Nuevos amigos. El ataque de los tigres gemelos

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Me desperté sintiendo mucho dolor. Lo último que recuerdo fue haber sido desintegrado por el jutsu de esa chica de la Roca, Chiaki. Lo primero que vi fue una chica extraña con una banda ninja de la Nube.

—¿Te encuentras bien? —preguntó—. ¿Puedes recordar tu nombre?

—Akio, soy Akio Uchiha.

—Es un placer —dijo—. Yo soy Yuri Tenshi, acabo de tratar tus heridas. ¿Te sientes mejor?

Negué con la cabeza.

—Siento como si me hubiera pasado un tren por encima.

—Me halagas, pero no soy un tren —dijo un chico robusto y rubio—. Mi nombre es Hideki.

—¿Quiénes son ustedes? —pregunté.

—Ellos nos salvaron la vida, Akio —dijo Hiroko—. Ahuyentaron al equipo de la Roca y nos curaron. Él es Hiroshi Yatora.

Vi a Haruki inconsciente junto a un chico más joven, este acariciaba a Akane con cierto temor, pero ella no se comportó agresiva. Recuerdo que Haruki mencionó que Akane puede olfatear las malas intenciones o el miedo en el chakra de cualquier persona, así que me sentí más tranquilo.

—Gracias por ayudarnos —dije—. Pero debemos irnos, sólo nos quedan como catorce horas antes de que llegue el barco.

—Estoy de acuerdo —dijo Hideki—. Nos queda poco tiempo. ¿Qué tal si nos vamos todos juntos a la costa?

—No podemos —dije—. Nos hace falta una moneda para aprobar el exámen.

—Tus amigos están agotados y heridos —señaló Yuri—. Tú no estás mejor que ellos. Es una suerte que no tengas nada roto, pero tu red de chakra es un desastre. El flujo está regresando a la normalidad, pero tardará un poco.

—A veces hay que aceptar que fallaste —dijo el chico joven—. Intentarlo la próxima vez.

—Eso no es una opción —dije con firmeza—. Para mí este examen lo es todo. Significa el prestigio de mi apellido y la confianza de mi familia. No puedo fallar a la mitad.

No pude evitar que mi voz se quebrara. Sacudí la cabeza con frustración.

—Me disculpo por eso —dije mientras me ponía de pie—. Debo ir a conseguir esa última moneda.

—Haruki se encuentra muy lastimado —dijo Hiroko—. Akane tiene una pata torcida y una costilla rota. Nadie puede pelear así.

—Entonces iré solo —dije—. Esperen en la playa, ocultos. Me llevaré las monedas, será todo o nada.

—Akio...

—Admiro tu determinación —comentó Hideki—. Pero estás siendo un poco idiota.

—¿Disculpa?

—Te voy a ayudar —dijo decidido—. Yuri y Hiroshi llevarán a tus amigos a la playa y los protegerán. Tú y yo iremos por esa moneda.

—¿Y si te desafío por una de tus monedas? —sugerí—. Aquí y ahora. Un combate justo entre shinobi.

Hideki dejó salir una risa nasal.

—Admiro tu valor, Uchiha. Pero no tienes oportunidad, créeme y no estamos en igualdad de condiciones, tú estás herido. La mejor opción es que vayamos juntos.

Quería darle un golpe, me recordó a los fanfarrones de Jurō y Ranmaru. Pero la parte razonable de mi cerebro sabía que tenía razón.

—Está bien —dije—. Pero prométeme que ellos estarán a salvo.

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