Llegué a la estación y allí estaba Buck, intentando acercarse a mí. Sus ojos reflejaban arrepentimiento, pero ya estaba cansado de escuchar sus disculpas.
— No quiero escuchar tus disculpas, Buck — le dije, mi voz resonando con frustración. — Estoy harto de esto.
Buck trató de argumentar, de explicar, pero mi paciencia estaba agotada. Le grité que no quería saber nada de él, que estaba harto de sus errores, de su incapacidad para pensar antes de actuar.
— No puedes simplemente hacer como si nuestra amistad no hubiera significado nada — gritó Buck, sus palabras resonando en el espacio entre nosotros.
Sentí una oleada de ira arremolinarse en mi pecho. — Es justo lo que estoy haciendo — le dije con dureza, mis puños apretados a los costados.
Nuestras voces subieron de tono, la tensión entre nosotros palpable en la estación. Y luego, sin previo aviso, nos lanzamos uno contra el otro, nuestros puños solo eran el reflejo de nuestras emociones reprimidas.
El sonido de nuestros golpes resonó en la estación, hasta que finalmente Ravi intervino, separándonos y poniendo fin a la confrontación antes de que las cosas pudieran empeorar aún más.
El camino hacia la oficina de Bobby fue silencioso y tenso. Cada paso resonaba en mis oídos como un eco de mi propia frustración y rabia contenida. ¿Cómo había llegado a esto? ¿Cómo había permitido que mis emociones me llevaran tan lejos?
Al entrar en la oficina de Bobby, el ambiente era pesado, cargado de una tensión palpable que podía cortarse con un cuchillo. Bobby me recibió con una mirada seria, sus ojos transmitían una mezcla de decepción y preocupación.
Me senté frente a él, tratando de mantener la compostura, pero la tormenta de emociones dentro de mí era demasiado intensa como para ignorarla. Mis manos temblaban ligeramente, mis músculos tensos como cables bajo mi piel.
Bobby comenzó a hablar, sus palabras resonaban en el pequeño espacio de la oficina como un eco distante. Me explicó con calma y paciencia cómo había sido mi comportamiento, cómo casi llegamos a las manos en medio de la estación, cómo Ravi tuvo que intervenir para separarnos. Cada palabra golpeaba como un puñetazo directo al centro de mi conciencia.
— Lo siento, Bobby — murmuré, sintiendo el peso abrumador de mi propia indignación. — No sé qué me pasó. No debería haber permitido que la situación llegara tan lejos.
Pero las disculpas parecían insuficientes en comparación con la magnitud de mi comportamiento. La ira, la frustración, la sensación de injusticia, todo se mezclaba en una tormenta furiosa dentro de mí, amenazando con desbordarse en cualquier momento.
Bobby me miró con comprensión, pero también con determinación. Su expresión era un reflejo de la seriedad de la situación, de las consecuencias de mis acciones.
— Entiendo que estén pasando por un momento difícil, Eddie — dijo con calma. — Pero eso no justifica tu comportamiento. Necesito tomar medidas disciplinarias adecuadas.
La ira burbujeó en mi interior, una llama ardiente que amenazaba con consumirme por completo. ¿Por qué solo yo estaba siendo castigado? ¿Por qué Buck parecía salir indemne de esta situación una vez más? La sensación de injusticia era abrumadora, aplastante.
— ¿Por qué siempre tomas su lado, Bobby? — pregunté con voz temblorosa, dejando escapar la tensión acumulada. — ¿Por qué siempre parece que estás protegiendo a Buck como si fuera tu hijo malcriado? ¿Acaso no ves lo que se está haciendo? ¿Acaso no ves cómo él me golpeo?
La mirada de Bobby se entristeció, como si comprendiera el peso de mis palabras, pero no cedió en su decisión. Se mantuvo firme en su posición, su expresión una mezcla de compasión y determinación.
— Lo siento, Eddie — dijo con sinceridad. — Entiendo tu frustración, pero necesito que entiendas que esta decisión es necesaria para mantener la integridad y la disciplina en la estación.
La ira ardió en mi pecho, una furia abrasadora que amenazaba con consumirme por completo. ¿Cómo podía aceptar esto? ¿Cómo podía aceptar ser castigado mientras Buck seguía libre de consecuencias?
La risa amarga brotó de lo más profundo de mi ser, resonando en la pequeña oficina como un eco de desesperación. Bobby me miraba con sorpresa, su expresión una mezcla de consternación y compasión, pero no podía detenerme ahora, no podía permitir que la injusticia me consumiera por completo.
— Entiendo, Bobby — murmuré, mi voz cargada de resignación. — Buck llegó primero. Siempre ha sido así, ¿no es así? Esa idea de que somos una familia, de que estamos juntos en esto, solo funciona para él. Para el resto de nosotros, solo somos piezas descartables en su juego.
Las palabras salieron con una amargura que casi me ahogaba, pero no podía contener la verdad más tiempo. Era hora de dejar de fingir, de dejar de permitir que Buck dictara las reglas del juego, aunque eso significara perderlo todo.
Bobby me miraba en silencio, su expresión un reflejo de mi propia tormenta interior. Sabía que entendía lo que estaba pasando, pero también sabía que no podía cambiar las reglas del juego, no mientras Buck estuviera en la cima.
— Lo siento, Eddie — dijo con sinceridad, su voz resonando con una nota de pesar. — No puedo cambiar lo que pasó. No puedo hacer que las cosas sean diferentes.
La sensación de impotencia me golpeó como un puñetazo en el estómago, dejándome sin aliento. ¿Cómo podía aceptar esto? ¿Cómo podía aceptar ser sacrificado en el altar de la injusticia, mientras Buck seguía reinando?
— Entonces, supongo que esto es todo — murmuré, mi voz apenas un susurro en el aire cargado de tensión. — Me voy, Bobby. No puedo seguir siendo parte de esto. No puedo seguir siendo parte de una familia que solo existe para unos pocos.
Con esas palabras, me levanté de mi silla, mi corazón pesado como una losa de piedra en mi pecho. Miré a Bobby una última vez, su mirada de no entender que estaba presenciando, antes de dar media vuelta y salir de la oficina, dejando atrás todo lo que alguna vez había conocido, dejando atrás una parte de mí mismo.
Mis pasos resonaban en el pasillo, cada uno marcando el compás de mi dolor y mi decisión. Salí de la oficina de Bobby con la certeza de que no había vuelta atrás, de que este era el final de un capítulo que nunca pensé que llegaría.
Bobby llamó mi nombre, su voz un eco lejano en mi mente aturdida por la desilusión, pero no me detuve. Seguí adelante, con la determinación de un hombre que había tomado una decisión final, incluso si eso significaba perderlo todo.
Hen y Chimney se acercaron a mí, sus rostros llenos de preocupación y confusión, pero no tenía palabras para ellos. Solo les di una última mirada, una despedida silenciosa llena de gratitud y pesar, antes de seguir mi camino.
— Tú... — murmuré, mi voz apenas un susurro cargado de decepción y tristeza. No sabía qué más decir, qué más hacer para expresar el torbellino de emociones que se agitaban dentro de mí. Solo le dediqué una mirada, una mirada que esperaba que pudiera transmitir todo lo que sentía, antes de girarme y alejarme de la estación para siempre.
Mis pasos resonaron en el pavimento, cada uno marcando el ritmo de una nueva vida que comenzaba sin la seguridad y la camaradería que alguna vez conocí. Pero, aunque el futuro era incierto, una cosa era clara: ya no había vuelta atrás.
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911: Borderline
FanfictionUna historia más de Eddie y Buck. Una linea de tiempo donde Buck accepta sus sentimientos por Eddie, pero este no esta listo para decidir amar a su mejor amigo.