Capítulo 32

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Al despertar, noté la suavidad de los labios de Eddie presionando gentilmente mi frente, un gesto que me llenó de calidez y ternura. Nuestros ojos se encontraron en un intercambio silencioso de afecto, como si todo lo que necesitáramos decirnos estuviera contenido en ese simple contacto.

Con una sonrisa suave, Eddie rompió el silencio con una pregunta cargada de cariño:

— ¿Cómo dormiste, bebé?

Su voz era suave, reconfortante, y resonó en mi corazón con una dulzura que me hizo sentir aún más apegado a él.

— Como nunca antes — respondí, dejando que mi voz reflejara la gratitud y la felicidad que sentía en ese momento. Saber que Eddie estaba a mi lado, que había pasado la noche a mi lado, me llenaba de una sensación de paz y plenitud que no había experimentado antes.

El agua tibia de la ducha caía suavemente mientras nos sumergíamos en un momento de complicidad y amor. No podía evitar admirar a Eddie, sus ojos reflejaban una mezcla de ternura y complicidad que me hacía sentir seguro y amado.

— Te amo — susurré, dejando que mis sentimientos fluyeran libremente — Amo tenerte así, cerca de mí.

Eddie me abrazó con cariño, sus brazos envolviéndome en un gesto de protección y afecto.

— También te amo — respondió, su voz resonando con calidez — Más de lo que puedo expresar.

Salimos de la ducha y nos sentamos a desayunar juntos, disfrutando de la tranquilidad de la mañana. Mientras compartíamos ese momento íntimo, Eddie expresó sus preocupaciones sobre cómo manejar la situación con Chris.

— No sé cómo decírselo a Chris — confesó Eddie, con una mirada de incertidumbre en sus ojos.

Tomé su mano con ternura, transmitiéndole mi apoyo incondicional.

— Lo haremos juntos, Eddie — le aseguré — Quiero que Chris sepa que estamos aquí para él, que puede contar con nosotros.

Una sonrisa de alivio se dibujó en el rostro de Eddie, comprendiendo el mensaje de confianza y seguridad que quería transmitirle. Estábamos listos para enfrentar cualquier desafío juntos, con amor y determinación.

La estación de bomberos estaba impregnada de una energía especial esa mañana. Mientras Eddie y yo nos dirigíamos hacia nuestro turno, notamos las sonrisas cómplices y los gestos de apoyo de nuestros compañeros al vernos juntos.

Ravi se nos acercó con una sonrisa amplia, expresando su alegría por nuestra relación.

— ¡Estoy realmente feliz de verlos juntos, chicos! — nos felicitó Ravi con entusiasmo.

Eddie y yo intercambiamos una mirada de agradecimiento antes de responderle.

— Gracias, Ravi. Significa mucho tener tu apoyo — le dije, con una sonrisa sincera.

Justo en ese momento, Chimney y Hen, como de costumbre, no pudieron resistirse a hacer un comentario.

— ¡Miren nada más al hijo orgulloso de sus padres! — exclamó Chimney con una risa juguetona, señalando a Ravi — Parece que nuestro pequeño está feliz de ver a sus papás juntos.

Hen asintió, sumándose al chiste interno de la estación.

— Sí, es reconfortante verlos tan unidos. ¡Parece que la familia 118 está más unida que nunca! — agregó Hen con una sonrisa traviesa.

La broma nos sacó una risa a todos, y aunque era un chiste recurrente en la estación, nos recordó el lazo especial que compartíamos como equipo. Con el respaldo y el cariño de nuestros compañeros, Eddie y yo nos sentíamos más fuertes que nunca mientras nos preparábamos para enfrentar las próximas horas de trabajo juntos.

911: BorderlineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora