RAMÉ © [COMPLETA]

capítulo once

June;

—Quiero llorar —confesé amargamente.

—No llores —susurró Corbyn, mientras me sobaba la espalda.

Estábamos en mi cuarto, sentados en mi cama, admirando todas las notas y cosas que teníamos en relación a el "loquito", cómo lo habíamos apodado. Creímos que era el apodo más adecuado, teniendo en cuenta todo lo que me había hecho hasta ahora. Corbyn y yo tratamos de juntar todo lo que teníamos relacionado a él, para encontrar por lo menos alguna pista, pero no. Nada.

No teníamos nada.

—¡Gracias, Harris! Tú "no llores" me puso bien de inmediato. Deberías dedicarte a esto —dije sarcástica —. ¡Todo lo malo me pasa a mí! —exclamé, frustrada.

—No es todo lo malo.

Lo fulminé con mi mirada.

—Claro, porque tener un acosador detrás no es lo suficientemente malo —comenté, molesta.

—June, cálmate. Estás muy frustrada.

—¡No! ¿Qué dices? No es cierto —dije irónicamente.

Corbyn suspiró, con una sonrisa divertida. Pero, de repente, su rostro se iluminó como si una idea brillante hubiera llegado a él de la nada.

—¡Ya sé! ¿Tienes lentes de sol?

Lo miré, confundida.

—Sí... tengo un par en aquel cajón...

Corbyn corrió hacia el escritorio, lo abrió, se puso unas gafas y me alcanzó las otras.

—Nos pondremos modo CSI —sonrió como un niño ilusionado con la idea —. Iremos a investigar.

—¿Estás seguro de lo que estás haciendo?

—June, ¿cuándo no he estado yo seguro de algo? —abrí la boca para responder pero me interrumpió —No respondas, sólo vamos.

Extendió su mano hacia mí, y, luego de suspirar, la tomé.

¿Qué podía salir mal? Aparte de todo.

En primer lugar, no iba sola, iba con Corbyn, y estaba casi segura de que no dejaría que el loquito me hiciera algo si se le cruzaba la idea de aparecerse.

Subimos a la camioneta, y él encendió el motor. La verdad era que sí parecía policía, conduciendo y llevando gafas. Lo único que le faltaba era un café.

—Mucho CSI, me parece. Pero te sigo.

—Capaz somos una versión más joven de Gabriel Dickinson y Marta Rodriguez-Johnson.

—Sí, nada más que en esta versión, yo sería Marta y Tessa al mismo tiempo, y no puedo aportar una mierda como víctima.

—¡Claro que puedes! No eres estúpida.

—De todos modos, ¿a dónde iremos?

—A dónde empezó toda esta situación.

—¿A la escuela? —Corbyn asintió ante mi pregunta —Pero es sábado.

—¿Y eso que tiene? El estacionamiento es de entrada libre. Aparte, podemos buscar y ver qué encontramos allí. Nadie dice que vamos a fracasar por completo —dijo, demasiado optimista para mi gusto.

—Deberías compartirme un poco de tu positivo para no terminar cortándome el cuello a mi misma en un baño público.

—¿Por qué lo harías en un baño público? —preguntó Corbyn, confundido —Es decir, si vas a suicidarte, que sea en privado...