Ryū vs Shizu. Sharingan contra Byakugan

13 1 9
                                    

Shikaro abandonó la arena y regresó a las gradas, casi al mismo tiempo Inoha regresó a incorporarse con sus compañeros de Konoha. Todos los de su generación estaban emocionados por su victoria, pues nadie hubiera pensado que vencería a un miembro del equipo genin más fuerte de la aldea.

—Eres increíble —señaló Kaede—. Qué forma de usar el entorno a tu favor.

—Creí que el equipo de Shōn-sensei era invencible —dijo Kai—. Ahora me siento menos nerviosa gracias a ti.

—Nada mal, Nara —apuntó Jurō—. Y yo que creí que te rendirías.

—No pues gracias —dijo Shikaro.

Akio se aproximó, se le veía algo nervioso, abrió la boca, pero las palabras se le atoraron en la garganta. Sonrió y se sonrojó.

—Eso fue —empezó—... Fenomenal. Felicidades.

—Gracias —sonrió Shikaro.

Los dos sintieron un deseo casi incontrolable de abrazarse, pero también pensaban que el otro los rechazaría si lo intentaban. A pesar de sus interacciones pasadas, no estaban seguros de que el otro sintiera lo mismo, especialmente Akio, que se mostraba confundido por el actuar de Shikaro en muchas situaciones.

Finalmente, Akio le extendió el puño y ella lo chocó. Luego se pararon lo más lejos uno del otro. Los combates continuaron, los siguientes nombres en ser llamados fueron:

—¡Oka Fujita!

—¡Akemi Terumi!

Oka era una chica de la Aldea Escondida entre la Arena. Usaba un kimono rosado y blanco, estaba ceñido con una cinta color arena y tenía bordados los Kanji de botón de cerezo (桜) y flor (華); tenía medias largas de color negro y sandalias marrones. Su cabello era rosado, recogido en una cola de caballo, pero largos mechones le caían por los lados de la frente, uno de ellos, el derecho, tenía pequeños broches de flores y en el lado izquierdo de su cabeza tenía un broche más grande con una flor de cerezo. Sus ojos eran color lila, considerada una de las más hermosas, venía de un clan muy rico de su aldea, famosos por la creación de oasis artificiales en el País del Viento.

Akemi la miraba embobado. Él era un poco más joven y no era tan frío o despiadado como Eitsuko o Ayame. Por mucho que el Mizukage se esforzaba por hacerlo más cruel e insensible, la personalidad alegre del niño siempre sobresalía.

—Yo soy un ninja médico —dijo Oka, tenía una voz dulce y relajante—. De acuerdo con Los principios del ninja médico, escrito por la Quinta Hokage, no debo entrar en combate directo.

—¿Entonces te rindes? —le preguntó Akemi.

—Para nada —respondió ella con elegancia—. Sólo espero que me disculpes por terminar esto rápido.

—No coman ansias —dijo Yomoda—. Prepárense.

Akemi se puso en posición. Oka buscó algo en una pequeña alforja que colgaba de su cintura.

—¡Comiencen!

—¡Estilo Corrosión: Jutsu de niebla corrosiva!

La nube de humo fue expulsada de su boca. Oka arrojó una bomba de humo que terminó combinada con el gas corrosivo de Akemi.

—Espero que no le haya dado —dijo el muchacho.

Tres kunai salieron disparados a través de la nube de humo. Akemi logró esquivar dos, el tercero lo rozó en el brazo izquierdo.

—¿Pero qué rayos...?

De un segundo a otro dejó de sentir su brazo izquierdo, no podía moverlo y sólo le colgaba inerte. Oka saltó y desde esa posición le arrojó más kunai y shuriken. Akemi asumió que también estaban envenenados, los esquivó, pero era difícil con su brazo inútil.

Shinobi Gaiden Donde viven las historias. Descúbrelo ahora