El Mizukage había preparado un área privada para que cada aldea pudiera entrenar. No me agradaba la idea de estar cerca de Shizu o Ranmaru, así que los jōnin se organizaron para que pudiéramos entrenar en distintos horarios.
Mis compañeros se quedaron conmigo, entrenamos juntos, pasaron un par de días en el hospital, pero sus heridas no fueron tan graves como las de Yumi... Todavía me da escalofríos pensar en él y lo que le hice.
—Concéntrate, Akio —dijo Hima-sensei—. Tienes que entrenar tu cuerpo para que pueda reaccionar más pronto. Tú Sharingan no sirve...
—"...si mi cuerpo no es igual de rápido" —interrumpí—. Lo siento, sensei. Me esforzaré.
Himawari asintió y seguimos con el entrenamiento. Eso solía funcionar para que ella no me regañara más, mi cabeza estaba en otro sitio estos días y mi maestra solía notar esos detalles durante las prácticas. Cuando terminó el entrenamiento decidí recorrer la aldea un rato, regresé al hostal para tomar un baño y cambiarme de ropa.
Tenía hambre, lo primero sería buscar un buen lugar para comer y después ya vería. Encontré una cafetería donde ordené un sándwich de pavo y queso, un café y una dona. Mis amigos tenían planes hoy, Hiroko fue con Shikaro y Chōan a entrenar un poco y Haruki hizo algo muy valiente.
Ayer después de entrenar, me vi con Shikaro para ir a caminar un rato, esperando que las cosas dejarán de ser tensas entre nosotros y volviéramos a ser como antes.
—¿Qué tal va el entrenamiento?
Fui yo quien rompió el silencio, llevábamos cinco minutos caminando y ninguno había dicho nada. Ella miró hacia el cielo y se encogió de hombros.
—Regular —dijo—. Giyu-sensei trata de enseñarme taijutsu y kenjutsu, pero la verdad no es mi estilo. Es más el tuyo.
Me dio un codazo amistoso en las costillas, le respondí con una sonrisa incómoda, después regresamos al silencio. Caminamos por una avenida larga donde había muchos restaurantes, vi familias pasando un rato agradable, amigos conversando sobre la vida y un alto número de parejas compartiendo un rato romántico. Eso tensó mucho más el ambiente. Cuando al fin llegamos al extremo opuesto, vimos a Haruki e Inoha en la terraza de una cafetería.
—Ven, ocúltate aquí.
Shikaro me tomó por la muñeca y nos ocultamos detrás de la esquina de aquella cafetería.
—¿Por qué querías que viniéramos? —preguntó Inoha revolviendo su taza.
—Bueno, verás —Haruki tomó aire—. Me pareció que era un lindo día para pasear y tomar algo caliente. ¿Quieres un pastel? Hoy yo invito.
—Está nervioso —susurró Shikaro—. Pero lo disimula bien.
Me arriesgué a asomarme un poco, con mi Sharingan podía ver bien todos sus movimientos.
—De acuerdo, pero sólo una rebanada —dijo Inoha—. No quiero perder mi figura.
—Eso no le quitaría lo bonita —murmuré.
Shikaro me golpeó en el estómago.
—¡Oye! —me quejé en voz baja—. ¿Por qué hiciste eso?
Shikaro se puso roja.
—No hables así de mi amiga.
La ignoré y seguimos escuchando. Compartieron un pastel de limón, siguieron conversando durante varios minutos, nada interesante en realidad. Me aburrí y estaba por decirle a Shikaro que nos fuéramos, cuando...
—Hay una cosa más —dijo Haruki—. Algo que quiero preguntar...
Vi con el rabillo del ojo como Akane salió del abrigo de Haruki.
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Shinobi Gaiden
FanfictionHan pasado casi 100 años desde la conclusión de la Cuarta Guerra Mundial Shinobi y la derrota definitiva de Madara Uchiha; casi un siglo desde la última batalla entre Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha. Desde entonces, el mundo de los ninja ha vivido en...