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Aquella noche, cuando Hinata se reunió con la familia MacUzumaki y el resto de personas importantes que estaban invitadas a la mesa del laird para cenar, buscó a Toneri MacŌtsutsuki entre los presentes

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Aquella noche, cuando Hinata se reunió con la familia MacUzumaki y el resto de personas importantes que estaban invitadas a la mesa del laird para cenar, buscó a Toneri MacŌtsutsuki entre los presentes. 

Para su más absoluta decepción, no lo encontró. Se dirigió al mismo sitio que había ocupado la noche anterior y, en el camino, el joven Konohamaru MacUzumaki la interceptó y le dedicó una mirada llena de admiración.

—Me han dicho que esta mañana le ha plantado cara al laird MacŌtsutsuki —le dijo.

Sus ojos rebosaban de orgullo y Hinata no se sintió merecedora de él. En realidad, había pasado bastante miedo durante su enfrentamiento con aquel hombre.

—Yo no diría tanto, Konohamaru. Solo le he hecho ver lo peligroso que era pasear a caballo entre la gente del campamento.

La sonrisa del muchacho se ensanchó.

—¿Solo? ¡Oh, lady Hinata, me encantaría haberlo visto!

Ella le devolvió aquella sonrisa que contagiaba y le apresó las manos con cariño.

—Ahora somos familia, llámame Hinata.

Konohamaru miró un momento sus manos entrelazadas y luego volvió a sus ojos. Enrojeció hasta la raíz del cabello.

—De acuerdo, Hinata —susurró, completamente cautivado.

Ella continuó su camino y Tenten se le unió antes de que llegara a la mesa.

—Creo que el joven Konohamaru se acaba de enamorar hasta los huesos de su cuñada —comentó divertida, en voz baja.

—Bobadas. Únicamente está impresionado por lo ocurrido esta mañana con el laird MacŌtsutsuki. Por aquí todo el mundo parece tenerle mucho respeto, ¿me equivoco?

—Del todo —Tenten resopló—. No es respeto lo que Toneri MacŌtsutsuki inspira: es puro miedo.

A Hinata no le extrañó. Recordó los ojos negros y esa pétrea expresión de su semblante que, junto al resto de su apariencia, transmitía pavor.

—Pensaba que me lo encontraría esta noche, sentado a la mesa con los demás jefes invitados.

—Por suerte, a Toneri no le gustan este tipo de reuniones. Aunque le han cedido una de las alcobas del castillo, prefiere la soledad de su tienda de campaña. Todos los demás lo agradecemos, créeme. ¿Te imaginas encontrártelo a solas en alguno de los oscuros pasillos que llevan a los dormitorios?

Hinata sintió que Tenten se estremecía y se hizo a la idea. Entendía lo que quería decir.

Fueron hasta sus respectivos lugares en la larga mesa y ella se dio cuenta entonces de que Naruto no había llegado. Se sentó cuando los demás lo hicieron y empezó a ponerse nerviosa al ver que, a su alrededor, todos cuchicheaban y la miraban más de la cuenta. 

Hinata la valienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora