capítulo veintiuno

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June; 


—¿Y cómo vamos a encontrar al niño?

—Existen los registros, pero lo mismo. Me parece que ya no es un niño.

Hice una mueca.

—Tienes razón en eso... ¿y si lo mandaron a un orfanato? —sugerí —A mis abuelos les importaba la buena imagen, no podían dejar que Elizabeth dañara eso.

—Existe también esa posibilidad.

—Aún me parece irreal todo esto. Todavía no caigo...

—Tu madre dijo que entre Elizabeth y ella había muchísima confianza... si estaba realmente embarazada, capaz fue a hablar con ella para pedirle ayuda...

—Pero mamá dijo que nos había contado todo... ¿y si no sabía?

—Si no sabía, no tenemos con quién ir a hablar. Dunphy y Petrova están muertos, Reece nos dijo lo justo y necesario, y tu madre ya nos ha dicho todo lo que sabía...

El timbre sonó y Corbyn se acomodó su mochila.

—Te veo recién en el almuerzo —suspiró, con tono cansado.

—Trataré de sobrevivir sin tí —dije, sarcásticamente con una sonrisa boba en el rostro.

Corbyn se rió, antes de dejar un beso en mi mejilla cariñosamente. Se fue para el lado opuesto del pasillo y, con bastante lentitud, bajó las escaleras.

Yo, por mi parte, acomodé mis cosas, cerré mi casillero y me encaminé a mi primera clase, que era matemática. Sentí como alguien tomaba mi brazo y, al girar mi rostro, Payton caminaba junto a mí, sin decir nada, con la vista fija en el frente.

—¿Estás bien? —le pregunté.

Asintió, aún sin mirarme.

—Sí, solo... algo desanimada. Ya se me va a pasar.

—¿Segura?

—Sí, no te preocupes.

Decidí dejar de insistir. Llegado el momento, me diría lo que fuera que estuviera pasando. Después de todo, entre nosotras había muchísima confianza.

—¿Y tú estás bien? —la escuché decir.

—Sí —contesté, mientras asentía.

—¿Y cómo vas con...? Bueno... ya sabes...

—No ha vuelto a aparecer todavía. Eso es una buena señal —hice una mueca.

—Me alegro. Igualmente, no creo que alguien sea capaz de querer hacerte daño. Eres cómo un ángel.

Oh, Pay... si tan sólo supieras toda la historia...

Para mi suerte, antes de que mi cerebro pudiera registrarlo, ya habían pasado las primeras tres clases, y en unas horas, volvería a casa.

Payton y yo caminábamos hacia la cafetería, hablando sobre universidades y las posibles carreras que podríamos tomar una vez finalizado el bachiller. Para mediados del año que viene, ya estaría graduada y, con suerte, a principios de Agosto estaría viviendo en Vancouver e independizándome de mis padres. Una parte de mí sabía que estudiaría diseño gráfico, algo que tuviera que ver con el cuidado canino y luego, haría un postgrado en márketing. Luego, encontraría la forma y fundaría una asociación encargada de albergar perros en la calle. Ese era mi gran plan.

La fundación se llamaría "George's House".

Aparte de, obviamente, tener mi propia galería de arte.

RAMÉ © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora