≛𝟘𝟘𝟜≛

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Umeji

Shin me veía enojado. La profesora nos dio unas cuerdas de saltar, suspire, para ponerme en medio de todos, y llamar a Shin. El con pasos cortos y con la cabeza baja, se acerco a mi. Debido a todos los estudiantes no había podido verlo bien. Pero, carajo, ese uniforme se le veía totalmente apretado y pequeño.

Maldita sea, Shin si que tenía un culo gordo. Me mordí el labio, me sentía como un depravado de tan sólo pensar que me sentía atraído por ese trasero.

—Bueno ¿Qué esperan? ¡Vamos! ¡Empiecen! —Nos dijo la profesora de educación física, y yo solo me puse en posición para poder saltar la cuerda.

Empecé, y Shin también empezó. Ambos pareciamos unos ridículos haciendo esto, y tenía ganas de partirle la cara a todos los que se reían de nosotros, o más bien... De Shin. Si, se que estábamos haciendo el ridículo, pero el no se veía mal haciendo eso... En cambio.

Se veía muy tierno.

Carajo, en que estoy pensando. Un fuerte golpe resonó por todo el gimnasio, mire a Shin, el cual yacía en el piso. Se había enredado con la cuerda, y cayó al piso. Lo ayude a levantarse, y entonces el estaba con la nariz lastimada. Carajo, todos nos veían y se reían de Shin, y eso... Eso me hervía la sangre.

—Kizuguchi, lleve a su compañero a la enfermería, y luego vienen y se quedan en la banca—Dijo la profesora, para dejarnos ir.

Shin se fue casi corriendo, y yo me fui detrás de él. El se veía avergonzado, mientras se tropezaba torpemente a veces, así que me acerque a el, para tomar del brazo.

—Esperame, la profesora dijo...

—¡Que importa lo que diga esa profesora! Déjame en paz, vete, por favor no me vuelvas a hablar, tu y yo no podemos ser amigos ni nada por el estilo, lo más cercano sería vecinos! —Dijo Shin, para salir corriendo.

Me quedé en un pequeño trance debido a sus palabras. Sacudí mi cabeza con fuerza, para bufar molesto. Parecía un estúpido ahí parado en lugar de ir detrás de él, apenas di un paso, cuando fui detenido otra vez.

—Que tonto eres disimulando—Dijo una voz femenina a mis espaldas—Sabes, eres tan indiscreto, me alegra saber que los demás son unos tontos captando, y por eso no has caído bajo—Me voltee, encontrándome con la misma chica de la basura.

—¿De que hablas? —Dije mientras fruncia mi ceño, y ella solo sonrió. Podría jurar que por primera vez, podía ver una expresión en ella, pero aún sus ojos no tenían brillo alguno.

—Te gusta Higaku—Al decir eso, sentí como el calor se subió a mi cara—Mira, tan sólo lo nombró y ya te pones tan rojo. Mira, se muy bien que a Higaku le gusta una chica...

—¡¿Tu sabes quien es esa chica?! —Dije mientras me acercaba a ella, para tomarla de los hombros.

—¡No grites! Si, se muy bien quien es, pero ella es un total estorbo tanto para mi como para ti—Ella volvió a poner una expresión sería—Escucha, yo puedo quitarla de nuestro camino, y así te haré las cosas más fácil...

—¿De que hablas?.

—Pronto lo sabrás, y me lo vas a agradecer—Al decir eso, se dio media vuelta y se fue.

¿De que carajos estaba hablando esta chica? A lo lejos pude ver a Shin yendo en dirección al gimnasio, por lo que me fui detrás de él. Al verme, se espanto, y me iba a decir algo, pero lo detuve.

—Recuerda que estábamos en clase los dos, si no vamos juntos entonces nos regañaran—Al decir eso, el solo asintió.

Lo mire, tenía una pequeña curita en su nariz. Suspire, se veía lindo así... ¿Esa chica tendrá razón? ¿Acaso si me gusta Shin? ¿Acaso lo que sentí cuando el me dijo sobre la chica serán... Celos? Estoy confundido, y además de eso, soy muy malo disimulando.

Llegamos al gimnasio y nos quedamos en las bancas, como unos estúpidos mientras los demás aún se burlaban de Shin. Finalizó la clase, para irme a los vestidores. De nada me sirvió estar en la banca, porque no pasaron más de tres minutos cuando me pusieron a hacer más ejercicios, y había terminado todo cansado y sudado como siempre.

Me quedé sentado afuera de los vestidores, hasta que todos salieron de ellos y me metí para darme un baño. Me quite la ropa, y me puse una toalla alrededor de la cintura, para irme a las regaderas. Allí, aun podía escuchar el sonido de una, hasta que esta cesó.

De las múltiples regaderas, salió una pequeña figura de un chico. No era cualquier chico, era Shin. Este tenía una toalla amarrada en su cintura, y caminaba cabizbajo en dirección a los casilleros. Ante eso, me hice como el que si no lo vi, y el al notar mi presencia camino aún más rápido. Mi mente era un caos, así que intente calmarme un poco y olvidarme de aquellos pensamientos intrusivos los cuales eran molestos.

Me bañe, para ponerme mi uniforme normal y esperar a que se finalizará el día.




¿Por qué carajos aún seguía pensando en eso?.

Las palabras de esas chicas aún no salían de mi mente a pesar de que ya habían pasado más de tres días. Yo no podía quedarme tranquilo ante la presencia de esa chica la cual todo el tiempo estaba en la casa de Shin, de verdad que era un completo estorbo.

Hoy era domingo, por lo que estaba descansando en mi casa. La puerta sonó, indicando que alguien estaba allí. Con pereza fui a abrirla, y al hacerlo solo me pude encontrar con una pequeña caja en el suelo.

Mire a la casa de enfrente, en donde estaba Shin, junto con esa chica. Bufé molesto, y tome la Caja para cerrar la puerta de un gran portazo y patear lo que fuera que tenía en frente, que era el mueble en donde mi mamá ponía los zapatos.

—¡Umeji! ¡Deja de patear cosas! —Dijo mi mamá desde la cocina, haciéndome gruñir.

Me fui a mi habitación, dejando la caja en mi escritorio mientras pensaba en quién carajos me iba a dejar una caja así. Así que la tome, buscando algún nombre, pero no encontré nada más que una nota, que decía:

"Disfruta de tu regalo ♡".

~𝐋𝐨𝐜𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐮 𝐚𝐦𝐨𝐫~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora