Sentado en mi loft, envuelto en una especie de melancolía que parecía persistir en el aire, contesté la llamada de May con cierto alivio. Nuestra amistad se había fortalecido en las últimas semanas, y había encontrado en ella un apoyo invaluable para lidiar con mis penas.
—Hola, May — saludé, tratando de ocultar el tono sombrío que había invadido mi voz.
— Hola, Buck. ¿Cómo estás? — preguntó May con esa calidez reconfortante que siempre la caracterizaba.
— Bien, supongo — respondí, aunque sabía que no era del todo cierto. No quería preocuparla con mis propios problemas, pero al mismo tiempo, anhelaba desesperadamente una oreja comprensiva para desahogarme.
May percibió mi reserva de inmediato, como siempre lo hacía, y comenzó a hablarme de sus propias luchas y triunfos. Me contó cómo había trabajado para encontrar la felicidad en las cosas pequeñas, en hacer cosas que realmente le gustan y no lo que hacía por presión, algunas chicas intentaron meterse con ella en la universidad, pero esta mujer ya no es la misma de hace unos años, ahora era increíble la fortaleza que había ganado. Y mientras la escuchaba, sentí una chispa de esperanza encenderse en lo más profundo de mi ser.
— ¿Y tú, Buck? ¿Qué te preocupa? — preguntó May con suavidad, sabiendo intuitivamente que había algo más detrás de mi aparente tranquilidad.
Suspiré, indeciso sobre si debía abrir mi corazón completamente, pero finalmente cedí ante la necesidad de compartir mi carga con alguien que me entendía.
— Es Eddie — confesé, sintiendo un nudo en la garganta al pronunciar su nombre. "Siempre es Eddie", pensé para mí mismo, con una mezcla de resignación y anhelo.
Y así, entre lágrimas y suspiros, hablar con ella me permitió liberar un poco del peso que llevaba en mi corazón, y aunque sabía que mis problemas con Eddie no se resolverían de la noche a la mañana, al menos sentía un poco de alivio al compartirlos con alguien que realmente me entendía.
El inminente cumpleaños de marzo se acercaba, trayendo consigo un torbellino de emociones encontradas para mí. Solía ser un día feliz, lleno de risas y afecto, pero ahora, con mi corazón aún pesado por las complicaciones con Eddie, no sabía si quería celebrar en absoluto.
Estaba pasando el rato en casa de Maddie, jugando con Jee y tratando de distraerme de los pensamientos que acechaban en mi mente. De repente, escuché la voz de Maddie preguntando sobre mis turnos de trabajo para ese día tan especial. Sus palabras me hicieron detenerme en seco, y sentí un nudo en mi estómago mientras consideraba cómo responder.
— No, no tengo turno ese día — respondí con sinceridad, aunque una parte de mí deseaba poder evadir la realidad y sumergirme en el trabajo para no tener que enfrentar mis propios sentimientos.
Maddie asintió comprensivamente, leyendo entre líneas mi deseo de evitar cualquier sorpresa o celebración especial. Decidió cambiar de tema, desviando la conversación hacia algo más ligero, y por un momento, me sentí agradecido por su sensibilidad y apoyo silencioso. A pesar de mis propias luchas internas, siempre podía confiar en Maddie para brindarme un refugio.
POV Eddie
Estaba inmerso en los preparativos para la fiesta sorpresa de Buck, con la ayuda invaluable de Maddie. Decidido a hacer de este día un momento memorable para mi amigo, me embarqué en una búsqueda de suministros de decoración, dirigiéndome hacia la casa de Athena. La emoción y la ansiedad se mezclaban en mi pecho, mientras pensaba en cómo sorprenderlo y hacerlo sentir especial.
Al llegar a la casa, me encontré con May, quien se había ofrecido a ayudar cuando Maddie le contó sobre los planes para el cumpleaños de Buck. Juntos, buscamos entre las cosas necesarias, charlando casualmente sobre los detalles de la fiesta. Sin embargo, la conversación tomó un giro inesperado cuando May comenzó a hablar sobre Buck y su situación actual.
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911: Borderline
FanfictionUna historia más de Eddie y Buck. Una linea de tiempo donde Buck accepta sus sentimientos por Eddie, pero este no esta listo para decidir amar a su mejor amigo.