cincuenta y tres.

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Mentiría si dijera que no se estaba retorciendo de los celos al ver a Hueningkai rodeado de chicas, le hervía la sangre de solamente ver como todas esas tipas se le restregaban por todo el cuerpo y riéndose como retrasadas mentales para intentar ligar con el castaño. Él solamente podía ver desde lejos, sentado en uno de los sofás, bebiendo jugo, pues se negaba a probar el alcohol de la fiesta. Beomgyu le había dejado solo y al parecer se le había olvidado su promesa. Ayudarle a hablar con Hueningkai.

Se sintió estúpido, sus amigos estaban pasándola bien y él solamente estaba ahí, existiendo. Nadie alterno a su grupo se le había acercado a hablar, sentía que definitivamente sobraba en ese lugar. Tuvo tantas ganas de llorar por lo mal que se sentía, debía hacer el intento por buscar a Beomgyu y decirle que se iba, solo, no sabía cómo, pero debía irse de ese lugar, no pertenecía ahí, solamente sentía que las pocas miradas fijadas en él, eran para juzgarle y burlarse. Se levantó de su asiento y partió en búsqueda de Beomgyu, la última vez que lo vió, fue junto a la barra de bebidas mendigandole tragos a una rubia. Se dirigió al lugar, sin embargo, no lo vió más, seguramente ya estaría en los baños cogiendo con alguien, pero evidentemente no lo buscaría ahí. Simplemente suspiró, y de pronto sintió como alguien le había tomado el brazo por sorpresa, por lo que se volteó de inmediato, ligeramente exhaltado por la acción. —hey, me asustaste..— Su corazón se tranquilizó cuando vió de quién se trataba.

Pero tan pronto como lo hizo, su corazón volvió a bombear intensamente. Hueningkai estaba parado frente a él, con una sonrisa que le estaba haciendo perder la cabeza. —perdóname, de pronto ví que te levantaste del sofá, ¿ya te vas?

—pensaba hacerlo, no me gusta estar aquí. Ni siquiera debí haber venido.— Se mostró apenado. —oh, no digas eso, es bueno que hayas venido. Pero tienes razón, no es agradable estar aquí. ¿Esperaras a alguno de los chicos o.. puedo irme contigo?, estoy empezando a incomodarme con aquellas chicas.

El corazón de Soobin entró en un estado de taquicardia, ni siquiera terminaba de procesar que había vuelto a ver a Hueningkai, que estaba frente a él, que tuvo un cambio impresionante, que estaba más guapo de lo que recordaba y ahora, estaba solo, frente a él, y él quería irse con él. Rápidamente sus mejillas se colorearon de carmesí y sus palabras se volvieron tartamudas. —eh.. yo.. pensaba esperar a Beomgyu.. pero no sé ni siquiera como irme a casa..

—ni yo jeje, ¿puedo quedarme contigo el resto de la noche?, busquemos un lugar para hablar, podemos esperar a los chicos si quieres, o.. puedo llamar un taxi, no lo sé, hagamos lo que quieras.

Soobin no podía creer que ese hombre le estaba dando la libertad de decidir que hacer. No podía con eso. —creo que.. deberíamos esperarlos..— le ponía nervioso el hecho de irse con Hueningkai. Y también el sermón que Beomgyu le daría por no haberle esperado. La mejor opción era esperarlo, al menos, ya no lo haría solo. Hueningkai le sonrió, eso tal vez era un sí de su parte. Le tomó la mano y lo guió hacía arriba, suponía que en esa zona iba a ser algo mucho más privado, por todas las parejas que escogían ese lugar para fajar. Soobin solamente se dejó llevar, estaba totalmente cegado por aquel hombre que le estaba llevando de la mano, se sentía en las nubes. Ni siquiera había tomado ni una sola gota de alcohol, pero sentía que estaba alucinando.

Soñó con ese momento toda su vida.

—aqui estamos mejor, ¿no crees?— Soobin asintió tímido. —eres muy callado, cuéntame algo. ¿De dónde conoces a los chicos?

Para Soobin, esa pregunta fue una bala directo a su pecho. Le dolía que no le reconociera, pero intento actuar con naturalidad, debía hacerle saber que se conocían hace tiempo, debía hacerle saber que tuvieron algo cuando eran más pequeños. Pero le daba muchísima vergüenza, creía que sería algo demasiado imprudente. Soobin suspiró, subiéndose en una mesa que estaba en la esquina del pasillo cerca de la ventana, mirando hacia abajo donde se miraba gran parte de la ciudad luminosa. Hueningkai se incorporó entre sus piernas sin llegar a tocarse, solamente se colocó ahí para tener una mejor posición al charlar. —del colegio. Todos somos del mismo grupo. ¿Y tú?

pretty boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora