Es un día de suerte para la rubia. Sebastián, inmerso en un mar de pendientes y reuniones de última hora, no tiene tiempo ni energía para dedicar a sus intentos de reconquistarla. La rubia respira con alivio, aprovechando esos momentos de calma para concentrarse en sus propias tareas, aunque su mente de vez en cuando vaga hacia los recuerdos de Abbie, quien sigue ocupando un lugar importante en sus pensamientos.
Justo antes de su receso, su teléfono vibra suavemente en el escritorio. Es un mensaje de Abbie. Un repentino cosquilleo de emoción recorre su cuerpo al leerlo. Abbie le cita para después del trabajo, enviándole la dirección de una esquina cercana para recogerla rápidamente. La rubia siente una mezcla de anticipación y nerviosismo, sabiendo que cualquier encuentro con Abbie siempre trae consigo una chispa de lo inesperado.
El reloj en la pared parece ralentizar su marcha, pero finalmente llega la hora de salir. La rubia se apresura a recoger sus cosas, despidiéndose de sus compañeros con una sonrisa que oculta su impaciencia. Sabe que Sebastián podría aparecer en cualquier momento, así que, al salir de la oficina, se mueve con rapidez, manteniendo un ojo atento para evitar cualquier encuentro no deseado. Cada esquina que dobla, cada sombra que pasa, la mantiene alerta, con el corazón latiendo un poco más rápido de lo normal.
Finalmente, llega al punto de encuentro. Ve el coche de Abbie estacionado discretamente a un lado de la calle. El motor está encendido, y la rubia puede ver la silueta de Abbie detrás del volante, su rostro iluminado por la tenue luz del tablero. Con un movimiento rápido, la rubia abre la puerta del copiloto y se desliza dentro del coche, cerrando la puerta casi en el mismo instante. Abbie arranca inmediatamente, queriendo alejarse del lugar antes de que alguien las viera. La rubia mira a su alrededor, asegurándose de que no han sido vistas, y luego se relaja un poco en el asiento.
—¿Pasa algo, Abbie? —pregunta la rubia, notando el aire de urgencia en la actitud de Abbie.
—Solo quería hablar contigo —responde Abbie, su voz sonaba tranquila pero con un tono que sugiere que tiene algo importante en mente—. ¿Vamos a tu apartamento? Si prefieres, te llevo a cenar primero.
La rubia, aún un poco nerviosa por todo lo que había sucedido en los últimos días, comienza a responder, pero Abbie la interrumpe con un ligero toque de impaciencia.
—Yo también tengo hambre. Vamos al Medallón —dice Abbie, con una sonrisa que suaviza su tono anterior. El Medallón es su restaurante favorito, un lugar acogedor donde siempre han disfrutado de comidas largas y conversaciones sinceras.
—Emmm, ok —responde la rubia, sintiendo que quizás cenar juntas es justo lo que necesitan para aliviar la tensión que ha estado en el aire entre ellas.
Mientras Abbie conduce, la rubia se permite un momento de reflexión, observando cómo las luces de la ciudad pasan fugazmente por la ventana del coche. Sabe que la conversación que Abbie quiere tener no será fácil, pero también siente una creciente determinación de aclarar las cosas entre ellas, de enfrentar lo que venga con la misma valentía con la que siempre ha enfrentado los desafíos.
***
El auto deportivo de la pelinegra se detuvo suavemente frente a la entrada del restaurante más exclusivo de la ciudad. Con un gesto elegante, el valet abrió la puerta para que ella y su amante, descendieran. Karina miró alrededor, sorprendida por la magnificencia del lugar. Nunca había visto algo parecido.Las puertas del restaurante, hechas de cristal y enmarcadas en oro, se abrieron automáticamente, revelando un interior que parecía sacado de un sueño. Candelabros de cristal colgaban del techo alto, proyectando una luz cálida y acogedora sobre mesas finamente vestidas con manteles de lino y vajilla de porcelana. El aire estaba impregnado con el delicado aroma de flores frescas y sutiles notas de una orquesta tocando en vivo.
ESTÁS LEYENDO
La Amante de Mi Marido
RomansEl deseo se apodera de ella cuando la descubre, una seductora rubia que no solo transforma su vida, sino que lo hace de una manera inquietante. Esta mujer hermosa oculta un secreto insólito, uno que despierta una obsesión peligrosa. La protagonista...