✳️Amsonborough

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|!| La imagen que estáis viendo pertenece a una de las 3 casas de Henry Laurens en Charlestown (Amsonborough). Ubicada en la ultima calle de la ciudad, convertida finalmente en residencia principal.

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«La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.»

Cien años de soledad,
Gabriel García Márquez

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✳️AMSONBOROUGH✳️

~Exaltación de la Santa Cruz y Todos los Santos 1765
📍Amsonborough


Hacía un tiempo que se habían mudado a Amsonborough. John detestaba más mudanzas. Mepkin había quedado como una casa vacacional, sin embargo aún era el lugar favorito de John. Su madre, a veces débil, debía encontrarse cerca de la ciudad por si debía ser ingresada en la clínica de Charlestown. Lo bueno era que él había regresado a la escuela de Richard Clarke con Kinloch.

«Hoy es mi décimo primer cumpleaños. Es medianoche. He estado paseando en el jardín con mi madre hasta tarde. Ha esperado hasta las doce para felicitarme» escribió en su libreta y escuchó unos ruidos en su ventana. Se acercó y vio una luz, un barullo de gente se acercaba a la casa.

Entró rápidamente George y observó a John. —Señor, alajadse de la ventana— dijo y al principio John no le hizo caso, por lo que lo tomó y lo separó de allí. Justo en aquel momento, una piedra rompió el cristal y minúsculos trozos se dispersaron por todo el suelo. —¿Se encuentra bien?

—Sí. ¿Y mis padres?— Dijo saliendo de su recámara y despertó a sus padres sin pensarlo.

—¿Por qué no nos han despertado los sirvientes?— Dijo Henry molesto. —Jack, trae a tus hermanos con tu madre— aseguró el hombre tomando una pistola. —No salgáis de casa.

—Madre, ¿qué sucede?— Preguntó John. —¿Qué quieren hacernos?

—No sé para que han venido— dijo levantándose con cuidado. Hacía pocos días había regresado de su ingreso hospitalario.

—Señora, deberíais quedaros sentada— dijo su dama Lucy y mientras tanto John fue a por sus hermanos. Primero tomo a Harry entre sus brazos y después despertó a Martha. Trató de no alterarlos y en breves ya los dejó en la habitación con su madre. Estaban allí todos hasta que John recordó que había dejado a Bravo en su cama.

—John, no debes irte— dijo su madre sosteniendo al pequeño Harry.

—¿Y si le hacen algo? Solo iré a por él— afirmó saliendo de la habitación y entonces notó un fuerte estruendo en el piso inferior.

Corrió escaleras abajo porque se había preocupado por su padre y, entonces, en aquel comedor en el que cenaban todas las noches, le apareció un hombre con una pistola. Se hizo el silencio por un instante, nunca le habían apuntado como si él fuese el cervatillo al que había que cazar. —¿Dónde deja papá los sellos?— Le preguntó el hombre de la avancarga agachándose a su altura. —Dime y todo estará bien.

Justo apareció por la puerta su padre. En muy poco tiempo, llegó hacia John y le dió un abrazo. —¿Qué pasa, padre?— Preguntó asustado.

—Creen que yo tengo papel sellado, Jack, ¿sí?— dijo y luego miró al hombre unifromado. —Baja el arma, lo estás asustando— dijo sacando la pistola. —Te dejo elegir.

—Vamos, los sellos— dijo el hombre y entonces, por la otra puerta del salón aparecieron varios hombres más, armados con todo tipo de armas. Eleanor bajó porque estaba asustada a buscar a John y cuando los vio la mujer se puso histérica. Desde que había salido La Ley del Timbre aquel mismo año, habían recibido varias amenazas, sobretodo por la correspondencia que Henry mantenía con el gobernador Grant.

1754-1782Donde viven las historias. Descúbrelo ahora