Capítulo 46 "Nueva Vida"

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Krabi – Tailandia.
2:23 a. m.

Pov. Lisa.

El calor en Krabi era algo a lo que me había acostumbrado, aunque aún me despertaba a veces en medio de la noche, sudando,  como ahora

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El calor en Krabi era algo a lo que me había acostumbrado, aunque aún me despertaba a veces en medio de la noche, sudando,  como ahora.

El reloj marcaba apenas las dos de la mañana pero no podía volver a dormir. Ya estaba acostumbrada a esta rutina, era algo que usualmente me ha pasado durante el último año después de todo. No importa cuanta terapia lleve, ni cuanto trate de adaptarme a mi “nueva vida”. Siempre está ese lado mío lleno de preguntas de ¿Cómo era mi vida antes? ¿Cómo era yo misma antes? Y… la angustiante sensación de que había dejado cosas por resolver cuando decidimos mudarnos aquí.

Diana insistía en que no me preocupara, pero ¿Cómo podía no hacerlo? Apenas me conocía a mi misma. Ella dijo que me ayudaría y de hecho lo hizo, o más bien lo intentó a su modo. Me dejó docenas de mis investigaciones, libros que escribí y otros que se supone que leí cuando estaba en la escuela de medicina, también lo que se decía de mi en Internet y pude entender algunas cosas, pero aún no resolvía todo el laberinto de mi cabeza. Los primeros meses me obsesioné, pero eventualmente solo lo dejé ser y aprendí a convivir con esa rara sensación de que algo me faltaba.

La terapeuta dijo que lo mejor era retomar mis antiguos hábitos y lo intenté, con hábitos que Diana me dijo que tenía, que básicamente se resumían a mi trabajando, investigando o en el quirófano. ¿Acaso no tenía una vida fuera del trabajo? ¿Era una loca obsesionada por el trabajo?

Digo, entiendo que me haya gustado y haya estado muy comprometida con mi carrera, pero sabía que tenía que haber más. ¿Verdad?

La cosa era que aun así, con todos esos espacios vacíos por llenar, había logrado establecer una rutina para no volverme loca. Diana no mintió cuando dijo que la Fundación de su familia nos recibiría con los brazos abiertos. Salvo que ellos esperaban una gran cirujana, y yo aun no había podido volver a operar. Solo estaba en consulta y aun así dudaba de casi todo. Era como si estuviera volviendo a aprender desde cero, aunque cuando iniciaba, mi cuerpo y cerebro reaccionaban casi en piloto automático, con cosas que ni yo podía entender como sabia. Solo las sabia y debía confiar en mi instinto.

Pero ese mismo instinto me decía que no podía tomar un bisturí en este momento. No estaba lista y tal vez no lo estaría nunca más.

Las horas que pasaba atendiendo a los niños y a la gente del lugar, me daban un propósito que no encontraba en ningún otro lado. No era cirugía, no era lo que solía hacer, pero me sentía útil, y los niños me hacían sonreír. A veces, pensaba que quizás estaba bien así y quería convencerme de que había encontrado mi lugar. Pero habían destellos en mi, sobre todo de sentimientos o sensaciones que despertaban al ver una imagen o al oír una melodía. Y esos sentimientos que no comprendía del todo, eran los que me hacían dudar y detonaban estos episodios de insomnio y angustia.

HeartAttack | JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora