Capítulo 17

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El estruendo de la explosión aún resonaba en mis oídos mientras nos adentrábamos en la escena del accidente. El humo oscurecía el cielo nocturno, y las llamas danzaban con una ferocidad amenazante. La urgencia en el aire era palpable, un recordatorio constante de la fragilidad de la vida y la importancia de nuestra labor.

Bobby, con su autoridad calmada, rápidamente organizó el equipo y asignó roles. Miré a Eddie y Ravi, compartiendo un breve intercambio de miradas que comunicaba nuestra determinación compartida. No necesitábamos palabras; sabíamos lo que teníamos que hacer.

Nos dirigimos hacia el automóvil volcado, sorteando escombros y evitando las llamas que lamían el suelo. La visión de las personas atrapadas dentro del vehículo aumentó nuestra determinación. No había tiempo que perder.

Trabajamos en perfecta sincronización, cada uno desempeñando su papel con precisión mientras nos esforzábamos por liberar a los atrapados. Eddie y Ravi eran pilares de fuerza y ​​calma en medio del caos, y su presencia me infundió confianza en cada movimiento que hacíamos.

Finalmente, el último sobreviviente fue sacado del vehículo y llevado a un lugar seguro. Nos detuvimos un momento para recuperar el aliento, mirándonos unos a otros con un sentido de realización mezclado con alivio. Habíamos hecho lo que debíamos hacer, y eso era todo lo que importaba en ese momento. Eddie aterrado miró hacía un lugar, segi su mirada y vi una niña encerrada en un auto, mientras gritaba.

La carrera hacia la niña estaba llena de urgencia y determinación. Eddie avanzaba con rapidez, su instinto de rescatista guiándolo hacia la pequeña atrapada en el vehículo volcado. Ravi y yo lo seguimos de cerca, cada uno con nuestro propósito claro en mente.

Sin embargo, antes de que pudiéramos llegar hasta donde estaba Eddie, una explosión sacudió el suelo debajo de nosotros. El estruendo ensordecedor llenó mis oídos mientras sentía cómo una fuerza invisible me empujaba hacia atrás con violencia.

Cuando logré recobrar la conciencia, mi mente aún turbada por el impacto, me levanté con dificultad y miré a mi alrededor en busca de mis compañeros. Ravi estaba a unos metros de distancia, visiblemente herido, pero luchando por ponerse en pie.

La sensación de mareo me embargaba mientras intentaba orientarme en medio del caos. Mis ojos buscaban a Eddie con desesperación, pero no lograba distinguir su figura entre el humo y los escombros que llenaban el aire.

La escena era un caos frenético, pero en medio de ese caos, mi mente se enfocaba en una sola cosa: encontrar a Eddie. Ignorando el dolor y la confusión, corrí hacia donde había visto por última vez a mi amigo.

Los escombros y el humo dificultaban mi visión, pero mi determinación era inquebrantable. Busqué desesperadamente entre los restos, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho, mi respiración entrecortada por la ansiedad, no paso mucho para ver el cuerpo de aquella niña sin vida, cosa que me rompió, pero no deje de buscar a Eddie, aunque con mayor temor.

Finalmente, lo encontré.

Eddie estaba allí, herido y ensangrentado, y en ese momento sentí que el mundo se detenía a mi alrededor. Mi aliento se quedó atrapado en mi garganta mientras observaba con horror la gravedad de su estado. Su rostro pálido y la ausencia de movimiento en su pecho me decían lo que no quería escuchar: Eddie no estaba respirando, no tenía pulso.

La voz de Bobby rompió el silencio, preguntando si estábamos bien, pero yo no podía responder. Mi atención estaba completamente centrada en Eddie, en la lucha por su vida que se libraba justo delante de mis ojos.

Hen y Chimney llegaron al lugar, y con determinación comenzaron a realizar RCP en Eddie. Mis manos temblaban mientras observaba cada compresión en su pecho, cada intento desesperado por devolverle la vida.

911: BorderlineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora