setenta y nueve.

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Ni siquiera supo en que momento su vida se había desmoronado tanto. Pensaba que volver a ver a Hueningkai le había hecho mal, le había traído problemas con todo el mundo desde perder a su madre hasta que todo el colegio tuviera un vídeo íntimo suyo en su posesión, con el poder de destruir más su vida con solo un click.

No había recibido un mensaje de Hueningkai desde la mañana, antes de que todo pasará. No podía creer su cinismo, primero lo negaba frente a su hermana, le mentía, le excluía y probablemente se reía en sus adentros de él, para después filtrar su vídeo íntimo que ni siquiera él tenía en su poder y como la cereza del pastel, mandarle mensajes como si nada estuviese pasando.

Había confiado en él.

Mientras la dulce hermana de Beomgyu le preparaba un té para relajarse y poder dormir bien después del terrible estrés sobrecargado en sus hombros que llevó a lo largo del día, Beomgyu, quien momentos antes había estado ocupado horneando galletas para él con ayuda de su madre, se dirigió a la puerta después de haber escuchado el timbre resonar por toda la casa.

—¿¡qué mierda haces aquí?!, ¡tremendo hijo de puta te voy a matar con mis propias manos!!— todos en la cocina se sobresaltaron al escuchar al rubio afuera gritarle al desconocido en la puerta corriendo en automático para saber que es lo que estaba pasando. La madre de Beomgyu corrió aún más rápido al ver a su hijo montarse a golpes en un castaño unos centímetros más alto que él, dándole golpes con toda la intención de desfigurarle el rostro a puñetazos mientras el sujeto debajo de él trataba de meter las manos para defenderse.

—¡Beomgyu, por favor sueltalo!— Soobin se metió entre ellos, empujando a Beomgyu lejos del castaño debajo de él quien yacía con la comisura del labio partida y el ojo ligeramente moreteado.

—¡sueltame imbécil!— forcejeo con su amigo con intenciones de golpearlo también si no se hacía a un lado. —¡lo voy a matar, no lo defiendas después de lo que te hizo!

—¡basta!, por favor dejen de pelear, sólo dejen que se vaya, no tiene nada que hacer aquí.— protestó la madre de Beomgyu consiguiendo tranquilizar a su hijo y su amigo, dejando que el castaño aún en el suelo, se recuperará de la golpiza. Soobin suspiró mirándolo con tristeza, ¿qué hacía ahí?, ¿no era más fácil que lo humillará por internet como lo había hecho el resto del día?, ¿por qué se tomaba la molestia de viajar hasta allá para humillarlo?, ¿no le bastaba ya con lo que había hecho?

Hueningkai se levantó del suelo como pudo, mirando a Soobin con angustia y pena. —tenemos que hablar.

—¿por qué viniste hasta acá..?— había accedido a hablar a solas con Hueningkai por lo que tuvieron que irse a hacerlo en un lugar más privado, recorrieron el parque de la cuadra en donde vivía Beomgyu, quien no estaba muy convencido de dejar ir a su amigo a charlar con su novio. Después de caminar unos treinta minutos en silencio, el pelinegro decidió cortarlo. —¿no fue suficiente lo que hiciste por internet?, ¿también quiere venir a humillarme en persona?

—¿de qué hablas?, no me contestas los mensajes hace días y por lo que me enteré, supuse que venir a verte sería la mejor opción. Nadie sabe que estoy aquí, sólo Taehyun y mi hermana en unas horas. ¿Qué pasó, Soobin?, por favor dime que pasa..— intentó tomar la mano del pelinegro, acción que fue negada en lo absoluto, Soobin no quería ser tocado por ese extraño frente a él.

No lo reconocía en lo absoluto. No había rastro del chiquillo del que alguna vez se enamoró.

—no te hagas el que no sabes.. accedí a que nos grabaramos teniendo sexo esa noche sólo por ti, porque quería que tuvieras algo mío, algo nuestro, pero sólo lo usaste para perjudicarme, ¿sabes cómo me recibieron hoy en el colegio?, todos me vieron desnudo, todos me vieron en una situación que se supone, sólo seríamos tú y yo. Beomgyu lo vió, Yeonjun lo vió, la madre de Beomgyu lo ha visto, todo mundo ha visto el vídeo, hasta este punto creo que incluso mi madre sabe de esto, ¿por qué lo hiciste..?— dijo entre lágrimas, tratando de cubrir su rostro con la manga de su suéter, con la voz entrecortada y el corazón hecho trizas después de haberlo entregado a ese hombre. Hueningkai sintió su pecho doler al ver a su querido en esa situación.

pretty boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora