El peso de la incertidumbre y el arrepentimiento se apoderaban de mí mientras me encontraba en medio de un cruce de caminos, sin saber qué dirección tomar. Mis padres me ofrecieron refugio en El Paso, una oportunidad para alejarme de los problemas y encontrar un nuevo comienzo junto a Chris.
El ambiente en la casa de mis padres era tenso, cargado de expectativas no dichas y resentimientos enterrados bajo una fina capa de cortesía superficial. Había regresado a El Paso con Chris, buscando refugio temporal después de las turbulencias que habían sacudido mi vida en Los Ángeles, pero en lugar de encontrar paz y tranquilidad, me encontraba atrapado en un laberinto de conflictos familiares.
Mis padres, con su actitud sobreprotectora y sus intentos constantes de controlar cada aspecto de mi vida, solo lograban aumentar mi frustración y mi sensación de impotencia. No importaba cuántas veces intentara explicarles que Chris y yo éramos una familia, que nuestras vidas estaban entrelazadas de formas que ellos no podían entender, seguían tratando de separarnos, de arrebatarme a mi hijo.
Cada conversación se convertía en una batalla de voluntades, con mis padres insistiendo en que sabían lo que era mejor para nosotros, ignorando por completo nuestras propias necesidades y deseos. Intentaba mantener la calma, recordándome a mí mismo que la paciencia era la clave para sobrevivir a esta tormenta, pero a veces la presión se volvía demasiado intensa y sentía que iba a estallar en cualquier momento.
Chris, ajeno a la tensión que se cernía sobre nosotros, seguía siendo mi luz en la oscuridad, mi razón para seguir adelante a pesar de los obstáculos que enfrentábamos. Sus risas y su inocencia eran un bálsamo para mi alma herida, recordándome que no importaba cuán difícil se pusiera el camino, siempre había algo por lo que vale la pena luchar.
Pero incluso su presencia reconfortante no podía disipar por completo la sombra que se cernía sobre nosotros, la constante amenaza de que mis padres intentaran arrebatármelo una vez más. Con cada mirada cargada de desaprobación y cada comentario disfrazado de preocupación, sentía el nudo en mi estómago apretarse un poco más, preguntándome cuánto tiempo podríamos soportar esta presión antes de que todo se desmoronara por completo.
Una discusión con mi padre solo sirvió para confirmar lo que ya sabía: necesitaba un cambio, un distanciamiento de todo lo que conocía para poder encontrar la paz que tanto anhelaba. El teléfono sonó, interrumpiendo la atmósfera cargada de la casa de mis padres. Con un suspiro de alivio, me aparté del tumulto de emociones que me rodeaba y contesté la llamada. La voz al otro lado de la línea pertenecía a Owen Strand, el capitán de la estación de bomberos 126 en Austin, Texas.
Me sorprendió la oferta que me estaba haciendo. ¿Qué hacía el capitán Strand llamándome a mí? Pero conforme escuchaba sus palabras, todo comenzó a tener sentido. Estaban buscando un bombero con experiencia, y habían visto mi perfil como disponible. No era la primera vez que recibía una oferta de trabajo, pero esta vez era diferente. Esta vez, tenía la sensación de que era exactamente lo que necesitaba.
Recordé a Marjan, una de los valientes bomberos con los que había trabajado durante el incendio forestal. Sabía que ella era parte de la 126, y la idea de reunirme con ella y formar parte de su equipo me llenaba de esperanza. Además, significaba alejarme de la sombra opresiva de mis padres, de sus expectativas y demandas constantes.
Miré a Chris, quien me observaba con una mezcla de curiosidad y preocupación. Sabía que esta decisión afectaría nuestras vidas de muchas maneras, y no quería tomarla a la ligera. Pero también sabía que necesitábamos un cambio, una oportunidad para comenzar de nuevo en un lugar donde pudiéramos ser libres de las cadenas del pasado.
— Hijo, ¿todo está bien? — pregunté, notando la inquietud en sus ojos.
— ¿Volveremos a casa? ¿Extraño a Buck y a Carla? — respondió Chris, frunciendo el ceño con preocupación.
— Hablé con el Capitán Strand de la estación de bomberos 126 en Austin, Texas. Me ofreció un trabajo allí — expliqué, buscando sus ojos para encontrar algo de comprensión.
— ¿En serio? ¿Vamos a mudarnos otra vez? — preguntó Chris, con un tono entre sorprendido y resignado.
Asentí con seriedad, preparándome para explicarle mi decisión. — Sí, hijo. Sé que es difícil, pero creo que es lo mejor para nosotros en este momento.
Chris parecía consternado por la noticia. — Pero ¿qué pasa con Buck y Carla? Quiero volver a casa.
— No, Chris. No volveremos a Los Ángeles — respondí con firmeza, sintiendo la frustración burbujeando en mi pecho. "Necesitamos dejar atrás todo eso. Esta es una oportunidad para empezar de nuevo, para tener una vida mejor."
Chris frunció el ceño, sus labios temblaban ligeramente mientras luchaba por contener sus emociones. — Pero... pero yo quiero volver con Buck y Carla. Ellos son mi familia, papá.
— No podemos volver, Chris. Ya no tenemos a nadie allí — insistí, intentando mantenerme firme en mi decisión a pesar de la angustia que veía en los ojos de mi hijo.
Con un suspiro pesado, Chris me miró con ira — Te odio, no quiero ir.
Con un nudo en la garganta y mi corazón quebrado por las palabras de Chris, lamé al Capitán Strand y me preparé mentalmente para lo que vendría a continuación. Comenzaría una nueva aventura en Austin, Texas.
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911: Borderline
FanficUna historia más de Eddie y Buck. Una linea de tiempo donde Buck accepta sus sentimientos por Eddie, pero este no esta listo para decidir amar a su mejor amigo.