≛𝟘𝟘𝟠≛

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Umeji

Las visitas hacia la casa de Shin se empezaron a hacer más recurrentes, ya que esas señoras querían hablar siempre. Yo no solía ir, sabía que Shin no me quería cerca, así que era mejor darle su tiempo. Hoy llegue a la Academia con intenciones de verlo, así que me quede un rato en la puerta de mi salón esperando su llegada.

El llegó, cabizbajo y tímido como siempre. El me miro, sus ojos morados eran totalmente hermosos, y yo solo le sonreí. El se sonrojo, y se metió rápido en su salón. Yo borre mi sonrisa al ver quién se avecinaba, y me di media vuelta para irme.

—¡Umeji! —Al escuchar esa chillona voz me parece en seco, y bufé.

—¿Ahora que carajo quieres Ronshaku? —Dije irritado, dándome media vuelta.

Allí estaba esa chica tan fastidiosa como siempre. Ella me sonrió, y yo solo levante una ceja en respuesta, mostrando mi peor cara. Ella cambio su expresión, para acercarse a mi.

—Necesito un favor tuyo Kizuguchi—Al decir eso, voltee los ojos fastidiado.

—No me importa, vete—Dije así de simple, para darme media vuelta y empezar a caminar.

—¡¿Ah?! ¡Hey! ¡No me puedes dejar así! —Se escucharon sus molestos zapatos de tacón chocando con el piso, indicando que iba detrás de mi.

—Si puedo, y ahora lo estoy haciendo—Dije neutro, para seguir caminando.

—¡No puedes! ¡¿Sabes muy bien de lo que soy capaz, verdad?! ¡Detente ahí! —Al decir eso, empecé a reír.

—Escucha, mi reputación es muy baja, y aún así todos me tienen respeto. Tampoco creo que tu y tus amigas se metan con nosotros, al menos creo que tienen eso consciente en sus cerebros quemados—Dije riendo, mientras me daba media vuelta—Tu y tus amigas son un grupo de tontas y huecas, así que es mejor que me dejes tranquilo—Dije mientras reía, y daba media vuelta para irme.

Se escuchó como dio un pisotón, y yo seguí riendo por lo estúpida que se veía. Llegue hasta el incinerador, y allí hable con los chicos sobre la situación, los cuales reventaron en risas al igual que yo. Después de un rato, pasaron los del club de ocultismo, y yo solo intente ver si allí estaba Shin con ellos.

—¿Que tanto miras hacia allá? —Dijo Hayanari, el cual se cruzó de brazos.

—Que te importa,pedazo de mierda, yo miro hacia donde yo quiera—Dije mientras lo veía a el, y fruncia el ceño.

—Uy, perdón jefe, te veías realmente estúpido—Me dijo Hayanari, ganándose un golpe—¡Oye! ¡No nos estamos jugando así!.

—El que se lleva se aguanta—Dije para darle un último golpe, y el solo bufo.




Shin

Me había ido al baño mientras mis amigos iban a hacer la caminata matutina, mientras me lavaba las manos recordé como Umeji me sonrió cuando lo vi en la puerta de su salón. El calor empezó a subirse a mi cara, pero... Pero no está bien.

Me moje la cara un poco y me la seque con mis mangas, para irme a buscar a los amigos. Con pasos apresurados, empecé a caminar por todos los lugares en donde ellos estarían, y para mi desgracia tuve que pasar por el incinerador. Cada día esto va de mal en peor, debido a que siempre siento que me están siguiendo, y aún peor, cuando me baño.

Umeji no dejó de mirarme, me sentía fulminado, como si fuera una basura ante su mirada. Pero cuando lo vi relajó totalmente su ceño, y sonrió. En ese momento pude ver una cara muy diferente en el. Unos lindos hoyuelos los cuales se planteaban en sus mejillas, y sus dientes totalmente perfectos a excepción de sus colmillos, los cuales se veían afilados. Su ceño relajado, todo estaba muy diferente en el con una simple sonrisa.

Mire como uno de ellos le dio un codazo a Umeji, y este le dio un golpe en el hombro, y allí empezaron a comportarse como unos cavernícolas. Yo moví mi cabeza bruscamente, para irme casi corriendo de allí. Parecía un tonto admirando a Umeji, y a lo lejos pude mirar a mis amigos, por lo que fui corriendo detrás de ellos.

—¡Chojo! —Grite intentando llamar su atención.

El se volteo, y le dijo algo a los chicos por lo que ellos se voltearon también, esperando a mi persona la cual apenas había corrido un poquito y sentía que había corrido por todo el mundo. Al llegar, me recargue de Chojo mientras jadeaba del cansancio.

—Amigo, parece que corriste un maratón—Dijo Chojo, el cual me agarro poniendo una mano en mi cintura hasta una banca que estaba cerca de allí.

Yo no dije nada, simplemente recupere mis fuerzas en la banca, para seguir caminando con ellos. Sentía una mirada muy pesada en mi, como si me estuviera persiguiendo algún ente o algo por el estilo. Estábamos caminando unos detrás de otros en el pasillo, y yo iba de primero, mientras que Oka estaba detrás de mi, poniéndome algo nervioso, pero sólo quería protegerla.

No se en que momento paso, o por qué me despiste tanto, pero tropecé. Caí de cara al piso, por suerte no me la lastima porque puse mis manos a tiempo, pero puedo decir que casi. Intente levantarme, pero alguien puso su pie en mi mano, causando que soltara un quejido de dolor al sentir aquel tacón en el dorso de mi mano. Mire hacia arriba, y allí estaba Musume.

—¿Que tal rarito?—Dijo ella con una sonrisa malvada, mientras afincaba cada vez más su pie en mi mano.

—Mhg, p-por favor...

En ese momento, su mismo pie impacto en toda mi cara. Retrocedí y caí sobre mis glúteos, tapando mi nariz con mis manos mientras sentía algo caliente bajar de ella.

—¡Te pregunte que como estas! ¡Respondele bien a una dama! —Dijo ella mientras se acercaba a mi, poniéndose al frente de mi—¿No vas a hablar?... Eres un completo marica, mira como lloras, ¡Quiere a su mamá! ¡Quiere llorar! —Ante eso, me sentí aún más horrible.

Todos se amontanaban en grupo cerca de mi, todos se acercaban a mi solo para burlarse de mi. Negué repetidas veces, mientras retrocedía en el piso. Ellos seguían diciéndome cosas que ahora no quería escuchar, mientras mi nariz sangraba y era casi imposible poder detenerlo. Me levante como un resorte, y salí corriendo de allí hasta el baño del tercer piso.

—No... No otra vez.

~𝐋𝐨𝐜𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐮 𝐚𝐦𝐨𝐫~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora