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Umeji

—¡Mucho gusto Shin! —Dijo mi mamá, mientras abrazaba a ese chico.

No podía creer lo que estaba viendo. Era ese chico del baño, ese pequeño chico el cual me veía sorprendido al igual que yo. Mi mamá seguía hablando con esa señora, y nosotros aún nos veíamos las caras de estúpidos.

—¿Q-qué haces aquí? —Preguntó el chico, o más bien, "Shin", mientras me veía con miedo.

—¿Yo? No vine aquí por cuenta propia, mi mamá me obligó, rarito—Dije mientras me cruzaba de brazos.

Mi mamá aún seguía hablando con la mamá de Shin. Este se dio vuelta, dándome la espalda mientras intentaba llamar la atención de su mamá. Lo mire, este tenía puesto una pijama igual que yo, un pantalón y una camisa de mangas cortas, dejando al aire sus brazos, los cuales eran de un color muy pálido, como si nunca hubiera salido a ver el sol. Me quedé un rato mirándolo, podría decir que era idéntico a su mamá, y hasta tendría el descaro de decir que tenían casi el mismo cuerpo, a diferencia de sus hombros y espalda ancha.

El me volteo a ver, notando que lo estaba mirando mucho. Al entrar en razón, podía sentir toda mi cara caliente, por lo que solo voltee a otra parte, haciéndome el loco. Shin pareció haber notado esto, pero sólo se volteo nuevamente a intentar captar la atención de su mamá.

Después de un rato más incómodo por la presencia de aquel chico, ya era hora de que nos fuéramos a casa. La señora y Shin se quedaron afuera de la casa mientras nosotros cruzabamos la calle para ir a nuestra casa, y al llegar no lo pensé dos veces y me fui a mi cuarto, usando mi teléfono nuevamente.




¿Qué hora era? Realmente no tenía ni idea. Tome mi teléfono, para ver qué apenas era temprano. Me faltaba una hora para que mi despertador sonará, así que solo decidí prepararme desde ahora. Apague mi alarma, para irme a dar un baño.

Me puse mi uniforme, y me fui a la cocina. Por suerte mi mamá siempre está despierta desde muy temprano, y al mirarme me sonrió y me dio un beso. Yuto aún no había bajado, por lo que me dio tiempo de sentarme en la mesa a desayunar como cualquier persona normal lo haría.

Después de unos minutos, ya era hora en la que solía irme a la Academia. Así que me despedí de mi mamá y me fui. Mi mamá trabaja mucho, pero en realidad no me molesta mucho. Llegue a la Academia, y allí me junte con mis amigos como todos los días. Al pasar del tiempo, ya debíamos estar en la primera clase, pero siempre entramos tarde debido a que no nos gusta estar mucho tiempo en el salón. Me iba al mio, y al llegar me encontré con aquel chico. Este estaba sentado como la última vez en el baño, y me acerque a el para saber que pasaba.

Tampoco es que me importara, claro que no...

—¿Qué haces aquí? —Dije con mi tono de voz más relajado.

—Ah... Umeji... Y-yo... La profesora no me dejó entrar porque... Lle-llegue tarde—Al decir eso, me empecé a reír.

—¿Primera vez? —Dije el tono de burla—Levántate, tampoco creo que me dejen entrar, así que mueve tu culo gordo de ahí y vámonos a otra parte—Dije más relajado, y este se levantó del piso como si fuera un resorte.

—¡No soy un culo gordo! —Dijo enojado, mientras su cara se tornaba de color rojo, haciéndome reír.

—Claro que lo eres, solo mira esto—Al decir eso, me puse detrás de él y le di una fuerte nalgada a modo de broma—¿Ves? Todo un culo gordo, ahora vámonos—Dije eso entre risas, y Shin, solo me siguió con pasos cortos.

El estaba detrás de mi, y por más que intentaba hablar con el no era capaz ni siquiera de levantar la mirada. Ambos caminabamos tranquilos por los pasillos, hasta que paramos en la biblioteca. De un empujón lo metí adentro y entre yo, Shin me miro confundido y asustado, y yo solo bufé.

—Deja de mirarme así, te ves patético—Dije algo irritado ¿Por qué me tendría tanto miedo?.

—Lo siento... —Dijo mientras bajaba su mirada, y yo solo me mordí el labio, mirándolo de pies a cabeza.

Se le ve muy bien el uniforme...

¡Carajo! ¡¿En que estoy pensando?! Me di un golpe en la frente, para dejar de verlo, y me senté en las sillas. Aún faltaba un buen rato para que terminara la clase, así que me senté para usar mi teléfono. No estaba muy al pendiente de lo que estaba haciendo Shin, hasta que se sentó a mi lado con un libro. Lo mire, y el me miro, para bajar su cabeza hasta su libro.

—L-lo siento, pensé que no te molestarias si me sentaba a tu lado... S-si quieres puedo irme a otra parte y..

—Quédate ahí, realmente no me importa—Dije viendo la portada de aquel libro, la cual me llamó algo la atención—¿Poesías cortas? ¿Ademas de satanista filósofo? —Dije en modo de broma.

—S-solo me llamó la atención... —Dijo Shin en un tono de voz muy bajo.

—Bueno, vamos a leer—Dijo abriendo el libro en la primera página—¿Qué me miras? Podré ser la peor persona del mundo pero también leo libros, niño raro—Dije enojado por su expresión, y el solo volvió a bajar la mirada.

—Lo siento... —Dijo, para mirar la primera página, y leerla en voz baja.

Yo solo estuve leyendo una por mi parte, mientras las manos blancas de Shin se volvían mi centro de atención al igual que las letras. Mire sus uñas, las cuales estaban pintadas de un llamativo color negro, chasque la lengua mientras volteaba a mirarlo. El estaba sumergido en el libro, mientras movía sus labios levemente, repitiendo las palabras que estaban en el libro. Me volví a morder el labio, reteniendo algunas de las tontas palabras que podían salir de mi boca.

—¿Sabes que estas leyendo poesías de amor?—Dije incrédulo, y el solo me volteo a ver.

—Es que... Me recuerdan a alguien...

~𝐋𝐨𝐜𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐮 𝐚𝐦𝐨𝐫~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora