cuarenta y cuatro.

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Después del colegio y de esa pequeña charla que tuvieron, subieron al auto y Sehun condujó hasta el centro comercial donde llevaría a Soobin a comer, por un helado y quizá a la juguetería o a ese lugar de las máquinas de peluches que tanto le ilusionaba ir. Mientras se quedó pensando en como poco a poco se iba ganando la aprobación de su pequeño, con el simple hecho de demostrarle que era más cariñoso, flexible y comprensivo y mejor candidato para ser el novio de su madre, que Kihyun, tendría a ese niño a sus pies, se lo ganaría y finalmente tendría el honor de proclamarse ahora sí como su padre.

En el camino hablaron sobre el colegio de Soobin y el trabajo de Sehun, tenían tantas cosas en común, como por ejemplo, odiaban los deportes y les gustaba mucho dibujar. Amaban los animales, el pan y el helado.

Que no se note que son padre e hijo

—quiero que no te sueltes nunca de mi mano, ¿de acuerdo?, si necesitas que vayamos al baño, o que descansemos, pídemelo, pero por favor no te sueltes, no puedes andar tú solo en este tipo de lugares, hay muchas tiendas y mucha gente, sólo quédate a mi lado y avísame cualquier cosa que necesites, ¿esta bien?

—sí hyung.. me sudan un poquito las manos.. ¿eso no te molesta?— se anticipó con pena, a su padrastro siempre le incomodaba eso y jamás quería tomarle la mano. Creía que era algo malo y que tenía que avisar antes de tomarle la mano a alguien.

—¿porque debería hacerlo?, tranquilo, nos detendremos en el baño de la heladería para que puedas lavarte y comer tranquilo. Vamos pequeño.

Soobin tomó la mano de su amigo y caminaron hasta la plaza comercial, era un terreno enorme, con muchas tiendas, fuentes, jardineras y algunas estatuas de dinosaurios, estatuas de personajes históricos y muchas otras cosas más. Soobin estaba impactado por todas las cosas bonitas que veía ahí, ahora entendía porque Kihyun decía que este tipo de establecimientos era para gente de dinero.

—¿trabajas vendiendo casas o algo así?, ¿eres abogado?, ¿de que trabajas hyung?— Sehun rió por la repentina pregunta. —tengo un consultorio dental, arreglo dientes de niños traviesos que comen muchos dulces. ¿tú comes muchos dulces?— Soobin se quedó anonadado, rápidamente escondió sus dientes y negó con la boca cerrada. —eso creí, estoy seguro de que te cepillas y cuidas muy bien tus dientes para que el hada de los dientes se los lleve en perfectas condiciones y no tengas que pisar mi consultorio.

—yo no, pero Beomgyu come muchos dulces, ¿Tú puedes quitárselos?

Finalmente se detuvieron a descansar un poco en lo que tomaban un helado de casi medio litro, era una promoción y no podían desaprovechar. Sehun había acabado el suyo hace tiempo, le quedaba esperar a su hijo a que terminará el suyo.

Mientras comía y su amigo Sehun estaba un poco distraído en su celular. Pudo observar una cara familiar a lo lejos, cerca de la barra de la heladería. Se le iluminaron los ojitos al instante, por lo que bajo de su asiento y corrió a ver de quién se trataba.

—¡YongSun!— gritó a lo lejos un pequeño castaño con un uniforme que le parecía familiar. Rápidamente su mente recordó la vez que curó las heridas de un pequeño que estaba siendo aplastado por su propio triciclo. —yo soy Soobin, ¡el niño que tú curaste!, ¿te acuerdas de mí?

La mujer sonrió y asintió, se agachó para estar a la altura del pequeño. —¿cómo siguió esa rodilla?

—bien, eso creo, no me he vuelto a caer— sonrió y rápidamente dirigió sus manos al borde de su pantalón para descubrir la cicatrizada herida que tenía en su rodilla. —¿dónde está Hueningkai?, ¿él vinó contigo?

Soobin sabía que esa mujer vivía en casa de su Hueningkai, buscó con la mirada detrás de la mujer frente a él para ver si no había un pequeño castaño de su tamaño cerca de ella. —no, lo lamento tanto.. no sé dónde está él, deje de trabajar con sus papis hace tiempo, ellos tuvieron que mudarse y yo no pude ir con ellos, ¿no lo sabías?

Después de la palabra "mudarse", no escuchó más que su corazoncito romperse y todas sus ilusiones también.

Sehun apareció corriendo detrás de él, preguntando si se encontraba bien y el porque había desaparecido de su lado. Soobin estaba inmóvil, no escuchaba, ni hablaba, no veía nada que no fuera al suelo. Perdió la noción de todo lo que estaba pasando a su alrededor.

—niño, ¿estás bien?, te está hablando tu papá— hablo YongSun tratando de sacar a Soobin de la luna. Pero no obtuvo respuesta.

¿Mudarse?, ¿a dónde?, ¿sin avisarle?, ¿estaría enojado?, ¿habría sido su culpa?

Comenzó a llorar, aferrandose a lo único que tenía a su alcance. Los brazos de su papá. YongSun se disculpó con Sehun y se retiró de ahí, Soobin no dejaba de sollozar mientras aún estaba abrazado de los hombros de Sehun quien lo cargo hasta la mesa donde antes se encontraban, tomó su envase de helado y lo llevo con él. Tal vez después de ese incidente tendría ganas de comerlo.

—mi amor, ¿puedo preguntar qué te pasó?, ¿qué te dijo esa señora?, ¿te hizo algo malo?

—ella era la nana de mi mejor amigo y ahora ella ha dicho que él se mudó y ahora no sé a dónde, no lo volveré a ver nunca— todo esto lo dijo entre sollozos, estaba tan dolido. Definitivamente no era algo que se esperará, esperaba cualquier cosa menos que le dijeran que su mejor amigo se había ido para siempre, jamás lo volvería a ver. De eso estaba seguro.

No podía con el dolor más grande que pudo haber experimentado en su corta vida, le dolía. No podía con la idea de saber que jamás en su vida vería a Hueningkai, en su corazoncito no cabía otra cosa más que la esperanza de que él volviera, pero tampoco tenía la certeza de donde estaría como para estar completamente esperanzado a que él volviera.

Estaba tan triste.

Sehun solamente podía consolarlo con besos y pequeñas caricias en su espalda. —¿aún quieres ir a la máquina de peluches?, tal vez encontremos algo que te suba el ánimo.

Soobin negó casi gritando con un rotundo "no", no quería nada en ese momento que no fuera Hueningkai.

Sentía que nada podía animarlo en ese momento.

pretty boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora