cincuenta y cuatro.

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Era el quinto vaso de vodka que se bebía en la noche, estaba muy a gusto con Hueningkai platicando en la barra de bebidas, demostrándole que en efecto, era un experto bebiendo alcohol. Aunque por dentro su esófago estuviese ardiendo por la cantidad de alcohol ingerida, su cabeza le diera vueltas y se le estuviera empezando a notar lo ebrio a kilómetros de vista. Hueningkai le contaba sus experiencias en Busan, no se callaba la boca y eso le encantaba a Soobin, escucharlo. Aunque para ser sincero, no estaba prestando ni la mitad de atención a lo que saliera de su boca, solamente estaba atento a lo sexy que se veía tomando y hablándole tanta cosa que ni siquiera tenía noción de lo que era.

—creo que ya he hablado demasiado.. ¿porqué no me cuentas algo de ti?— para esto, Soobin ya estaba tambaleandose en la barra, sosteniéndose con las pocas fuerzas que tenía. —¿Soobin?— Hueningkai le hizo señas con la mano literalmente frente a sus ojos, pero simplemente no lograba captar su atención. Se sentía muy ebrio, su cabeza le daba vueltas y no tenía consciencia de nada ahora. Hueningkai se dió cuenta de esto, por lo que intento moverlo de ahí para llevarlo arriba a alguna de las habitaciones que esperaba, estuviesen desocupadas. Por inercia, movió sus piernas casi a rastras, siguiendo al castaño que intentaba ponerle seguro. —¿a dónde vamos Hueningie..?

Sintió como Hueningkai lo arrastraba con él en búsqueda de una habitación disponible en la casa, él simplemente se dejó llevar, se sentía cansado, todo le daba vueltas, tenía ganas de vomitar y quería dormir. Cuando finalmente Hueningkai encontró un espacio, entraron. —Soobin, estás mal. Lo mejor es que descanses aquí, me quedaré contigo, ¿de acuerdo?, pero no puedes seguir bebiendo.. aunque, me da risa que te pones así con tan poquito, creí que eras de más batalla— Se burló, invitando a Soobin a sentarse en la cama que estaba detrás de ellos donde finalmente podrían descansar un poco. Estaba claro que sus amigos iban a seguir la fiesta hasta el amanecer. El pelinegro ignoró sus burlas y se dejó caer boca arriba en la cama, se talló los ojos y estiró su cuerpo. Estaba demasiado agotado.

—mi mamá va a matarme.— se quejó, tenía la voz quebrada, demasiado distinta a como hablaba normalmente. Evidentemente estaba ebrio. Hueningkai rió levemente, y también se tiró al lado de Soobin en la cama. —¿aún te regaña tu mami..?

—cállate, siempre lo hace. ¿Tus padres no te regañan?, ya veo porque eres así de malcriado. Siempre fuiste así.

—¿cómo asumes eso?, pero haz acertado, siempre he sido un malcriado..

—agh, no te hagas el tonto Hueningkai, no es posible que reconozcas a todos esos imbéciles excepto a mí. ¿O ya te olvidaste de nuestro romance de niños?,

Al parecer la sinceridad de Soobin salía con unos cuantos tragos de alcohol. Soobin mantenía sus manos pegadas a sus ojos, tratando de hacer que su vista se aclarara, mientras que Hueningkai le volteó a ver desconcertado. —¿dé que hablas?

—voy a hacerte memoria. Íbamos en el mismo colegio, nos caíamos mal, un día me obsesione contigo, me hiciste gay, me hiciste creer que también te gustaba, fuimos a la pijamada de Beomgyu, dormimos juntos, nos dimos un beso, Yeonjun y tú se pelearon por mi culpa, te fuiste del colegio sin decir absolutamente nada, no volví a saber nada de ti, hasta hoy. Reconoces a todos excepto a mí, te haces el loco y te presentas como si jamás hubiera pasado nada entre nosotros, me invitas a beber y ahora estás acostado a mi lado, ¿ya lo recuerdas?

Mientras lo escuchaba, recordó tantas cosas que hicieron que una punzada en su pecho se hiciera presente. Ambos se quedaron en silencio hasta que Hueningkai decidiera procesar todo. Los primeros días, viviendo con la ausencia de Soobin, días después de su mudanza, vivió tantos eventos traumáticos que se quedaron estancados en esa etapa de su vida, junto con Soobin. Siempre creyó que él había sido un sueño, un amigo imaginario del que no recordaba ninguna interacción física, todo sucedía en su mente. Pero ahora con las cosas que Soobin le había dicho, hizo memoria. Todo eso que él recordaba como un sueño, había pasado.

Una oleada de emociones recorrió su pecho. Desde que vió a Soobin, no ha podido dejar de pensar en lo atractivo que era, su intención de invitarlo a beber y preguntarle cosas sobre su vida personal y demás, era para intentar ganárselo en la noche y llegar a algo más. Sin esperarse que ya habían vivido algo antes, sin saber que se trataba de algo mutuo. Suspiró al verle recostado en la cama junto a él. —¿es verdad todo lo que me dices?, ¿por qué los chicos no dijeron nada..?

—son idiotas, realmente no les importa mucho. Pero a mí sí, y me sentí horrible al ver que no me reconocias.

—bien.. perdona.. creo que me acuerdo un poco. Recuerdo que un día YoungSun apareció con un niño herido porque se le había caído el triciclo encima. Ambos rieron por el recuerdo, Soobin avergonzandose a la vez por recordar ese incómodo momento en el que tuvo que ir a casa de Hueningkai en esas condiciones. —cállate, yo recuerdo la vez en que un niño se puso celoso en plena pijamada simplemente porque alguien más dijo que era bonito.

Ahora todo tenía sentido. Quizá, todo estaba completo ahora. Ambos estaban riendo, felices, recordando sus momentos de niñez. Hueningkai se removió en la cama para quedar mucho más cerca de Soobin, llegando a abrazar a Soobin, abusando de la confianza que empezaba a generarse. —creí que estaba loco y que todas esas cosas habían pasado en mis sueños. Pero veo que.. mi sueño se hizo realidad, al parecer.

—no comiences de maricón.

—eres tú el que estaba molesto porque no te reconocí, ¿qué debo haber para compensarte?

Soobin quitó sus manos de sus ojos, para después girarse en dirección a Hueningkai. Esta vez, quedando frente a frente, con un escaso distanciamiento, ambos mirandose mutuamente con una sonrisa en los labios, muriendo por qué ocurriera algo más. Algo que quizá ninguno recordaría al amanecer. El castaño colocó su brazo sobre la cadera del más alto, sintiendo como empezaba a acumularse el calor en la habitación. —no lo sé, me debes muchísimas cosas desde que te fuiste. Pero creo que un beso, arreglaría todo.

Hueningkai río. Soobin parecía muy decidido.

Y así fue. Se acercó lentamente a él sin decirle absolutamente nada, uniendo sus labios de forma inesperada, ambos saboreando el leve sabor a licor en los labios contrarios, besandose con ternura. Soobin estaba gritando internamente por lo que estaba pasando, sus labios eran torpes, jamás en su vida había besado a alguien en los labios, y menos con los movimientos que Hueningkai empezaba a hacer con sus labios sobre los suyos. Se dejó llevar, era algo que había estado esperando toda la vida.

Algo de lo que mañana, no se acordaría.

pretty boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora