⚜️El banquete de Platón

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«Quizá el amor más hermoso es aquel que no se puede tener»

Maurice
E.M. Forster.

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⚜️EL BANQUETE DE PLATÓN⚜️

~Corpus Christi 1772

Pasaron unas dos semanas, en una vida algo más monótona. Leía historias y cuentos para Harry en voz alta antes de dormir y después se solía desvelar pintando. No solía salir de su habitación más que para algunas clases con el señor Chais en el salón, los paseos y para ir hasta la habitación de Harry.

Al inicio Chais parecía un poco más molesto, de hecho le rechazó unas disculpas porque no eran suficientemente sinceras, pero John quería volver a ganarse un poco la confianza del hombre. Le había retirado sus afectos paternales y eso no le gustaba.

John no veía la necesidad de volver a disculparse y tal vez era su orgullo el que no le permitía terminar con ese castigo. Sin embargo trató de volver a disculparse por segunda vez. Se abrió con él, le confesó que le afectaba que le retirase sus afectos tan repentinamente y aunque no le levantó el castigo, fue algo más flexible. El señor Chais volvió a llevarlo con él a los paseos, incluso a reuniones con otros hombres y lo presentaba con orgullo, como si no estuviese castigado. Incluso en casa, cuando estaban a solas, seguía tratándolo con algunos privilegios, decía que era de sus alumnos el más excelente.

A veces el señor Chais tomaba la libertad de entrar a su habitación y sentarse en los pies de la cama para hablar con él de temas varios. A veces simplemente iba y se desahogaba del estrés que suponía ser padre de familia, como si John pudiese hacer algo para remediarlo.

-Me desagrada, John, que haya tenido que pasar esto para que veas la importancia de nuestros paseos y nuestras reuniones. Sé que aunque he sido brusco retirando mis afectos, era la manera correcta de que entendieses.

-Sí, señor, estoy de acuerdo con la decisión- murmuró.

-Distinguiré el castigo de nuestra relación y seguiré depositando mi confianza en ti, pero aún espero que reflexiones y me seas sincero con unas disculpas.

-¿De qué más quiere que reflexione?- Preguntó John confuso.

-De nuestra relación. Sé que por la edad, puedes sentirte más apegado a De Végobre y a los amigos que te ha presentado, pero necesitas mi experiencia y debes priorizar lo que realmente necesitas. Si no te importa hoy la clase será en mi despacho- dijo el señor Chais con una sonrisa levantándose de la cama.

Durante la clase le sirvió vino, luego un licor bastante bueno. Conversaron y por primera vez en mucho tiempo la clase no fue tan mala. -¿Cómo puede aceptar mis disculpas?-El señor Chais le acarició la mano sutilmente con el pulgar.

-Gánate mi favor y entonces te compensaré. Demuéstrame que eres un buen muchacho como dice tu paree.

-¿Cómo lo hago?- Preguntó John un poco perdido. No sabía cómo empezar.

-Tendrás que pensar- dijo levantándose y le acarició el hombro antes de salir. -Tal vez puedes escribirme una nota en griego que me haga entender que me prestas atención- bromeó el hombre. -Podrías hacerlo y me lo pensaré.

Aunque era un poco de broma, John lo intentó por si acaso. Entonces, dobló el papel y se lo dejó en la mesa. Le pedía disculpas sinceramente y esperaba que le fuese suficiente. No es que tenía grandes habilidades en griego, tampoco malas, pero escribir ya era un esfuerzo que no le apetecía hacer en lo absoluto y lo hizo por él, por el castigo y porque deseaba que todo fuese bien. Echaba de menos salir con los chicos por las tardes, sobretodo cuando se acercaban las fiestas de la ciudad. ¡Ay! ¡Y las clases de matemáticas! ¿Quién le hubiese dicho que echaría de menos el cálculo de primitivas?

1754-1782Donde viven las historias. Descúbrelo ahora