Serie Flores de Konoha III
Una Maldición, una aventura, un sacrificio. Ella deberá decidir entre su corazón o la misión de salvar a su hermana.
- Adaptación a los personajes de Naruto
- Protagonistas Naruto y Hinata
- La historia imágenes y persona...
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Los ojos de Ino le parecían enormes, agrandados por la impresión que le había causado la noticia.
—¿Shion está embarazada? —musitó, como si de repente no entendiera el idioma en el que le hablaba Naruto.
—Eso es lo que tu hermana me ha dicho. De un inglés, al parecer.
Cuando la implicación de aquellas palabras caló en la mente de Ino, se tambaleó, y Sai, que permanecía a su lado, tuvo que sujetarla y acompañarla hasta uno de los bancos de piedra del jardín al que habían salido tras la discusión con Hinata.
—No puede ser... —balbuceó, ahora con la mirada perdida—. No, a Shion no la podemos perder como a Silene. Sabiendo a lo que se exponía, ¿por qué lo ha hecho?
Era una pregunta que Naruto no podía contestar. En realidad, no tenía mucha más información que darle. Si Ino quería averiguar más cosas, tendría que ser Hinata la que hablara con ella.
Viendo cómo le había afectado la noticia, el guerrero pensó que, tal vez, tendría que haberle contado algún embuste para lograr convencerla de que dejara partir a su hermana.
Sin embargo, era incapaz de mentirle y ofenderla dando por hecho que no sería capaz de lidiar con la situación. Su Ino era mucho más fuerte de lo que todos pensaban.
No.
Su Ino no.
Ahora, era la esposa de Sai.
—Hinata quiere marcharse de aquí para buscar a los descendientes de esa bruja que lanzó la maldición sobre vuestra familia. Al parecer, tuvo un hijo con vuestro antepasado. Tus hermanas creen que solo alguien que lleve en sus venas la sangre de ambos linajes podrá deshacer ese mal.
—Pero ¿por dónde empezará a buscar? No recuerdo haber escuchado nada, nunca, acerca de aquel hijo que Hamura tuvo con la bruja. ¿Tiene alguna pista que seguir?
—Ella no me ha dicho...
—La tengo.
La voz de Hinata interrumpió a Naruto. Apareció en el jardín con el gesto arrepentido y se acercó hasta su hermana para sentarse a su lado, en el banco de piedra.
—Perdóname por no habértelo contado yo misma —le dijo—. No quiero que corras más peligros, no quiero que te pase nada. Naruto me ha hecho ver que mi sobreprotección puede malinterpretarse, y necesito que te quede muy claro que no dudo de ti ni de tu fortaleza.
» Al contrario. Creo que tu coraje es admirable. Sin embargo, ahora eres madre y mi hermana menor —añadió, acariciándole la mejilla como cuando eran más pequeñas—, y me temo que aún debo aprender a tratarte como a una mujer adulta. Todo mi ser me pide a gritos que siga velando por ti, lo llevo en la sangre, no lo puedo evitar. Me dejaría matar si con ello salvara la vida de cualquiera de mis hermanas.