La noche anterior a que todos en Mullach Creige se percataran de la desaparición de Hinata, ella se encontraba en su alcoba, bastante repuesta de las fiebres que la habían mantenido en cama esos días.
Dharma había sido una buena compañía, solícita y amable, y la había cuidado con mimo incluso cuando había delirado, presa de los escalofríos propios del enfriamiento.
Cuando estuvo mejor, la jovencita había cogido la suficiente confianza como para preguntarle con timidez:—¿Quién es Naruto?
Hinata había enrojecido al escucharla.
—¿Dónde has oído ese nombre?
—Lo ha pronunciado usted en sueños —le había dicho—. Creo que lo llamaba, lo quería a su lado.
Por supuesto que lo quería a su lado. A cada minuto que pasaba lejos de él, se hacía más evidente lo mucho que lo echaba de menos. Y, a cada minuto, lamentaba más haberlo abandonado de aquel modo.
Sabía que no podía haber nada entre ellos, que no podía pedirle a ese hombre que volviera a abandonar a su familia, a su clan, por acompañarla de vuelta a Inglaterra una vez hubiera encontrado la manera de romper la maldición.
Naruto ya había sufrido bastante y se merecía una vida feliz junto a los suyos. E, incluso, si ella desaparecía para siempre, podría encontrar consuelo en los amorosos brazos de Tenten...
Hinata, en cambio, sabía que jamás podría olvidarlo.
Le había quedado muy claro cuando el laird MacŌtsutsuki la había acorralado contra la pared en el pasillo. Sus pensamientos, en aquel momento, se habían convertido en una auténtica maraña de ideas: tenía que haber sido más prudente, haber escuchado las miles de advertencias que le habían hecho al respecto de ese guerrero, no fiarse de su intuición cuando había creído que aquel hombre poseía un corazón distinto, tenía que haber pedido ayuda para lograr su objetivo y no seguir a un extraño hasta ese lugar en el fin del mundo...
Y, al mismo tiempo, tener tan cerca a ese otro hombre que poseía unas cualidades admirables y un peligroso atractivo, le había hecho darse cuenta de que al único que deseaba besar era Naruto.
En cuanto le hizo ver a Toneri que sus atenciones no eran bien recibidas, él la había dejado marchar. Hinata había respirado aliviada y quiso pensar que no se había equivocado con él. Si fuera un hombre cruel y caprichoso, habría tratado de forzarla.
En lugar de eso, el laird MacŌtsutsuki la había liberado. Y no había vuelto a verlo desde entonces. Le había permitido descansar sin molestarla lo más mínimo. ¿No era ese un indicativo de que, en verdad, su anfitrión era un buen hombre y no el monstruo que todos veían en él?
Había pensado en ello durante su convalecencia. Si conseguía que él la ayudara y que luego la devolviera sana y salva a Namikaze, como le había prometido, quedaría demostrado que ella llevaba razón desde el principio.
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Hinata la valiente
RomansaUna Maldición, una aventura, un sacrificio. Ella deberá decidir entre su corazón o la misión de salvar a su hermana. Serie Flores de Konoha III - Adaptación a los personajes de Naruto - Protagonistas Naruto y Hinata - La historia imágenes y persona...