setenta y siete.

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Le gustaba estar así, expuesto completamente a disposición de su amado castaño, desnudo, con las piernas abiertas y su miembro palpitando dentro de su entrada en espera de que su agujero se acostumbrará al tamaño para poder continuar con la noche. Su novio le acariciaba el rostro, viajando sus pulgares desde su mejilla hasta su clavícula, admirando cada parte de él. Más no le dirigía la mirada, parecía estar un poco desorientado. —¿estás bien?— le preguntó, acariciando su hombro desnudo, haciendo sobresaltar al castaño quien rápidamente conectó sus ojos con los suyos. Le sonrió. —perdona, estoy esperando a que me digas que estás listo.

—Huening, ¿esto te gusta?

—¿qué dices?, claro que lo hace. No por algo siempre quiero estar contigo para hacerlo, quiero decir, es genial, ¿sabes?, tú eres tan genial y.. nunca había hecho esto, gracias por ser el primero.

Soobin sonrió tímido, enrrollando sus piernas y brazos al rededor del cuerpo del contrario, quien al sentirse abrazado por Choi, apoyo sus firmes brazos en el colchón, sintiendo sus respiraciones mezclarse mientras se miraban fijamente. —te amo Soobin.

—y yo a ti Hueningie. Quiero que hagamos el amor, estoy listo.

El castaño acató la orden y dió una embestida fuerte que hizo gemir de placer al contrario. —¡carajo!, justo ahí, por favor..

—¿quieres cerrar la boca?— dijo burlón, embistiendo por segunda vez.

—mmgh, ¡sí, cerraré la boca cuando me lo pidas!— una tercera embestida y atacó sus labios una vez más.

A la mañana siguiente agradeció a todas las deidades divinas existentes por darle la dicha de amanecer con Hueningkai en la misma cama, en sus brazos, junto a él. No había duda de que él era el que ganaba sobre todas las cosas, él era el único en su vida, no Jiyu, no Sunghoon, no nadie más. Besó la frente de Hueningkai para después revolver sus cabellos, se movió un poco, estirando su cuerpo para poder alcanzar su celular posado en el buró al lado de la cama, lo tomó y le envío un mensaje a Beomgyu que probablemente estaría en la habitación de al lado, pero le daba una pereza enorme tener que salir a buscarlo. Eran alrededor de las diez de la mañana, probablemente ya llevaba más tiempo despierto que él.

"buenos días.
¿pudiste tirarte a Kang?"

"que te importa (sí).
¿dónde estás?, ¿en donde te cogió Hueningkai?"

"estoy en su habitación y que te importa también. ¿Qué haremos?"

"no lo sé, estoy demasiado agotado, pero no quiero que esto se acabe, ¿tú qué harás?"

"ok, gracias por dejarme de lado por ese rubiecito.
supongo que esperaré a que Huening despierte, después no lo sé."

"bien, avísame cuando lo haga.
si estás en la habitación de al lado tapate los oídos, ¿vale?, te quiero."

"gracias por preocuparte, te quiero más."

Suspiró y soltó una pequeña risita pensando en lo ocurrente que era su amigo, bloqueo su celular y cuando lo quito de su vista, se encontró con unos encantadores ojos miel mirándole fijamente con una enorme sonrisa, desde su pecho. —buenos días.

—¿cuánto tiempo llevas ahí?

—desde que te moviste, ¿con quién mensajeabas?

pretty boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora