Desperté en la casa de Eddie, rodeado por los recuerdos de tiempos mejores, cuando la risa llenaba estas paredes y la felicidad parecía eterna. Pero ahora, cada rincón de esta casa me recordaba la ausencia de mi amigo, dejándome con un vacío palpable en el corazón.
Me levanté con pesadez, arrastrando los pies hacia la ducha en un intento de lavar la desesperación que se aferraba a mi piel. Salí, envuelto en una toalla, y me enfrenté al armario de Eddie con una mezcla de tristeza y determinación. Tomé prestada algo de su ropa, anhelando sentirlo cerca de alguna manera, aunque fuera solo a través de su olor familiar.
El día en la estación pasó como una neblina, cada hora arrastrándose agonizantemente mientras mi mente estaba atrapada en un torbellino de preocupación por Eddie. Intenté concentrarme en mi trabajo, en las llamadas de emergencia que requerían nuestra atención, pero mi corazón estaba en otra parte, anhelando noticias de mi amigo perdido.
Entonces, llegó la llamada que cambió todo. Fue Athena, con palabras que se aferraron a mi corazón como un rayo de luz. Eddie había sido encontrado en Arizona, herido pero vivo, y estaba siendo trasladado de regreso a Los Ángeles en este mismo momento.
La esperanza brotó dentro de mí como una flor en primavera, desafiando la oscuridad que había amenazado con consumirme. Sentí un nudo en la garganta mientras compartía las noticias con mis compañeros de la estación, sus rostros reflejando mi alivio y alegría.
Bobby, irradiaba una felicidad contagiosa cuando escuchó las noticias. Sus ojos brillaban con una luz renovada mientras asimilaba la realidad de que Eddie estaba a salvo, que nuestro amigo había vuelto a nosotros.
Después de un turno interminable lleno de ansiedad y espera, finalmente llegó el momento que tanto había anhelado: el reencuentro con Eddie. Corrí hacia el hospital, mi corazón latiendo con una mezcla de esperanza y miedo, ansioso por ver a mi mejor amigo con vida.
Esperé pacientemente en el hospital, rodeado por el resto de la 118 mientras aguardábamos noticias de Eddie. Finalmente, nos dieron permiso para entrar y verlo, y mi corazón dio un vuelco de alivio mientras me dirigía hacia su habitación.
Cuando entré, mis ojos se encontraron con los de Eddie, y un suspiro de alivio escapó de mis labios al verlo allí, sonriendo débilmente a pesar de sus heridas. Sin embargo, mi alegría se desvaneció al instante cuando sus primeras palabras cortaron el aire entre nosotros.
— ¿Y Chris? — preguntó Eddie, su voz cargada de preocupación mientras su mirada buscaba la mía.
El miedo se apoderó de mí mientras le explicaba la dolorosa verdad: los padres de Eddie se habían llevado a Chris. Vi como su semblante cambiaba, su rostro endureciéndose con ira y dolor mientras absorbía la terrible realidad de lo que había sucedido.
La ira de Eddie se desató entonces, sus palabras como cuchillos afilados cortando a través de mi corazón.
— Eddie, lo siento tanto — murmuro, las lágrimas empezando a empañar mis ojos. — No sabía qué hacer, no sabía cómo...
— Mierda Buck, yo confié en ti — dijo Eddie con voz entrecortada, su rostro retorcido por la ira y el dolor. — Tú eras la única persona en la que podía confiar, y te rendiste. Cada maldito segundo me decía que todo estaría bien que tú protegerías a Chris mientras no estaba, estaba seguro de ello y era lo único que me daba paz.
Intenté disculparme, tratando desesperadamente de explicar mi punto de vista, pero sus palabras me cortaron como un látigo, destrozando cualquier esperanza de reconciliación.
— Lo siento, Eddie — sollozé, sintiendo cómo mi corazón se rompía en pedazos ante su ira implacable. — Lo siento mucho...
Pero Eddie solo continuó atacándome, su ira alimentada por el dolor y la traición que sentía.
Las palabras de Eddie cortaron como cuchillas afiladas, cada una perforando mi corazón con su dolor y su ira. Me encontré paralizado ante su furia, incapaz de articular una respuesta coherente mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.
— No quiero verte aquí, Buck — dijo Eddie con voz temblorosa, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y desprecio. — Vete.
Mi corazón se hundió aún más ante su rechazo, y traté torpemente de disculparme una vez más, pero mis palabras se perdieron en el vacío entre nosotros.
— Eddie, por favor, solo escúchame — rogué, las lágrimas corriendo por mis mejillas mientras luchaba por mantener la compostura. — Lo siento, lo siento tanto...
Pero Eddie solo gritó más fuerte, su voz llena de rabia y desesperación mientras me ordenaba que me fuera. El sonido de su furia resonó en la habitación, alertando a los demás y atrayendo la atención de Bobby, quien entró justo a tiempo para presenciar la explosión de emociones entre nosotros.
— Buck, sal de aquí — dijo Eddie con voz entrecortada, su mirada ardiente de furia mientras me señalaba la puerta con gesto impaciente.
Sin decir una palabra más, me di la vuelta y corrí fuera de la habitación, mis lágrimas cayendo libremente ahora mientras el peso de la culpa se asentaba sobre mis hombros con una fuerza abrumadora.
Maddie me alcanzó en el pasillo, sus brazos rodeándome con una mezcla de consuelo y preocupación mientras me hundía en su abrazo. Me desplomé contra ella, dejando que mi dolor y mi arrepentimiento se desbordaran en un torrente de lágrimas.
— Le fallé, Maddie — sollozé, mi voz ahogada por el dolor y la culpa. — No sé cómo dejé que esto pasara...
Los días que siguieron fueron como un tormento interminable para mí. No podía soportar mirar a Eddie a los ojos, sabiendo que su mirada estaría llena de resentimiento y dolor hacia mí. Cada vez que me cruzaba con él en la estación, sentía su mirada penetrante sobre mí, como un recordatorio constante de mi fracaso como amigo.
Intenté disculparme una y otra vez, pero mis palabras parecían vacías e insuficientes frente al abismo de dolor que había creado entre nosotros. Me odiaba a mí mismo por dejar que las cosas llegaran a este punto, por no poder encontrar las palabras adecuadas para reparar nuestra amistad rota.
Fue Bobby quien me dio la noticia sobre Eddie. Me dijo que había ido a El Paso en busca de su hijo, pero las cosas no habían terminado bien con sus padres. Un nudo se formó en mi estómago al escuchar eso, sintiendo un nuevo pico de culpa por lo que había sucedido. Sabía que Eddie estaba sufriendo, y me dolía no poder estar allí para apoyarlo en su momento de necesidad.
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911: Borderline
FanfictionUna historia más de Eddie y Buck. Una linea de tiempo donde Buck accepta sus sentimientos por Eddie, pero este no esta listo para decidir amar a su mejor amigo.