Capítulo 9 "Sentidos"

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Pov. Jennie.

Salgo de casa con los nervios inundando cada centímetro de mi cuerpo, mi bolso cruzado por delante y mis llaves en las manos.

Si mi yo de hace dos años me viera, le daría vergüenza. Parezco un personaje de comedia romántica. Feliz y nerviosa de poder ver a la mujer que me gusta y le gusto; en una noche random en la que el cielo esta despejado y el clima es preciso para disfrutar y descubrirnos juntas en esta avalancha de sentimientos crecientes a una velocidad abrumadora.

Son apenas las seis y cincuenta. Llegué antes porque quería verla salir igual que ayer. Gloriosa y poderosa de ese lugar en el que cual heroína de comic, salvaba vidas a diario y sin el más mínimo ápice de miedo o vacilación.

Le mando un mensaje avisándole que estoy afuera, en el mismo lugar del estacionamiento de ayer y la espero ahí. Me avisa que se demorará unos minutos ya que una cirugía de emergencia la había hecho atrasarse y aunque no me viera asiento, mientras le escribo que no se preocupe, que yo la esperaba pacientemente.

Desde el retrovisor puedo ver un par de miradas curiosas y una de ellas me llama la atención. La misma enfermera de antes estaba clavando su mirada asesina sobre mí. Si hubiera tenido visión de rayos láser ya hubiera salido volando por los aires con la explosión de mi carro.

Me bajo y con toda la intención cruzo la mirada con ella. Casi retándola a que se acercara a decirme algo, pero luego de una guerra de miradas de casi treinta segundos, se rinde y se va.

No podía sentirme mejor. Había sido una victoria estúpida, pero muy satisfactoria.

Luego de casi diez minutos más, Lalisa aparece por la puerta, con un vestido corto como el mío, pero de color blanco. Lleva unas botas preciosas que le aumentan casi diez centímetros y una gabardina negra y fina que es casi tan larga o corta como su vestido. El escote de su vestido no es muy pronunciado, creo que el mío es más escandaloso. Pero sonrío, porque sin querer íbamos combinadas.

Cuando ella me ve, lo primero que hace es mirarme las botas negras, la falda del vestido ajustado y los muslos que llevo al aire. Sus ojos son muy elocuentes y celebro internamente que le guste lo que ve. Es evidente, pero me pongo roja como un tomate. Algo que antes rara vez me había pasado.

ꟷHola ꟷes la primera en hablar y trago saliva solo para notar que tengo la garganta secaꟷ perdón por la demora.

Sus ojitos se ven preocupados, pero con su delineado marrón suave no puedo pensar en otra cosa que no sea el apodo que Rosé le había dado esta tarde, y es que "doctora sexy" le quedaba perfecto.

ꟷtranquila, no hay problema. ꟷes lo primero que sale de mi boca.

Está totalmente concentrada en mí. El ambiente tiene una tensión rara, pero de la buena y sus ojos parecen arder. Podía imaginar lo que estaba pensando, porque yo estaba en el mismo dilema: ¿Podría besarla?

Digo ayer ya nos habíamos besado y sinceramente ver sus labios ahora, con ese bálsamo suave y brillante de color rosa, era muy apetecible, como un dulce clamando que me lo comiera. Una tentación muy difícil de ignorar.

Me armo de valor y doy dos pasos hacia adelante para encontrar su cintura. Ella me sigue mirando expectante, pero en cuanto nuestros labios se juntan despacio y con necesidad, ambas soltamos un suspiro de alivio.

¿Así que esto era lo que necesitaba para calmarme? Es bueno saberlo.

Ella lleva sus manos a mi rostro y lo acuna con una dulzura que me conmueve el corazón y me hace sonreír de forma automática. Para cuando nos separamos ambas sonreímos cómplices, como si hubiéramos encontrado un lenguaje nuevo fuera de las palabras para transmitir lo que estábamos sintiendo.

HeartAttack | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora