estudios y no quiere tocar el clavecín.

—Es una lástima— respondió John. —La dejaré seguir con sus tareas— afirmó John con una pequeña sonrisa y se marchó hacia la puerta de su casa.

Justo cuando entró, unas sirvientas le colgaron la copa y el sombrero y John se dirigió a buscar a su hermana Martha. —¡Patsy!— Dijo subiendo la escalera. —¿Dónde estás?

—En tu cuarto— dijo la niña y John se acercó a la puerta.

—¿Qué haces en mi cuarto?— Se preguntó abriendo y viendo a su hermana vestida con una casaca suya y otras tantas prendas tiradas por la habitación.

1754-1782Donde viven las historias. Descúbrelo ahora